Comienza la segunda fase de la campaña de movilización ciudadana para ahorrar energía
El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE) han puesto en marcha su segunda oleada de acciones que se prolongarán hasta finales de octubre y cuyo objetivo es transmitir mensajes específicos de concienciación relativos a la congestión del tráfico y despilfarro de combustible en las ciudades.
Las dos campañas que se ponen en marcha promueven la utilización del transporte público frente al uso indiscriminado y poco racional del vehículo privado, como medio principal para conseguir, no sólo un importante ahorro de energía y disminución de la contaminación, sino otra serie de ventajas como son la mejora de la calidad de vida, ganancia de tiempo y dinero.
Estas campañas pretenden invitar a la reflexión sobre nuestros hábitos diarios en lo que a transporte se refiere, proporcionando, además, consejos prácticos.
En este periodo se realizará igualmente una campaña específica para impulsar la demanda del consumidor de energía solar térmica para los hogares, ofreciendo a los usuarios la información que necesita para conocer las aplicaciones y ventajas de utilizar esta fuente de energía renovable de alta calidad y no contaminante.
Estas campañas estarán presentes en TV, Prensa, Radio, Internet y Exteriores.
Las campañas forman parte de las medidas contempladas en el Plan de Acción 2005-2007 de la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética de España.
La campaña que no se ha hecho
Sin embargo, a pesar de que el Ministerio trata de fomentar el ahorro energético, sigue ofreciendo a los consumidores una señal errónea de precios a través de una tarifa eléctrica que no refleja los precios reales de la energía, y que sería la forma más eficaz de moderar el consumo energético. De esta forma, la electricidad parece más barata (aunque no lo es), por lo que se consume más, o se consume sin las restricciones que un precio más alto podría provocar de una forma natural. Por lo tanto, el consumidor no sólo consume más, sino que además pagará más cara su energía en el largo plazo. Pero no lo sabe.
Al mismo tiempo, la industria, que también paga unos precios mucho más bajos de los costes reales por la electricidad que consume, no se ve presionada para invertir en sistemas de producción más eficaces que consuman menor cantidad de energía y le permitan reducir sus costes energéticos.
Por otra parte, el Ministerio de Industria tampoco ha aplicado restricciones a la venta o fabricación de las bombillas incandescentes o tradicionales, que consumen alrededor de cinco veces más que las bombillas de bajo consumo.

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