Una indígena hondureña gana el premio Goldman por luchar contra la construcción de una presa

Desde 2013, Berta Cáceres, una maestra de 42 años, se convirtió en el vivo rostro de la oposición a una planta hidroeléctrica en el río Guacelcargue, considerado sagrado por los pobladores nativos del país centroamericano. El anuncio se dio a conocer el mismo día en que la organización Global Witness, en un amplio informe sobre activismo ambiental, calificó a Honduras como el país más peligroso del mundo para luchar por los derechos de la naturaleza.

«Me siguen. Me amenazan con matarme, amenazan a mi familia. Esto es a lo que nos enfrentamos», dijo Cáceres, madre de cuatro hijos, en el citado informe, donde se asegura que al menos tres de sus compañeros fueron asesinados desde 2013 por oponerse a la obra. El premio, entregado en San Francisco (Estados Unidos), fue aplaudido por las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos en el país centroamericano, donde Cáceres es elogiada por su combativo trabajo con las bases.

La obra, de unos 50 millones de dólares, fue subcontratada por una empresa local al gigante chino Sinohydro y está temporalmente paralizada por las protestas lideradas por Cáceres al frente del Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH). Por su parte, los defensores del proyecto aseguran que la planta, con una capacidad de 22 megavatios (MW), forma parte de un plan para asegurar el abastecimiento eléctrico renovable en uno de los países más pobres de la región centroamericana.

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