Medio Ambiente advierte de los riesgos que implican los sondeos aprobados en el Mar Cantábrico
Así lo asegura la Secretaría de Estado de Medio Ambiente en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable concedida a estas iniciativas, cuya resolución publicó este jueves el BOE. El Ministerio de Industria es ahora el que debe conceder la autorización definitiva para que puedan llevarse a cabo. Los proyectos tienen como objetivo investigar el potencial gasista en la costa cantábrica, con la realización de dos sondeos de exploración de gas, Fulmar-1 y Pelícano-1, sobre una plataforma continental externa, a 16 y 22 kilómetros al norte de la costa de Elantxobe y Bermeo (Vizcaya), respectivamente.
La actividad de cada pozo comprende la movilización y anclaje de la plataforma y la perforación, con una profundidad máxima de 4.000 metros utilizando un tubo de acero que tiene un diámetro decreciente de 91 centímetros en el fondo marino hasta 21 centímetros en el extremo más profundo. El sondeo Fulmar-1 podría durar unos 38 días y después se realizaría el Pelícano-1 durante 38 días, aunque se alargarían entre 10 y 20 días por pozo en el caso de que Repsol realice pruebas de producción.
La DIA señala que la zona es «de baja actividad sísmica» y que a unos 15 kilómetros de Fulmar-1 y a 20 kilómetros de Pelícano-1 se encuentra la ría de Urdaibai, en la cual y sus inmediaciones coexisten varios espacios protegidos y merodean especies de aves como la pardela cenicienta, el paíño europeo, el cormorán moñudo y la pardela balear, esta última, en peligro de extinción, así como cetáceos como el delfín mular, el delfín listado, el delfín común, el calderón y el zifio de Cuvier, además de la tortuga boba y la tortuga verde.
Una vez recibidas las alegaciones que diversas entidades y organizaciones formularon durante el periodo de exposición pública de los proyectos, y consultado el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex), Medio Ambiente analiza los posibles impactos en la calidad de las aguas, por generación de ripios y la utilización de lodos de perforación, sobre la biodiversidad y los espacios protegidos, sobre las pesquerías y sobre el patrimonio cultural.
La DIA incluye un apartado de «sucesos accidentales», donde subraya que «la contaminación de las costas podría ser severa en el caso de colapso de la plataforma» y recalca que aunque «la probabilidad de un derrame de hidrocarburos es muy baja«, en ese caso, «el impacto podría llegar a ser severo en tramos localizados de la costa, incluyendo la parte de la costa perteneciente a los espacios de la Red Natura 2000 existentes». «Las aves serían el grupo más sensible a los derrames por su menor capacidad de huida, pero también podrían verse afectados los cetáceos y las tortugas marinas».
Repsol alega que, al ser pozos exploratorios de gas, la posibilidad de un derrame de hidrocarburos se restringe a la colisión de una embarcación de apoyo en el área de la plataforma, un accidente en las operaciones de trasvase del barco de suministro de combustible o un blowout, es decir, flujo descontrolado de hidrocarburos de un pozo debido al fallo en los sistemas de control de presión, con escape condensado.
En la costa de Tarragona
Por otro lado, Medio Ambiente también declaró favorable la Declaración de Impacto Ambiental al proyecto ‘Adquisición sísmica del área de Casablanca’, que Repsol pretende iniciar en aguas marinas de Tarragona. El objetivo buscado, según la resolución publicada, es «identificar en detalle los fondos de los reservorios de hidrocarburos situados entre 2.400 y 3.000 metros bajo el mar, determinar las propiedades de los mismos y obtener un mejor conocimiento de la estructura geológica de la zona».
Repsol desarrollaría el proyecto en un área rectangular de 732 kilómetros cuadrados en el Mediterráneo, a unos 18 kilómetros de la costa de Tarragona en su parte más cercana y a profundidades marinas de entre 90 y 800 metros. La compañía petrolera utilizaría emisores de ondas acústicas arrastrados detrás de una embarcación especializada a una profundidad de unos ocho metros bajo la superficie del mar. El área de actuación comprendería varios espacios protegidos, principalmente el Parque Natural del Delta del Ebro, un Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) que constituye un extenso humedal con gran diversidad de ambientes y fauna, entre la que destacan las aves.
Entre los principales impactos del proyecto, Medio Ambiente menciona los ruidos generados por los emisores de onda acústica y los motores de las embarcaciones, que pueden causar efectos negativos sobre la fauna marina presente, especialmente en los cetáceos, además del riesgo de colisión con tortugas marinas. Además, podrían verse afectadas por el ruido subacuático las aves buceadoras o las que descansan flotando sobre la superficie del agua, como el cormorán moñudo y la pardela balear.
La DIA de este proyecto incluye diversas condiciones, como la relativa a que el área de operaciones debe respetar una separación de 20 kilómetros alrededor del límite de la parte marina del LIC Delta del Ebro, además de que se limita a determinados meses del año el periodo en el que pueden desarrollarse las actuaciones previstas para evitar los impactos sobre las especies más sensibles.


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