Javier García Breva reclama medidas que impulsen la eficiencia energética
El exdirector general del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) durante los dos primeros años del Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero reclamó al Gobierno tres pasos a dar para impulsar la eficiencia energética en España. La base partiría de impulsar una Ley de Eficiencia Energética que transponga completamente las dos directivas de eficiencia energética elaboradas por la Unión Europea y que sólo se han traspuesto al ordenamiento jurídico español de forma parcial.
Además, reivindicó que el Gobierno potencie el Fondo Nacional de Eficiencia Energética ya que, pese a haber sido ya creado, «debe tener tres patas». Según García Breva, únicamente hay constancia de que se estén utilizando fondos europeos Feder pero todavía hay que emplear lo que se recoge en el artículo 7 de la directiva europea de Eficiencia Energética: la aportación del 1,5% de la facturación de las compañías que venden energía en todo el país, «aunque podrían retraerse las inversiones en eficiencia energética que realicen estas compañías», aclaró este experto. La tercera pata de este Fondo Nacional sería instar desde el Gobierno a que las entidades financieras faciliten la financiación a proyectos de eficiencia energética.
Además, Breva reclamó al Ministerio de Industria que revise las medidas puestas en marcha en la denominada reforma energética ya que considera que hay aspectos que «incumplen» la normativa europea. En este sentido, aludió a la regulación que impide el autoconsumo y a la nueva estructura de peajes, que ha aumentado el peso del término fijo al 70% de la factura eléctrica, «lo que hace que cualquier inversión en eficiencia energética es imposible de financiar«.
Javier García Breva abogó por la eficiencia energética como base de la reindustrialización que quiere impulsar el Gobierno en España. En este sentido, García Breva proclamó que la eficiencia energética es «rentable» y que cada euro invertido en esta materia se traduce en un ahorro potencial de más de 4 euros, según datos reflejados en informes de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y de la Comisión Europea que, según las cifras que ofreció, con una inversión anual de 2.000 millones de euros en eficiencia hasta 2030 se conseguiría el ahorro anual de 9.000 millones en importaciones de hidrocarburos.
Este experto del sector, que actualmente encabeza la Oficina de Javier García Breva y asesora a empresas e instituciones en materia de eficiencia energética, considera que la eficiencia energética se ha visto excluida de la reforma del Gobierno en el sector. A su juicio, el Ejecutivo se escuda en que ya se han cumplido con los compromisos con Bruselas de mejorar la eficiencia energética un 20% para 2020 al tiempo que se silencia que la crisis económica es la que ha reducido el consumo energético y no una mayor eficiencia.
En este sentido, García Breva indicó que todos los informes internacionales y, especialmente, de la Unión Europea, llevan a una disminución de la dependencia energética de gas y petróleo. Trasladando este planteamiento a las cifras, Breva apuntó que cumpliendo un objetivo del 25% para 2030, los países comunitarios ahorrarían el 13% de sus importaciones de gas y el 2% de petróleo. Además recordó que la crisis de Crimea entre Rusia y Ucrania, que hace temer a la Unión Europea por el suministro de gas en el próximo invierno, ha sido lo que ha elevado el objetivo al 30%. «Gracias a Vladimir Putin, la Unión Europea ha elevado su objetivo de eficiencia energética», comentó García Breva.
Respecto a la designación de Miguel Arias Cañete como comisario europeo de Energía y Acción por el Clima, García Breva lamentó la polémica generada y consideró que este debate ha dejado «en un segundo plano» lo que considera realmente importante: «está a debate en qué dirección económica va a avanzar la Comisión Europea de Juncker en los próximos años; cuando se defina, será turno de hablar de la política energética«.
Revisando el panorama nacional, Javier García Breva ve en la eficiencia energética una «oportunidad» para que el que decida avanzar por ese camino. Por ejemplo, indicó que en el mercado inmobiliario, «cada vez habrá consumidores más exigentes que no excluirán de sus cálculos la variable de los costes energéticos». En este sentido, García Breva acudió a datos oficiales para indicar que, entre los edificios de construcción antigua que se han sometido a un estudio de certificación energética, el 95% tiene una calificación por debajo de la letra C, en una escala que va de la A a la G (de mayor a menor eficiencia energética).


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