El CSN pide a Nuclenor que concrete los plazos en los que piensa cumplir los nuevos requisitos técnicos
La sociedad Nuclenor, participada al 50% por Endesa e Iberdrola, solicitó el pasado 27 de mayo al Ministerio de Industria, Energía y Turismo la solicitud de renovación, en calidad de titular de la central nuclear de Garoña, de su licencia de operación hasta 2031, en base al artículo 28.1 del Reglamento de Instalaciones Nucleares y Radiactivas, modificado a principios de 2014. Esta solicitud fue trasladada por el Gobierno al regulador atómico para su evaluación y correspondiente informe preceptivo y vinculante.
La instrucción técnica aprobada por el CSN establece que Nuclenor tendrá que presentar, antes del 30 de septiembre, un calendario con fechas para el cumplimiento de los requisitos adicionales solicitados. Esta ITC establece requisitos agrupados en ocho áreas temáticas: los asociados a la actual situación de cese de operación; los relacionados con la operación a largo plazo; las inspecciones o pruebas para verificar aspectos funcionales o de integridad estructural de la vasija del reactor; las modificaciones de diseño derivadas de las lecciones aprendidas del accidente de Fukushima y de los resultados de las pruebas de resistencia europeas ante sucesos extremos mas allá de las bases de diseño, así como de las acciones para mitigar las consecuencias ante la pérdida de grandes áreas de la central como consecuencia de actos malintencionados.
Además, se refieren al análisis de seguridad de temas puntuales relacionados con el cumplimiento de la normativa técnica del CSN; aquellos relativos a factores humanos y organizativos; las verificaciones previas a la carga de combustible nuclear en el reactor, incluyendo las pruebas de arranque y las modificaciones de diseño identificadas por el CSN en 2009 pero no requeridas por el cese definitivo de explotación en 2013 y, por último, otros temas específicos sobre el cumplimiento de instrucciones técnicas del CSN de ámbito general para todas las centrales nucleares en operación.
A este respecto, el CSN destaca los requisitos «más relevantes» que conllevan la necesidad de inspecciones más intensivas o la implantación de modificaciones de diseño antes de la carga de combustible, y que requieren apreciación favorable previa del CSN. Estos son la verificación del estado de la vasija del reactor y de sus componentes con el objetivo de descartar defectos similares a los detectados en la vasija de la central nuclear belga de Döel. Además, Nuclenor tendrá que establecer un programa de inspección y seguimiento de las penetraciones del fondo de la vasija del reactor, donde se sitúan los tubos-guía de los mecanismos de inserción de las barras de control.
En cuanto a las mejoras a raíz de las lecciones aprendidas tras el accidente de Fukushima y las pruebas de resistencia, la ITC aprobada por el pleno establece que se deberán implantar algunas modificaciones de diseño, tales como un Centro Alternativo de Gestión de Emergencias, como lugar seguro desde donde dirigir una situación de accidente severo; un sistema de venteo filtrado para despresurizar y mantener la integridad estructural de la contención, evitando mediante los filtros la emisión de radiactividad al exterior de la central. Al mismo tiempo, tendrá que instalar equipos recombinadores de hidrógeno en el edificio del reactor para evitar explosiones de este gas e incorporar, en definitiva, «todos» los requisitos de las Instrucciones Técnicas Complementarias derivadas de Fukushima.
En cuanto a las modificaciones que el CSN identificó en 2009, durante la revisión periódica de seguridad de la central que luego no fueron exigidas al titular a causa del cierre de explotación en 2013, ahora Nuclenor tendrá que instalar un nuevo sistema para el tratamiento y control de los gases radiactivos en los diversos recintos y estructuras de la contención en caso de accidente, que cumpla en su integridad con los requisitos de separación física entre sus diversos componentes: filtros y paneles de control.
También deberá mejorar el aislamiento de la contención primaria, como la instalación de válvulas en diversas tuberías que atraviesan dicha contención, para su sellado en caso de un hipotético accidente. Al mismo tiempo, tendrá que aumentar la independencia de equipos y cables eléctricos que cumplan los criterios de separación física entre sistemas de seguridad y sistemas no relacionados con la seguridad. Del mismo modo, Garoña deberá mejorar el sistema de protección contra incendios, mediante refuerzo de los equipos para la resistencia a sismos, instalación de compuertas cortafuegos y un nuevo trazado de los cables eléctricos y de control del sistema.
Por otro lado, el CSN ha expuesto otros requisitos como las actualizaciones asociadas a la operación a largo plazo, como el Plan Integrado de Evaluación y Gestión del Envejecimiento (PIEGE); el análisis de seguridad de temas específicos relacionados con el cumplimiento de diversas Instrucciones de Seguridad del CSN, en particular, la IS-30 (revisión 1 de 2013) sobre protección contra incendios. El CSN pide al titular de Garoña «otros temas técnicos específicos» solicitados recientemente por el regulador atómico a las centrales nucleares españolas en operación y que como la planta de Burgos estaba en situación de cese no tuvo que aplicar.
Asimismo se le requieren ahora otras actuaciones frente a accidentes severos para almacenar el agua contaminada y que refuerce la capacidad de extracción de calor residual en caso de pérdida de refrigeración total sobre el río Ebro; un plan de conservación de estructuras, sistemas y componentes durante el cese de explotación; un plan de formación del personal de explotación y un plan de restablecimiento de la capacidad técnica, en el marco de los factores humanos y organizativos. Por último, piden al titular verificaciones previas a la carga de combustible, correspondientes al programa de pruebas prenucleares y las pruebas de arranque.
Nuclenor espera la notificación oficial
El titular de la central nuclear de Santa María de Garoña, Nuclenor, indicó que «esperará a tener conocimiento oficial» de la Instrucción Técnica Complementaria aprobada por el Consejo de Seguridad Nuclear respecto a la planta atómica burgalesa. Por ello, la empresa se limita a exponer que el pleno del CSN analizó la documentación técnica relativa a la solicitud de renovación del permiso de funcionamiento de Garoña, que fue presentada al Ministerio de Industria, Energía y Turismo el 27 de mayo pasado y subrayó que, en este sentido, ya expuso su «plena disposición» para completar o aclarar cualquier aspecto a la documentación presentada. Asimismo, se ofrece a facilitar «cuanta información o documentación» sea considerada por el CSN como «pertinente para la renovación de la autorización solicitada«.
La Junta ve «positivo» que el CSN pida requisitos adicionales
El consejero de la Presidencia y portavoz de la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez, consideró «positiva» la decisión del CSN de pedir requisitos adicionales a Garoña.
«Se trata de garantizar la seguridad, si es segura puede seguir abierta porque tiene vida útil, está en la línea de lo que siempre hemos defendido», ha concluido.
Organizaciones ecologistas piden el cierre
Ecologistas en Acción y Greenpeace cree que el CSN debería decretar el cierre de la central nuclear de Garoña, una vez emitida la ITC en la que se «enumera la interminable lista de defectos» de la planta atómica burgalesa, y consideran que el regulador atómico «no debería arriesgarse en dar una licencia para 17 años», algo que califican de «inaudito«.
El portavoz nuclear de Ecologistas en Acción, Francisco Castejón, celebró que el regulador atómico «haya tomado nota» de los problemas que venía denunciando su organización, pero añadió que, precisamente por eso, «lo suyo es que el CSN decretase el cierre porque esto es prolongar la agonía de un enfermo terminal». «¿Por qué empeñarse en mantener en funcionamiento una central con semejante relación de fallos e irregularidades? Veo con simpatía que nuestras quejas estén recogidas, pero ante estas situación lo suyo es que el CSN decretase el cierre, porque ahora está reconociendo, implícitamente, que si Nuclenor cumple todo eso se le van a dar 17 años más de vida», auguró Castejón. En este sentido, añadió que es «inaudito» que se dé un permiso único de explotación de 17 años, cuando lo normal en España han sido autorizaciones por diez, y más cuando en la Unión Europea se está apostando por revisar las centrales cada seis años.
Por su parte, la portavoz nuclear de Greenpeace, Raquel Montón, destacó que la lista de condiciones es «interminable» y pone en evidencia las deficiencias «de la central más antigua de Europa». A su juicio, esto demuestra que la seguridad es «imposible» de garantizar y que Garoña «jamás» podrá cumplir los estándares de seguridad y tecnológicos necesarios para los nuevos reactores porque es «vieja«, por lo que además critica que se esté planteando una renovación de la licencia por 17 años, algo que calificó de «inédito». Sin embargo, indicó que habrá que esperar a septiembre para saber si Nuclenor «tira la toalla o si se decidirá a acometer todas las exigencias que le pide el CSN». «La pelota vuelve al tejado de Nuclenor«, apostilló Montón, quien advirtió de que este es un «proceso vivo» y, por tanto, recomendó al CSN esperar, cuanto menos, a saber qué pasa en la central belga.


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