Enresa aprobará el próximo lunes el pliego de concesiones para el ATC de Villar de Cañas por 300 millones
Gil-Ortega inauguró el encuentro El almacén temporal centralizado. Un proyecto de Estado, que se celebra en Santander como parte de los Cursos Avanzados de Verano 2014 de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). «Daremos de plazo el mes de agosto y septiembre para que las empresas interesadas puedan aportar la documentación y presentarse, de forma que queremos adjudicar la obra en el mes de septiembre a aquellas empresas que hagan la mejor oferta», afirmó Gil-Ortega, al tiempo que concretó que «hasta este momento se está respetando el presupuesto«, que alcanza un total de 970 millones de euros, divididos en tres fases que estarán finalizadas hacia el año 2025 ó 2026.
En cuanto al cumplimiento y previsiones de los plazos, Gil-Ortega precisó que Enresa espera que a últimos de febrero o primeros de marzo de 2015 tengan la autorización previa que autoriza a mover terreno, a empezar a meter máquinas y a crear empleo, y que tengan la autorización definitiva en septiembre de 2015. «Cuando tengamos esa autorización, tendremos gran parte del trabajo hecho, con lo cual, nosotros esperamos que en esa época podamos iniciar ya las obras de lo que es el ATC, la parte más importante del proyecto», concluyó.
Preguntado por las alegaciones en contra de los plazos del proyecto, como las presentadas por Izquierda Unida, Gil-Ortega afirmó que el plazo es el reglamentario, «como no podía ser de otra manera», y que incluso han esperado «unos días más por si algunas alegaciones llegaban por correo». «La verdad es que el número de alegaciones no ha sido excesivo, han sido unas 2.600 ó 2.700. Casi le podría decir que esperábamos más», manifestó Gil-Ortega. También aseguró que la respuesta a estas alegaciones que son comunes, recogidas a través de firmas, «será inmediata, en cuanto las tengan preparadas, y las que sean individuales las harán de forma personalizada». Al mismo tiempo, subrayó que no se ha presentado ninguna alegación de ayuntamientos.
Por otro lado, Gil-Ortega aseguró que el 99,9% de la sociedad entiende la posición del Gobierno de España, del Gobierno de Castilla-La Mancha, de la Diputación y del propio ayuntamiento de Villar de Cañas cuando todos juntos piensan que es necesario hacer un ATC «por el bien común de la sociedad española». «Es mejor tener uno que no ocho al aire libre repartidos por el territorio nacional», señaló al mismo tiempo que precisó que es mejor tener «todos los residuos juntos, bien guardados, más seguros».
Asimismo, Gil-Ortega destacó que en la actualidad hay edificios construidos en un 60%, como el vivero de empresas, por lo que ya se habla «con realidades», cuando el año pasado se hablaba con papeles. «Prácticamente estarán terminados y equipados para el mes de noviembre o diciembre. No hemos sacado todavía al público ningún diseño ni perfil de empresas, pero sí que hay especialmente empresas relacionadas con el sector, como ELSA, ENUSA o Tecnatom que quieren implantarse allí porque quieren estar cerca de donde va estar ese importantísimo centro nuclear», apuntó.
El presidente de Enresa, que calificó el ATC como «el mayor proyecto del Estado en materia nuclear», también incidió en que está «convencido» de que los 18 despachos individuales que hay para empresas se van a ocupar de forma inmediata». «No queremos hacer un vivero de empresas vacío, sino un vivero lleno de actividad con gente más o menos relacionada con la energía nuclear», afirmó. Igualmente, destacó que Enresa «sigue con la tramitación administrativa y presentó la documentación necesaria tanto al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente como al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) así como expresó su disposición para atender a sus requerimientos.
Almacenes geológicos de residuos nucleares
En una mesa redonda del mismo curso de la UIMP, varios expertos en energía nuclear afirmaron que quedan décadas o «más de 100 años» para poseer la tecnología apropiada que se requiere para los almacenes geológicos de residuos nucleares de alta radiactividad, según indicó el director general de la Agencia de Gestión de Residuos Radioactivos de Holanda (COVRA), Hans Codée. En el mismo sentido se expresó el jefe del Departamento de Ingeniería del suelo e I+D de Enresa, Julio Astudillo, que concretó que hasta dentro de 20 años no empezará el «proceso de caracterización» del terreno finalmente escogido para el emplazamiento del ATC, por lo que calcula que el proyecto no estará acabado «hasta 2068».
Astudillo, que apuntó que desde 2004 «no se ha hablado de este almacén geológico «para que no hubiera interferencias» y que asegura que el ATC es «viable y abordable», defendió los beneficios del almacenamiento geológico mediante el «concepto multibarrera», con arcillas protegiendo el combustible gastado dentro de contenedores y las propias barreras geológicas. Por ello, mencionó que entre los requisitos para elegir el emplazamiento del ATC están la existencia de «una protección hermética», donde la refrigeración cumple un «papel fundamental», ya que «hay que poder recuperar el material», que se almacena en piscinas de agua, tal y como precisó en su intervención el catedrático de Ingeniería Nuclear de la Universidad del País Vasco, Francisco Legarda.
Por su parte, Codée señaló que «España va en la buena dirección y me gusta muchísimo el enfoque de Enresa y de Villar de Cañas«. Codée indicó que el principio básico es que «hay que confinar los residuos radioactivos en un lugar para que decaiga la radiactividad durante 300 años», periodo de tiempo que alcanza los 100.000 años al hablar de alta radiactividad. Por ello, defendió que «la mejor opción» es el almacenamiento geológico, frente a «enviarlos al Espacio» o usar la subsucción «por los riesgos de los movimientos terrestres». Además, mencionó que la opción española se ha tomado en otros países anteriormente, con confinamientos «más profundos» para la alta radiactividad, como el que hay en Nuevo México (Estados Unidos).
Igualmente, Astudillo remarcó la necesidad de que la estructura del almacén «sea resistente a los movimientos sísmicos» que se pueden producir a 800 metros de profundidad. «La protección del combustible por parte de la arcilla es fundamental para retener la radiactividad y contra los movimientos de la Tierra». De esta forma, comentó que además de la «voluntariedad» de los municipios que se presentan candidatos para albergar un ATC, hay que tener en cuenta «la idoneidad» del terreno, para lo que se lleva a cabo un proceso de diseño de construcción y evaluación de la seguridad, tal y como explicó Astudillo.
«Cuesta que se acepte que el ATC será seguro para los próximos 100.000 años, un periodo en el que pueden suceder muchas cosas. Hay que analizar todos los parámetros y su importancia porque hay muchos y la modificación de uno afecta a todos», explicó Julio Astudillo, poniendo como ejemplos el cambio climático, con cambios de temperatura, por ejemplo, que pueden hacer que «fallen los sellos».


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