Pemex justifica su salida de Repsol por la «baja rentabilidad» de las acciones y las diferencias con Brufau
Según el director general de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya, la decisión de desinvertir en Repsol obedece a la «baja rentabilidad» de las acciones obtenida por la actual dirección frente a las otras petroleras, a las «diferencias» con sus prácticas de gobierno corporativo y a que «no se materializaron los beneficios mutuos que Pemex esperaba de la alianza industrial firmada hace dos años». Asimismo, la compañía señaló que, «como es del conocimiento público, ni México ni Pemex forman parte del plan de negocios de Repsol» presentado por su actual administración en la última Junta de Accionistas: una evidencia, a su juicio, de «la falta de interés en los fundamentos sobre las cuales se formó esta alianza».
Ante el nuevo entorno en el que se desenvolverá Pemex tras la aprobación de la legislación secundaria derivada de la reforma energética en México, la desinversión en Repsol permitirá «una mejor asignación de recursos financieros en proyectos e inversiones con mejores expectativas de rentabilidad y de generación de valor económico para México», añadió la compañía.
La desinversión, aprobada por unanimidad en una sesión extraordinaria del Consejo de Administración de Pemex, se produce a unos días de que el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, realice su primera visita de Estado a España el 9 y 10 de junio próximo. Sin embargo, la compañía aseguró que «esta decisión de mercado no es un tema de la agenda bilateral en la relación México-España, la cual es profunda y amplia, y de la que el propio Pemex es un ejemplo, con sus recientes inversiones de negocios en ese país».
Pemex era el tercer accionista de Repsol con el 9,49% de su capital, por detrás de La Caixa (12,97%) y Sacyr (9,53%). Esta semana vendió el 7,86% del 9,49% de participación en el capital de Repsol por 2.091 millones, a razón de 20,10 euros por acción. Después de 35 años en Petronor y Repsol, la compañía mexicana obtuvo una plusvalía de más de 900 millones de dólares (660,7 millones de euros), según calculó la petrolera mexicana, que aseguró que «seguirá abierta a concertar alianzas a nivel global que sean rentables y conlleven un beneficio financiero, tecnológico o de capital humano».
Las relaciones entre las dos petroleras eran tensas desde que Pemex se alió con Sacyr, entonces presidida por Luis del Rivero y en ese momento máximo accionista de Repsol con un 20%, para sindicar sus acciones e intentar hacerse con el control de Repsol. Posteriormente y tras el fracaso de la operación, que supuso la salida de Del Rivero de la constructora, las relaciones entre ambas petroleras se normalizaron gracias a un acuerdo de estabilidad, que incluyó el compromiso por 10 años de Pemex de no bajar del 5% ni exceder el 10% del capital de la española, el cual según Pemex no dio frutos.
El conflicto se reabrió cuando Pemex intentó intermediar entre Repsol y el gobierno argentino para alcanzar un acuerdo de compensación por la expropiación de la petrolera YPF, una oferta que fue rechazada por la empresa española al considerarla insuficiente. Posteriormente, en noviembre del pasado año la dirección de Pemex comenzó a criticar públicamente a la dirección de Repsol al considerar que los resultados económicos de su inversión en la empresa española no cumplían con sus expectativas. Pemex llegó a negar su apoyo al equipo del presidente, Antonio Brufau, en un Consejo de Administración y en la última Junta General de Accionistas de Repsol, celebrada en marzo, votó en contra del blindaje de la petrolera ante posibles segregaciones de sus negocios.
Caída de Repsol en Bolsa
Las acciones de Repsol registraron el mayor retroceso del IBEX con una caída del 3,62%, hasta los 20,11 euros por título respecto a los 20,86 euros de la jornada anterior, después de la salida de Pemex. Pese a este descenso, las acciones de la petrolera acumulan una revalorización del 9,77% desde principios de año ya que el pasado lunes las acciones cerraron al precio más alto desde julio de 2007.
La desinversión de Pemex afectó también a los dos principales accionistas de Repsol: CaixaBank, que se dejó un 0,46% hasta los 4,5 euros, y Sacyr, cuyos títulos perdieron un 0,79% de su valor hasta terminar la sesión en 5 euros.



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