Bruselas propone un recorte del 40% en emisiones de CO2 para 2030 pero relaja al 27% la cuota de renovables

De momento, este nuevo paquete climático para 2030 sólo tiene valor político, puesto que los objetivos deben ser ahora ratificados por los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintiocho en la cumbre que se celebrará a finales de marzo.

Con este paquete de medidas sobre energía y cambio climático, el Ejecutivo comunitario pretende dar seguimiento al ambicioso triple objetivo obligatorio que la Unión Europea se fijó para 2020: un 20% de recorte de emisiones, un 20% de cuota de renovables y un 20% de ahorro energético.

Sin embargo, la fuerte crisis económica que vivió la Unión Europea en los últimos años dejó en segundo plano la lucha contra el cambio climático e hizo que aumente la presión para relajar las metas de reducción de emisiones y de renovables, en particular de la industria, que alega que está perdiendo competitividad respecto a empresas de otras áreas del mundo con legislación medioambiental menos estricta. Estas presiones surtieron efecto a la hora de relajar el objetivo de renovables y prescindir del de eficiencia energética.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, sostuvo que «el nuevo paquete es asequible» y que la lucha contra el cambio climático y la puesta en marcha de una auténtica política energética «no son aspectos contradictorios». «A la Unión Europea le conviene crear una economía creadora de empleo que sea menos dependiente de la energía importada», subrayó.

Duaro Barroso aseguró que los nuevos objetivos establecen unas perspectivas estables a largo plazo que potenciarán la inversión de las compañías europeas, un elemento clave para la competitividad de la Unión Europea.

Además, defendió la necesidad de que las renovables representen al menos un 27 % de la energía que consuman los Veintiocho en 2030 y aclaró que si no se fijó un objetivo específico para cada país es porque esta experiencia en el pasado no dio buenos resultados.

La Comisión Europea entiende ahora que contar con objetivos vinculantes nacionales de renovables puede traducirse en una fragmentación del mercado energético. «Dejamos flexibilidad a los Estados miembros, esta flexibilidad es posible porque estamos en un momento mucho más avanzado», dijo Barroso en referencia al avance ya conseguido en renovables en la Unión Europea.

A su juicio, el recorte del 40% constituye un «objetivo ambicioso» y la cuota de renovables del 27% «estimula los empleos verdes y sostiene nuestra seguridad de suministro». «La Comisión ha demostrado que todos los que decían que no iba a presentar ninguna medida ambiciosa se equivocaban», subrayó por su parte la comisaria de Acción por el Clima, Connie Hedegaard.

De hecho, Hedegaard acabó imponiendo sus tesis frente a otros comisarios que pretendían reducir al 35% el objetivo de recorte para 2030, como los responsables de Industria, Antonio Tajani, y Energía, Günther Oettinger. Este objetivo cuenta con el apoyo de España, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania y Holanda -que firmaron una carta conjunta-; pero también de Irlanda, Dinamarca, Suecia, Eslovenia, Portugal o Finlandia.

Pero la patronal europea, BusinessEurope, ya dijo que un recorte del 40% sería excesivo porque el resto de socios internacionales de la Unión Europea no están haciendo esfuerzos comparables. En contraste, las organizaciones ecologistas consideraron que el objetivo del 40% no es suficientemente ambicioso para frenar el calentamiento global.

El recorte del 40 % de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) frente a los niveles de 1990 incluye como novedad que la reducción de emisiones tendrá que producirse dentro de la Unión Europea, es decir, que no se permitirá a los países comunitarios contabilizar como esfuerzo propio dentro de su objetivo nacional las inversiones que hagan en proyectos medioambientales de países en desarrollo.

El Ejecutivo comunitario instó al Consejo y al Parlamento Europeo a aprobar esta meta a finales de año para que pueda convertirse en un compromiso oficial de la Unión Europea a principios de 2015 y enviar una señal clara de cara a las negociaciones internacionales dirigidas a cerrar un acuerdo climático global en París a finales del próximo año.

No habrá metas individuales en renovables para cada Estado

En cuanto a las renovables, finalmente sí habrá una cuota jurídicamente vinculante para el conjunto de la Unión Europea del 27%, algo que hace unos días parecía descartado. Sin embargo, Bruselas renuncia a fijar metas individuales para cada Estado miembro, como ocurre en la actualidad, alegando la necesidad de respetar las importantes diferencias en la cesta energética de cada país.

De este modo, la propuesta, al ser obligatoria solo a nivel comunitario, no se dividirá en objetivos nacionales vinculantes que puedan derivar en sanciones para los Estados miembros en caso de incumplimiento.

Mientras Alemania y Francia firmaron una carta con otros seis países – Austria, Bélgica, Dinamarca, Irlanda, Italia y Portugal- en la que pidieron a la Comisión un nuevo objetivo de renovables para 2030 que incentive las inversiones en el sector, otros países con Reino Unido rechazaron un objetivo obligatorio porque su apuesta se dirige más a la energía nuclear o al gas pizarra.

Tampoco España -donde las primas a las renovables son uno de los factores que disparó el déficit de tarifa eléctrica- quería que la Unión Europea fijara un nuevo objetivo para 2030.

Los Estados miembros deberán elaborar planes energéticos, en los que expliquen qué pretenden hacer en materia de renovables. El Ejecutivo comunitario evaluará si los planes son suficientes para alcanzar el objetivo europeo y, en caso contrario, podría pedir medidas adicionales o incluso legislar.

El objetivo que sí desaparece por completo para 2030 es el de eficiencia energética. Bruselas lo justifica por la necesidad de estudiar la cuestión más en profundidad en la revisión de la directiva sobre eficiencia energética, que debe concluir a finales de este año. Sólo entonces se planteará si es necesario modificar la legislación. La Eurocámara había reclamado una cuota obligatoria de ahorro energético del 40%.

Además de los nuevos objetivos en materia de energía y cambio climático, Bruselas propuso una propuesta para reformar el mercado de emisiones de CO2 creando una reserva de estabilidad. En concreto, la Comisión planteó que en momentos de crisis económica puedan retirarse del mercado permisos de CO2 para evitar un exceso de oferta y que los precios se desplomen.

Estos permisos pasarían a la reserva de estabilidad, en la que se incluirían ya los 900 millones de toneladas cuya subasta se aplazó hasta 2019-2020, y volverían al mercado cuando la economía vaya bien y aumente el consumo energético.

Bruselas propuso que los criterios para determinar cuándo deben retirarse permisos de CO2 del mercado estén predefinidos -teniendo en cuenta las previsiones económicas de la Comisión o los índices de producción industrial- y se apliquen de forma automática, sin una autoridad central de regulación.

Las inversiones anuales medias necesarias durante el periodo 2011 hasta 2030 para cumplir estos objetivos asciende a alrededor de 38.000 millones de euros para la Unión Europea en su conjunto, que según Bruselas se verán compensadas por los ahorros en carburantes. Más de la mitad de estas inversiones se necesitan en los sectores residencial y terciarios.

El coste total del sistema energético en 2030 habrá aumentado un 0,15% si los objetivos se alcanzan de la forma más eficaz, mientras que el coste medio durante el periodo 2011 a 2030 aumentará en 2.000 millones de euros al año, según los cálculos de Bruselas.

El Ejecutivo comunitario sostiene que estas políticas permitirán reducir las importaciones energéticas al menos un 10% respecto a 2010. Los costes de controlar la contaminación caerán 2.000 millones de euros y los costes sanitarios provocados por la contaminación se reducirán hasta 11.000 millones en 2030.

El PSOE cree que «los objetivos son táctica de perdedores»

Por su parte, el secretario federal de Ordenación del Territorio y Sostenibilidad, Hugo Morán, manifestó que el PSOE «no comparte» los objetivos del nuevo paquete de energía y clima para 2030 presentado por la Comisión Europea, porque considera que, con ellos, Europa «prefiere optar por aferrarse al pasado, antes que intentar ganar el futuro y esa es la táctica de perdedores».

Así, recordó que los objetivos de los socialistas europeos, son una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del 50% respecto a los niveles de 1990; un 40% de ahorro y eficiencia y llegar a un 45% de energía de origen renovable.

Morán añadió que el grupo de socialistas y demócratas europeos admitió una rebaja de objetivos respecto a la propuesta del Parlamento Europeo para lograr el «máximo consenso» pero lamentó que la Comisión prefirió «devaluar» los objetivos acordados, otorgando así más relevancia a los lobbies de presión, que al propio Parlamento.

A su juicio, parece que Bruselas renunció a «cualquier atisbo de política de desarrollo social atrincherada tras la coartada de «todo por una política de crecimiento económico».

En este contexto, criticó el «conservadurismo climático de la derecha que gobierna en las instituciones comunitarias que está llevando a Europa a perder el liderazgo sobre la política que decidirá el futuro del planeta».

«Si no somos conscientes de que hay materias en las cuales las oportunidades de competir con Estados Unidos o China son nulas para la Unión Europea, y renunciamos a aquella en la cual el Viejo Continente puede seguir siendo referente de desarrollo para el resto de regiones del Planeta, nuestro riesgo real es el de la irrelevancia, y las consecuencias de esa pérdida de protagonismo serán a su vez letales para la economía», advirtió.

CCOO lamenta la rebaja energética de Bruselas

CCOO lamentó que la Comisión Europea haya rebajado los objetivos recomendados por la Eurocámara en materia de energía y lucha contra el cambio climático para 2030.

CCOO señaló que la Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Confederación Europea de Sindicatos (CES) reclamaron «unos objetivos ambiciosos y vinculantes de energía y cambio climático» que deberían ser «como mínimo» los planteados por el Parlamento Europeo, es decir, un 40% la reducción de gases de efecto invernadero, un 30% de cuota de energías renovables y un 40% de ahorro y eficiencia energética.

De esta forma, según CCOO, se permitiría «una política coherente a largo plazo» acordes a la ‘Hoja de ruta hacia una economía hipocarbónica competitiva en 2050’.

«Europa necesita nuevos incentivos para desacoplar su actividad económica y la creación de empleo a la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, como ya hizo en el pasado. Y para lograrlo, debe clarificar los objetivos a largo plazo para las energías renovables, que ayudará a la inversión en nuestra región en el corto plazo y que contribuirá a avanzar en la seguridad y sostenibilidad energética y supondrá una salida social a la crisis mediante la creación de empleo», concluyó.

Los ecologistas, «decepcionados» con la propuesta energética

Finalmente, Greenpeace, WWF, Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra se mostraron decepcionados con la propuesta energética y medioambiental de la Comisión Europea para 2030 de reducir en un 40% los gases de efecto invernadero, respecto a los niveles de 1990; que un 27% de la energía proceda de fuentes renovables, y de renunciar a fijar un mínimo vinculante en ahorro y eficiencia energética.

La responsable de la Campaña de Energía de Greenpeace, Raquel Montón, declaró que los objetivos marcados por el Ejecutivo comunitario «traicionan la política climática que necesita Europa». «Es decepcionante», añadió.

Montón propuso que la reducción de gases de efecto invernadero sea del 55%, la cuota de energías renovables se aumente al 45% y haya un 40% de ahorro y eficiencia energética para 2030, con el objetivo de que la temperatura media del planeta no suba dos grados a finales de este siglo, límite con el que la comunidad científica cree que habría cambios irreversibles desde el punto de vista climático. Estos mismo objetivos los comparte también WWF.

No obstante, apuntó que los objetivos de la Comisión Europea mandan «un mensaje claro al Gobierno español: las energías renovables no se pueden abandonar. Aumentar la cuota en energías renovables es la directriz».

Por otro lado, la responsable del Programa de Cambio Climático de WWF España, Mar Asunción, calificó de «insuficiente» la proposición de la Comisión Europea y criticó que la Unión Europea renuncie a su «liderazgo» en materia de lucha contra el cambio climático. Al igual que Greenpeace, WWF

Por otra parte, Ecologistas en Acción acusó a la Comisión Europea de «ceder a los intereses empresariales en la lucha contra el cambio climático» y de «vivir de espaldas a la urgente encrucijada climática en la que nos encontramos».

Esta organización calificó las medidas de Bruselas de «timoratas e irrisorias», por ser «claramente insuficientes y alejados de las recomendaciones científicas». «Son ya muchos los estudios que muestran los beneficios económicos y sobre la salud de la población y del medio ambiente de apostar por una economía baja en carbono, pero los intereses de una industria que se resiste al cambio están pesando en las decisiones políticas que deben tomarse para lograr objetivos ambiciosos en este ámbito», apostilló.

También, Amigos de la Tierra afirmó que «la deuda climática europea irá en aumento» con la propuesta de la Comisión y recomendó otros objetivos para 2030: un 60% de reducción de gases de efecto invernadero, un 45% de energías renovables y un 50% de ahorro energético.

Héctor de Prado, responsable del área de Clima y Energía de Amigos de la Tierra, comentó que «cuanto más se notan los efectos del cambio climático, menor es la ambición de nuestros gobernantes. La propuesta de acción de la Comisión no va sólo en contra del medio ambiente y de las recomendaciones científicas, sino que también va en contra los intereses de la gente».

«La industria ha convencido a los grandes decisores políticos europeos para que alternen la acción climática y la recuperación económica. Este punto de vista ignora completamente el enorme coste económico que supone adaptarse a los impactos del cambio climático en nuestra región y obvia los más de 500.000 millones de euros que gastamos cada año en importar gas y crudo», añadió.

Por último, Equo, partido liderado por Juan López de Uralde, consideró «claramente insuficiente e irresponsable» la propuesta energética y medioambiental de la Comisión Europea para 2030 y «no responde a las necesidades futuras del planeta», por lo que tildó de «poco ambicioso» el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero, que debería elevarse al 55%.

«Esta falta de interés y liderazgo de las instituciones europeas en la lucha contra el cambio climático y la apuesta por un nuevo modelo energético más sostenible y limpio es suicida tanto desde un punto de vista medioambiental como económico, y una evidencia clara de la situación actual de crisis que atraviesan las instituciones europeas, faltas de ideas e iniciativa», subrayó.

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