Las energéticas británicas achacan la subida de tarifas a impuestos y al encarecimiento de los costes

Los diputados de la Comisión de Energía y Cambio Climático de Westminster interpelaron a algunos de los máximos directivos de British Gas, EDF, RWE Npower, SSE y E.ON sobre unos incrementos en las facturas de los consumidores que levantó polémica en el Reino Unido en las últimas semanas.

A principios de octubre, SSE fue la primera en anunciar una subida de precios en su factura de electricidad y gas que alcanzó el 8,2%, lo que supone un aumento de unos 126 euros en el coste anual medio para los hogares con esa compañía suministradora (1.642 euros).

Otras tres empresas energéticas anunciaron en los días posteriores subidas similares, mientras se espera que las dos restantes decidan incrementos próximamente.

El regulador de la industria de la energía británico, Ofgem, publicó un análisis que asegura que los precios al por mayor de la energía aumentaron un 1,7% el último año, por debajo de la inflación en el Reino Unido (2,7% en septiembre).

El director ejecutivo de SSE, William Morries, calculó en cambio ante la comisión parlamentaria que los costes de la energía para la compañía aumentaron un 4%, mientras las renovaciones de la red de distribución encarecieron un 10% sus operaciones y los impuestos supusieron una carga añadida del 13%.

«Nos gustaría ver esos costes fuera de las facturas de las consumidores», afirmó Morris, que aseguró que el margen de beneficios de las energéticas, en torno al 5%, es menor que el de otras compañías como cadenas de supermercados y grupos de telecomunicaciones.

En al misma línea, Guy Johnson, director de Relaciones Externas de RWE, señaló que son los «costes externos» lo que encareció la factura.

En una sesión en la que se vivieron momentos tensos, el diputado laborista John Robertson sostuvo que «los británicos no se fían» de las compañías energéticas, una afirmación que suscribió igualmente Tony Cocker, director ejecutivo de E.ON.

Cocker anunció que envió una carta al primer ministro, David Cameron, en la que le propone la creación de una comisión que investigue la competencia entre las compañías energéticas del Reino Unido.

«Este mercado es fundamentalmente competitivo, pero entiendo que no estamos generando confianza, así que creo que necesitamos una comisión que investigue exhaustivamente sobre la competencia», lo que ayudará a «despolitizar» el debate sobre los precios de la energía, afirmó el directivo de E.ON.

Hace dos semanas, cuando British Gas, privatizada en los años 80, anunció un aumento de sus tarifas de entre el 10,4% y el 8,4%, Cameron calificó ese incremento de «decepcionante» y animó a los británicos a cambiar de proveedor.

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