Soria prepara los cambios legales para mantener Garoña y ampliar la vida útil de las nucleares a 60 años
«Aún no estamos, como en Estados Unidos en el horizonte de 60-80 años», agregó durante un acto organizado por Enresa y Westinghouse. Sin embargo, insistió en que, «respecto al alargamiento» de la vida útil, el Gobierno es «partidario» de estudiarla cuando se den las condicione técnicas y de seguridad y el operador quiera continuar.
En su intervención, destacó la importancia de la energía nuclear en el mix energético español, donde en 2012 ocho reactores aportaron el 20% de la electricidad, convirtiéndose en la primera fuente energética y situando a España en el quinto puesto en producción nuclear en la Unión Europea.
En relación con la posibilidad de que la central burgalesa de Santa María de Garoña vuelva a operar, confirmó que el Ministerio «ya» ha impulsado una modificación en el reglamento de instalaciones radiactivas para que las plantas nucleares que cierren «únicamente» por motivos económicos y no vinculados a consideraciones de seguridad nuclear, pueda continuar la empresa o el operador una prórroga. «Ya se ha impulsado desde el Ministerio, por lo tanto espero que a lo largo de los próximos tiempos pueda ver la luz», concluyó.
El doble de combustible usado en 2030
Por su parte, el vicepresidente ejecutivo de la francesa Areva, Dominique Mockly, también presente en el desayuno informativo, explicó que el combustible nuclear gastado se multiplicará por dos de aquí a 2030 y se alcanzarán las 400.000 toneladas en esa fecha, por lo que reconoció que este residuo «es un problema hoy y lo será en el futuro» incluso si no se siguen construyendo centrales nucleares.
Mockly explicó las distintas opciones para procesamiento y almacenamiento del combustible gastado e informó de las opciones existentes y de los distintos proyectos de Areva en esta materia en distintos países del mundo, entre los que señaló a Reino Unido, India, Corea del Sur, China o Francia, que están estudiando técnicas de reducir y reprocesar el combustible.
En este contexto, dijo que Areva está procesando 28.600 toneladas de materiales, de los que se reprocesan al año 1.100 toneladas de combustible usado.
Mientras, el presidente de Westinghouse, Daniel Roderick, defendió que la energía nuclear «alarga la vida del planeta» al reducir los gases de efecto invernadero en el mundo por no emitir CO2 y añadió que no puede haber gas suficiente en el mundo para suplir la energía atómica, por lo que ésta tiene «un sitio en el mundo para proporcionar energía».
Así, precisó que cada vez que se apaga una central nuclear en el mundo se está utilizando el 5% de las reservas de gas del planeta por lo que el cese de 20 plantas serviría para terminar con las reservas de gas (100 años) en el mundo.
En este sentido, dijo que Westinghouse va a construir 16 centrales en China y que posiblemente se anunciarán otras 3 más a final de este año. Estos proyectos se suman a otros 6 en India. Sobre Japón, apuntó que hay dos centrales que pararon para recargar combustible y aseguró que este país a «empezar a continuar» su parque atómico. «Estamos en una especie de renacimiento»–ha indicado– «Tenemos más plantas en construcción que en desmantelamiento», ha celebrado.
Ante el envejecimiento futuro del parque atómico y la necesidad de reducir gases de efecto invernadero, Roderick defendió la necesidad de que las centrales lleguen, al menos, a los 60 años de actividad, para disponer de tiempo suficiente para desarrollar y construir nuevas centrales para lograr «un reemplazo similar a lo que tenemos hoy».
«En diez años vamos a cambiar la forma de ver los accidentes nucleares», vaticinó el presidente de Westinghouse, que añadió que las instalaciones serán «mucho más seguras y darán una mejor respuesta» ante los sucesos, gracias al desarrollo del combustible cerámico que permitirá reducir el tiempo de construcción de las instalaciones, lo que rebajará los costes. En todo caso, dijo que la aspiración es llegar a una vida útil de 80 años, aunque reconoció que hay factores limitantes como la capacidad de tratar el cable enterrado o el cemento envejecido de las plantas.
Todo ello implica analizar si es «eficaz» desde el punto de vista de coste, de lo contrario es mejor cerrar la instalación, dijo.
A pesar de Fukushima y algunos problemas en plantas de Asia, «aún estamos vivos y pataleando», subrayó Roderick que defendió un mix energético equilibrado, incluidas las renovables



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