La energía nuclear cubrió el 22% de la demanda de energía durante el mes de junio, seguida por el 18,9% de la eólica, según WWF
A la nuclear y la eólica le siguen la energía hidráulica, el 13,6%; carbón, 12,6%; ciclo combinado de gas natural, el 6,7% y el 26,2% corresponde a otras fuentes de energía, como la cogeneración, residuos y otras renovables.
Además, el observatorio señaló que, según datos de Red Eléctrica de España (REE), el 54,9% de la electricidad se generó en régimen ordinario, mientras que en el régimen especial se generó el 45,1%. En todo caso, el informe mensual destacó que la producción de electricidad continúa su descenso y en junio de 2013 fue un 8,5% menos que en junio de 2012. En la misma línea la demanda eléctrica cayó un 8,2%, situándose en 18.965 gigawatios hora.
En esta línea, los valores de las emisiones específicas de dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx) en junio disminuyeron respecto a las emisiones del mismo periodo del año anterior, siendo 0,327 gr SO2 y 0,226 gr NOx por KWh producido. Este descenso se debe, principalmente, a la disminución de la generación eléctrica con carbón (del 12,6%) y por el aumento de las energías renovables, que no generan emisiones.
Concretamente, las emisiones medias de CO2 durante el mes de junio fueron de 146 kilogramos de CO2 por megawatio hora generado, un dato inferior a los 286 kilogramos de CO2 por megawatio hora de junio de 2012, es decir casi a la mitad, ya que pasaron de 6.399.454 toneladas de CO2 en junio del año pasado a 3.002.732 toneladas de CO2 en la misma treintena de este año.
En este contexto, la técnico de energía de WWF, Raquel García Monzón, reclamó un modelo energético 100 por 100 renovable para 2050. A su juicio, el futuro energético debe ser sostenible y limpio, basado en el ahorro, la eficiencia y la generación renovable. Por eso, añadió que es preciso aprobar una regulación adecuada para el autoconsumo como pilar de la generación distribuida, donde los ciudadanos sean el centro del sistema eléctrico y vivan en ciudades inteligentes que cuenten con edificios de cero emisiones de CO2, conectados a redes inteligentes (smartgrids) y con viviendas que puedan producir y consumir su propia energía en régimen de autoconsumo con balance neto.»
«La reforma energética prevista por el Gobierno debe contemplar esta demanda ciudadana, eliminando las actuales barreras para el acceso de cualquier consumidor al autoconsumo energético. También debe apostar definitivamente por un futuro energético libre de emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático», aseguró.





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