Greenpeace asegura en un informe que las centrales nucleares están expuestas a mayores riesgos por su envejecimiento, la amenaza terrorista y el cambio climático
Según Greenpeace, en los últimos años se han incrementado las posibilidades de que se produzca un accidente nuclear «de consecuencias peores que el de Chernobil». El informe lo han elaborado varios expertos en seguridad nuclear, por encargo de Greenpeace International.
El incremento de los riesgos de accidente nuclear se debe a la combinación de una serie de factores. Según explica la organización, factores como «el envejecimiento de los reactores, los fallos propios de una tecnología intrínsecamente peligrosa, la cada vez menor cultura de seguridad de los operadores como consecuencia de la falta de competitividad de la energía nuclear y en un mercado eléctrico liberalizado, la amenaza creciente del terrorismo y la vulnerabilidad de las instalaciones nucleares ante los efectos del cambio climático».
La organización ecologista explica que todos los diseños de los reactores tienen fallos de seguridad que no se pueden eliminar mediante mejoras. Y señala otros factores que pueden influir en la seguridad, como los problemas derivados del envejecimiento de los reactores -fragilización de la vasija de presión del reactor, por ejemplo-, que derivan en incidentes y sucesos reseñables con cada vez mayor frecuencia. Greenpeace señala además que desde el 1 de enero de este año se han producido al menos 47 sucesos significativos de seguridad, aunque apunta que podrían ser más, dado «el secretismo del Consejo de Seguridad Nuclear, que no permite conocer la cifra exacta». El CSN ha rechazado estas afirmaciones y ha señalado a Energía Diario que la transparencia en el organismo supervisor es total: «todas las centrales nucleares están obligadas a notificar al CSN cualquier incidente, y éstos se publican en la web del Consejo de Seguridad Nuclear», señalaron fuentes del supervisor.
Greenpeace señala que en España, la media de edad de las centrales es de casi 25 años y que todas presentan problemas de envejecimiento. Además, explica que «la liberalización de los mercados de electricidad ha empujado a las empresas con centrales nucleares a disminuir las inversiones en seguridad y a reducir plantilla».
La organización denuncia además la falta de independencia de los organismos reguladores en materia de seguridad nuclear, y explica que nunca podrá haber suficiente protección contra la amenaza terrorista.
Greenpeace se ha referido además a los futuros reactores, los denominados «de cuarta generación», aún en fase de diseño. El informe, según Greenpeace, demuestra que «además de tener sus propios problemas de seguridad, requerirían enormes sumas de dinero para hacer posible su desarrollo, por lo que se duda de su viabilidad comercial».
Por último, la organización ecologista ha defendido que el Gobierno imponga a las propietarias de centrales nucleares un régimen de responsabilidad civil ilimitada por los daños causados por accidentes nuclares (costes humanos, de salud, medioambientales y económicos), tal y como el que ya se encuentra en vigor en Alemania y otros países. Y, en este sentido, menciona el Anteproyecto de Ley sobre Responsabilidad Civil por Daños Nucleares, en el que se reconoce que las compañías de seguriso no quieren cubrir los riesgos de las empresas con centrales nucleares en caso de accidente nuclear. «Ante la ausencia de interés del mercado de seguros en esta cuestión», afirma Greenpeace, «el Gobierno pretende utilizar la tarifa eléctrica para subsidiar de forma encubierta al sector nuclear y cubrir su obligación legal de hacer frente a los daños nucleares».
El director de Campañas de Greenpeace, Mario Rodríguez, ha vuelto a pedir al Gobierno que ponga en marcha el pan de abandono de la energía nuclear.
El Foro Nuclear ha declinado pronunciarse sobre las declaraciones de Greenpeace.


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