La patronal francesa rechaza el cierre de nucleares de Hollande

Los patronos, en una declaración del Movimiento de Empresas de Francia (MEDEF), consideraron irrealizable la división por dos del consumo de energía hasta mediados de siglo, e «inaceptable» el aumento de las renovables a más del 27% en 2020 y a entre el 30% y el 40% en 2030.

No obstante, y tras horas de negociaciones, los representantes del MEDEF dieron finalmente su visto bueno formal a las conclusiones después de que estas fueran definidas como «síntesis de trabajo» en vez de incluir «recomendaciones» sobre la política energética.

El MEDEF calificó previamente de «incoherente recomendar el cierre de centrales nucleares seguras y rentables», en una alusión directa a los dos reactores de Fessenheim, que el presidente francés, François Hollande, prometió que dejarán de funcionar y serán clausurados durante su mandato.

Se trata de la central atómica más antigua de Francia (entró en servicio en 1977), pero sus dos reactores obtuvieron, en abril de 2011 y en abril de 2013 respectivamente, una autorización de la Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) para continuar produciendo corriente durante diez años.

El MEDEF subrayó su negativa a reducir el porcentaje de la electricidad nuclear del 75% actual al 50% en 2020, tal y como había prometido Hollande, en la campaña para su elección, y como lo repitió desde que es jefe del Estado.

En un comunicado conjunto con otras tres organizaciones patronales (CGPME, FNSEA y UPA), el MEDEF criticó el documento del debate sobre la transición energética que debe servir de base para la elaboración de una ley, porque a su juicio todos esos cambios deben «enmarcarse en el contexto europeo e internacional».

Además, esas asociaciones de empresarios indicaron que hay que fijarse un triple objetivo: «competitividad, seguridad de aprovisionamiento y cambio climático, un tema en el que Francia se distingue por sus logros».

El MEDEF advirtió de que las evaluaciones del costo de la transición energética en Francia, entre 300.000 millones de euros y un billón, no sólo ilustran que saldrá caro, sino que la horquilla es muy amplia y no puede «en ningún caso servir para aclarar las decisiones futuras«.

En cuanto al gas de esquisto, para la que el socialista Hollande subrayó que no sólo no habrá ninguna explotación en Francia sino tampoco ninguna exploración durante su mandato hasta 2017, los empresarios manifestaron su descontento por ese bloqueo.

En concreto, la principal organización patronal hizo notar que «la revolución energética mundial actual cuestiona totalmente» las afirmaciones de que las energías fósiles van a ser más caras porque son recursos que se están agotando.

Los empresarios manifestaron su opinión contraria contra un aumento de la fiscalidad energética para las empresas, que perjudicaría al sector industrial francés en su competición frente a los países que no tienen esas cargas: «sería una mala elección para nuestro país».

El responsable del comité de energía del MEDEF, Jean-Louis Schilansky, presidente de la Unión de Industrias Petroleras de Francia, dijo que «por supuesto que hay que ahorrar energía e ir en la línea de la eficacia energética, pero infligir una reducción del 50% del consumo, no nos parece factible».

Esa meta, añadió en una entrevista a la emisora de radio «France Info» Schilansky, «acarrearía un decrecimiento de la economía».

Los representantes del MEDEF, después de acordar su visto bueno a las conclusiones tras la eliminación del término «recomendaciones», no emitieron nuevas opiniones sobre el contenido del documento.

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