El petróleo y la demanda oriental marcarán la agenda energética para 2035, según la OPEP y la AIE

Las perspectivas de la Organización de Países Productores de Petróleo OPEC y por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) fueron facilitadas en la XIV Cumbre Internacional del Petróleo celebrada en París, que anticipó también el peso gradual que va a asumir Estados Unidos como productor de petróleo.

Según Maria Van der Hoeven, directora ejecutiva de la AIE, en 2035 el petróleo se mantendrá como principal fuente de energía, con un porcentaje del 27%, seguido por el carbón (24%) y el gas (24%) y, a mayor distancia, las energías renovables (18%) y la nuclear (7%).

«Para ese año, el 90% de las exportaciones de petróleo de Oriente Medio irán para Asia, y América del Norte destacará como un exportador neto. No es difícil imaginar cómo va a cambiar el mapa geopolítico de la energía en los próximos años», destacó en uno de los paneles.

Aunque la representante de la AIE se mantiene optimista a largo plazo sobre el mercado del petróleo, no esconde que las nuevas fuentes de suministro y las interacciones entre países deberán estar acompañadas de «enormes inversiones».

«Tenemos los recursos para satisfacer la demanda, pero necesitamos convertirlos en suministro, lo que requiere tecnología e inversiones. Y para eso hay que pensar en el precio. La cuestión clave es qué precio hace a cada energía viable«, añadió el secretario general de la OPEP, Abdalá Al Badri.

En el mercado hay consenso, no obstante, en que los precios del petróleo se van a mantener estables, y en que una volatilidad extrema perjudica tanto a los productores como al consumidor.

«Si bajas hasta cierta cantidad, algunos inversores no lo verán viable, y la falta de inversión lleva a la carencia de suministro, algo que ya ha sucedido en el pasado», destacó Al Badri, mientras que la directora ejecutiva de la AIE mantiene que es improbable que se llegue a 60 o 50 dólares por barril pagados hace años.

«Los campos petrolíferos de fácil acceso se habrán agotado, y eso es algo que se debe tener en cuenta a la hora de calcular los precios», concluyó Van der Hoeven, advirtiendo de la importancia de apostar por la mejora del transporte.

El presidente director general de la petrolera francesa Total, Christophe de Margerie, calculó que, aun sin disponer de «una bola e cristal», el margen en el que se va a mover la industria va a oscilar en los próximos años entre los 105 y los 115 dólares por barril.

El secretario general del Foro Internacional de la Energía (IEF), Aldo Flores-Quiroga, explicó en esa línea que «todo el mundo comparte la perspectiva de que una volatilidad extrema no ayuda a la inversión ni por supuesto a la seguridad energética».

El papel que pueda tener Estados Unidos en ese futuro panorama, según añadieron los expertos, está todavía por determinar porque depende de ese país decidir qué cantidad de petróleo va a sacar al mercado, pero es una realidad que debe contemplarse con antelación.

«La industria debe prepararse para una mayor competencia, y no esperar, como a menudo se hace, a haber visto el problema», destacó De Margerie, que admitió que para la industria petrolera fue una «sorpresa» la rapidez por ejemplo del desarrollo de los gases de esquistos.

En lo que también coincidieron todos fue en que factores como el aumento de la población y una esperada recuperación económica a largo plazo hará que se necesiten, según Al Badri, «todo tipo de fuentes, tanto viejas como nuevas».

«Una de las reglas de la seguridad energética es no apostar a una sola energía», concluyó Quiroga, sin descartar que «un avance tecnológico sorprendente haga mucho más rentable y fácil la extracción de recursos de diversos tipos» en el futuro, lo que podría elevar el porcentaje ocupado por las energías limpias.

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