Anpier dice que 700 millones de euros del déficit tarifario imputados a las energías renovables son en realidad ganancias de mercado
La asociación aseguró que la configuración del mercado eléctrico «adultera» el precio de la energía y «demoniza» a las renovables, mientras las eléctricas convencionales obtienen un beneficio adicional «en perjuicio del Estado y la sociedad».
Hasta abril, señaló, se da la «paradoja» de que el viento y las lluvias han elevado la producción renovable y deprimido el precio del mercado, lo que a priori habría tenido un efecto muy positivo para el consumidor y la propia visibilidad social de estas tecnologías limpias, pero ha sido al contrario.
El consumidor no se benefició porque su recibo lo marca la subasta Cesur, donde se fija un precio para todo el trimestre más elevado que el marcado en el «pool», y al mismo tiempo las renovables resultaron penalizadas socialmente porque, al producir más, cobraron más en primas.
La diferencia entre el precio de la subasta Cesur que pagan los consumidores y el precio del «pool» es de 700 millones de euros, según los cálculos de Anpier, que constató que en el mes de abril el mercado dio un precio de 18,17 euros por megavatio hora (MWh), mientras en la tarifa eléctrica se pagan 45,41 euros.
La asociación «espera que el Gobierno solucione este fraude de ley con la nueva normativa» y acabe con un modelo en el que «el precio que paga el consumidor en la factura de la luz no guarda relación con el coste real de producción de la energía, fijado por el mercado mayorista».
Para Anpier, este mecanismo no es más que una «maniobra conceptual y contable» que «genera tremendas distorsiones tanto en los precios de la energía como en la percepción social de los costes reales de las renovables».
Los 700 millones de euros de ganancias obtenidos en el mercado no aparecen computados como beneficios de los diferentes productores, sino como un «déficit de tarifa absolutamente virtual», lamentó la asociación.
Anpier también aprovechó para reclamar una auditoría de costes y un modelo de retribución por costes reales de producción, lo que a su juicio generará grandes ahorros tanto en energía nuclear como en hidráulica, y liberaría liquidez para remunerar las amortizaciones renovables sin aumentar el precio final al consumidor ni incrementar el déficit de tarifa.


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