Canarias es mi jardín

Muchos apuestan a que Soria persigue sentarse en el puesto de Paulino Rivero al frente del gobierno del archipiélago, siendo esta meta clave en la agenda de esta cartera ministerial, por otra parte tan personalista, que recuerda a aquella frase de «Filipinas es mi jardín«. Sería fantástico, por tanto, que las prospecciones petrolíferas autorizadas por Industria que está llevando a cabo Repsol fructificasen y así veríamos a Soria como los viejos colonos del Oeste arrodillado, llorando de alegría, sobre el chorro de oro negro.

Dentro de su actividad ministerial es bien conocida también su capacidad para acabar e iniciar la semana en el archipiélago. Su agenda tiene una intensidad inusitada en esta Comunidad Autónoma que no es comparable con la de, por poner un solo ejemplo, el ministro José Ignacio Wert, que, además, es uno de los más antipáticos para los medios de comunicación y las encuestas. De hecho, el común de los mortales no conoce el origen y procedencia del sociólogo del Gobierno y sólo los más enterados saben que es sociólogo.

El hecho es que el ministro de Industria, Energía y Turismo desarrolla una intensa actividad canaria, incluso, mientras está en Madrid. Quien se relaciona con el ministro sabe de esa «su debilidad». Da buena cuenta de ello la última conferencia en el Club Siglo XXI, narrada con dosis de fina ironía por Israel García Juez en «El Confidencial», que alcanza su mayor paroxismo cuando señalaba cómo los asistentes se comunicaban entre sí mediante el silbo gomero, así como señalando que Soria, aun siendo ministro del Gobierno de la Nación, olvidó la existencia del archipiélago balear en su conferencia, mientras pide empleo para los jóvenes canarios.

Por otra parte, en las capas mesopolíticas insulares se ha desarrollado un magma de posicionamiento contrario al modelo de suministro eléctrico del archipiélago, que une a socialistas, populares y a Coalición Canaria, algo propio de las sociedades herméticas y cuya comunicación se realiza mediante silbos. Un excelente caldo de cultivo para el propio Soria, que tiene hasta una Comisión de Industria en el Congreso de claro corte «insular canario».

El hecho es que el Gobierno de la Nación, por vía del Ministerio de Industria, ha decidido poner el ojo en reformar los sistemas extrapeninsulares, aplicando algo en lo que el ministro se pinta solo: la comunicación política, variedad positiva, complaciente y melosa, a base de buenas noticias y pocos matices. Dicha medida ya fue anunciada en su momento por el inefable Marti Scharfhausen, y ahora es llevada a cabo por mano del nuevo secretario de Estado, Alberto Nadal.

Así, el Ministerio ha afirmado que se producirá un ahorro de 440 millones de euros de aplicarse la reforma Soria-Canarias, que consiste en, básicamente, ponerlo todo patas arriba. Eso sí, la exposición de motivos alardea impúdicamente de ser en lo económico, por inconcreta, poco exhaustiva, utilizando un modelo «caja negra» de estimación de esos supuestos ahorros, con el fin de calzar la reforma y venderla políticamente (la terminología «venderla» es ya un clásico de los cercanos a la comunicación política en el Ejecutivo). La sombra de la poca credibilidad se ha extendido a raíz de la disección de los números, dado que el resultado del proyecto no contempla los costes fijos y, por otra parte, sobreestima los ahorros en costes variables por la vía de la fe ciega. El Ministerio del misterio.

Además, el efecto que se produce de su aplicación en términos de seguridad y garantía de suministro, con un importante descenso de potencia instalada, es muy preocupante, de forma que la propia patronal canaria la observa con preocupación y así ya se ha manifestado. Habrá que estar muy atentos a estos números y a sus efectos.

Y, en el plano jurídico, con dicha reforma, además, se violenta gravemente el marco de la liberalización y las Directivas Europeas, para que los ciudadanos y autoridades canarias acaben por relacionarse con el monopolio de Red Eléctrica de España, vía la expropiación de generación y la entrada del operador de transporte y sistema en la generación hidráulica mediante el bombeo. Todo un avance para los ciudadanos del archipiélago.

Es posible que lo peor que le pueda pasar al archipiélago es que la voluntad de un ministro con ambiciones se fije en esta comunidad para sus aspirantazgos y no dude en hacer lo que sea por ello, consciente de la fragilidad de la memoria. Y, la pregunta es, a la vista de lo que está pasando con Núñez Feijóo, sus veraneos y los comportamientos políticos autonómicos en el seno del Ejecutivo, ¿puede ser que Mariano Rajoy utilice su presidencia del Gobierno como catapulta para llegar a la Xunta de Galicia?

Al final, los canarios serán sufridores del conocido adagio de «al suelo, que vienen los nuestros».

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