Rigor económico financiero frente a leyendas urbanas (I)

En el caso de este estudio sobre el sector eléctrico y sus magnitudes económico-financieras, hay tres elementos que deben ponderarse para valorar el alcance del mismo.

I.- La ausencia de estudios/informes de estas características de las instituciones públicas y órganos reguladores competentes al respecto. No deja de ser paradójico que los voluminosos informes anuales de la CNE no dejen de ser mastodónticos mamotretos estadísticos que no permitan conocer con clarividencia y sentido económico-financiero la realidad de los diferentes sectores energéticos, no sólo el eléctrico.

II.- La escasa conciencia relativa al funcionamiento de los mercados de capital que nos circunda y su directa relación con las empresas. El grave olvido de la perspectiva financiera de las empresas no deja de ser imperdonable y deliberado. Cuando prebostes de la comunicación como Iñaki Gabilondo se preguntan ante las cámaras y sus televidentes, «¿pero cómo puede ser que puedan más los mercados que la política?», se alimenta una visión pública y distorsionada de sectores como el energético dónde existen muchas reminiscencias de un pasado de intervención (eso sí, a cuenta de los accionistas) y se alimenta un imaginario social basado en el pensamiento mágico.

Si en todos los sectores, existe una comprensión de que están compuestos por empresas que necesitan financiación (propia y externa) y que operan en sus correspondientes mercados, en el sector energético, sus tradicionalistas consideran que las empresas eléctricas deben ser un apéndice del Estado y sus tentáculos (y que accionistas y financiación deben servir disciplinadamente a ello). Por tanto, sus magnitudes económico-financieras son una cosa menor, detalles intrascendentes o efectos colaterales que deben soportar resignadamente los propietarios de las empresas, apencando con la acción de intervención con la que pueden jugar con discrecionalidad, subvirtiendo la dinámica económica y de los mercados. El problema es que esto se produce en un entorno globalizado.

III.- Como consecuencia de todo lo anterior, en el trasfondo, está el Tea Party retroprogresivo de la energía en España, grupo genuino de nuestro país, autor, inspirador de teorías teñidas de demagogia y que se materializan en el infamante «Informe sobre Costes y Precios» y sus reverberaciones grotescas, en la medida que provienen de los órganos reguladores independientes que deben ser los garantes del mercado.

Unos teóricos que buscan afirmar cosas como «Tal tecnología tiene muchos ‘beneficios’» que, con osadía y olvido de las épocas previas de inversión financiera, califican de «windfall profits» sin comprender el ciclo de inversión/financiación. Llegan a tal extremo que reniegan de las normas contables (hoy internacionales, homologadas y homogeneizadas), para desarrollar teorías pintorescas sobre la amortización y la utilización de mecanismos de prestidigitación para hacerla desaparecer. Es un Tea Party que se propone recuperar la esencia añorada del Marco Legal Estable, que consiste en la fijación discrecional de márgenes de operación (rentabilidad regulada por tecnología).

El problema de estos teóricos, sus sagas y sus clanes, es la pretensión de influenciar el debate en torno al sector, condicionando la regulación y el funcionamiento del mercado (y si es posible extinguirlo).

Mañana ofreceremos el análisis y las conclusiones del estudio de UNESA.

Rigor económico financiero frente a leyendas urbanas (I)

En el caso de este estudio sobre el sector eléctrico y sus magnitudes económico-financieras, hay tres elementos que deben ponderarse para valorar el alcance del mismo.

I.- La ausencia de estudios/informes de estas características de las instituciones públicas y órganos reguladores competentes al respecto. No deja de ser paradójico que los voluminosos informes anuales de la CNE no dejen de ser mastodónticos mamotretos estadísticos que no permitan conocer con clarividencia y sentido económico-financiero la realidad de los diferentes sectores energéticos, no sólo el eléctrico.

II.- La escasa conciencia relativa al funcionamiento de los mercados de capital que nos circunda y su directa relación con las empresas. El grave olvido de la perspectiva financiera de las empresas no deja de ser imperdonable y deliberado. Cuando prebostes de la comunicación como Iñaki Gabilondo se preguntan ante las cámaras y sus televidentes, «¿pero cómo puede ser que puedan más los mercados que la política?», se alimenta una visión pública y distorsionada de sectores como el energético dónde existen muchas reminiscencias de un pasado de intervención (eso sí, a cuenta de los accionistas) y se alimenta un imaginario social basado en el pensamiento mágico.

Si en todos los sectores, existe una comprensión de que están compuestos por empresas que necesitan financiación (propia y externa) y que operan en sus correspondientes mercados, en el sector energético, sus tradicionalistas consideran que las empresas eléctricas deben ser un apéndice del Estado y sus tentáculos (y que accionistas y financiación deben servir disciplinadamente a ello). Por tanto, sus magnitudes económico-financieras son una cosa menor, detalles intrascendentes o efectos colaterales que deben soportar resignadamente los propietarios de las empresas, apencando con la acción de intervención con la que pueden jugar con discrecionalidad, subvirtiendo la dinámica económica y de los mercados. El problema es que esto se produce en un entorno globalizado.

III.- Como consecuencia de todo lo anterior, en el trasfondo, está el Tea Party retroprogresivo de la energía en España, grupo genuino de nuestro país, autor, inspirador de teorías teñidas de demagogia y que se materializan en el infamante «Informe sobre Costes y Precios» y sus reverberaciones grotescas, en la medida que provienen de los órganos reguladores independientes que deben ser los garantes del mercado.

Unos teóricos que buscan afirmar cosas como «Tal tecnología tiene muchos ‘beneficios’» que, con osadía y olvido de las épocas previas de inversión financiera, califican de «windfall profits» sin comprender el ciclo de inversión/financiación. Llegan a tal extremo que reniegan de las normas contables (hoy internacionales, homologadas y homogeneizadas), para desarrollar teorías pintorescas sobre la amortización y la utilización de mecanismos de prestidigitación para hacerla desaparecer. Es un Tea Party que se propone recuperar la esencia añorada del Marco Legal Estable, que consiste en la fijación discrecional de márgenes de operación (rentabilidad regulada por tecnología).

El problema de estos teóricos, sus sagas y sus clanes, es la pretensión de influenciar el debate en torno al sector, condicionando la regulación y el funcionamiento del mercado (y si es posible extinguirlo).

Mañana ofreceremos el análisis y las conclusiones del estudio de UNESA.

Rigor económico financiero frente a leyendas urbanas (I)

En el caso de este estudio sobre el sector eléctrico y sus magnitudes económico-financieras, hay tres elementos que deben ponderarse para valorar el alcance del mismo.

I.- La ausencia de estudios/informes de estas características de las instituciones públicas y órganos reguladores competentes al respecto. No deja de ser paradójico que los voluminosos informes anuales de la CNE no dejen de ser mastodónticos mamotretos estadísticos que no permitan conocer con clarividencia y sentido económico-financiero la realidad de los diferentes sectores energéticos, no sólo el eléctrico.

II.- La escasa conciencia relativa al funcionamiento de los mercados de capital que nos circunda y su directa relación con las empresas. El grave olvido de la perspectiva financiera de las empresas no deja de ser imperdonable y deliberado. Cuando prebostes de la comunicación como Iñaki Gabilondo se preguntan ante las cámaras y sus televidentes, «¿pero cómo puede ser que puedan más los mercados que la política?», se alimenta una visión pública y distorsionada de sectores como el energético dónde existen muchas reminiscencias de un pasado de intervención (eso sí, a cuenta de los accionistas) y se alimenta un imaginario social basado en el pensamiento mágico.

Si en todos los sectores, existe una comprensión de que están compuestos por empresas que necesitan financiación (propia y externa) y que operan en sus correspondientes mercados, en el sector energético, sus tradicionalistas consideran que las empresas eléctricas deben ser un apéndice del Estado y sus tentáculos (y que accionistas y financiación deben servir disciplinadamente a ello). Por tanto, sus magnitudes económico-financieras son una cosa menor, detalles intrascendentes o efectos colaterales que deben soportar resignadamente los propietarios de las empresas, apencando con la acción de intervención con la que pueden jugar con discrecionalidad, subvirtiendo la dinámica económica y de los mercados. El problema es que esto se produce en un entorno globalizado.

III.- Como consecuencia de todo lo anterior, en el trasfondo, está el Tea Party retroprogresivo de la energía en España, grupo genuino de nuestro país, autor, inspirador de teorías teñidas de demagogia y que se materializan en el infamante «Informe sobre Costes y Precios» y sus reverberaciones grotescas, en la medida que provienen de los órganos reguladores independientes que deben ser los garantes del mercado.

Unos teóricos que buscan afirmar cosas como «Tal tecnología tiene muchos ‘beneficios’» que, con osadía y olvido de las épocas previas de inversión financiera, califican de «windfall profits» sin comprender el ciclo de inversión/financiación. Llegan a tal extremo que reniegan de las normas contables (hoy internacionales, homologadas y homogeneizadas), para desarrollar teorías pintorescas sobre la amortización y la utilización de mecanismos de prestidigitación para hacerla desaparecer. Es un Tea Party que se propone recuperar la esencia añorada del Marco Legal Estable, que consiste en la fijación discrecional de márgenes de operación (rentabilidad regulada por tecnología).

El problema de estos teóricos, sus sagas y sus clanes, es la pretensión de influenciar el debate en torno al sector, condicionando la regulación y el funcionamiento del mercado (y si es posible extinguirlo).

Mañana ofreceremos el análisis y las conclusiones del estudio de UNESA.

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