Entramos en el esperpento

Ayer, el diario digital Vozpopuli, publicaba la intención del Gobierno de efectuar una nacionalización encubierta de la actividad de distribución. Se trataría de otorgar a Red Eléctrica de España la gestión de los activos de distribución, manteniendo la propiedad de los activos en las empresas distribuidoras actuales. Se evitaría así un proceso de expropiación obligatoria, creando una especie de expropiación blanda sin costes. Algo así como que a usted le saquen de su casa, que la casa siga siendo suya y una sociedad pública se encargue de alquilarla. ¿A que es ocurrente la cosa?

La idea está atribuida en la noticia a Andrés Seco, director de Operación de Red Eléctrica de España, con una larga y peculiar trayectoria en el mundo eléctrico y que arribó finalmente en FAES, el «think tank» más relevante del pensamiento «neocon» español, a fuer de liberal a la española, lo cual es ser poco liberal. O nada. Porque, de hecho, ayer cuando se conocía esta propuesta, la chacota con respecto a los supuestos liberales españoles, Luis de Guindos, José Manuel Soria y Álvaro Nadal, era de campeonato y se oía en el universo mundo.

Debería producir bochorno el hecho de que se pueda pergeñar un engendro de tal calibre, producto de la soberbia intelectual y de la indigencia económica, institucional, gestora, de conocimiento de los mercados financieros, de experiencia en situaciones tan complejas como las actuales en el plano de la relación con los distintos agentes económicos y empresariales, de los compromisos internacionales, del respeto de la legalidad europea, española y del modelo de liberalización. Casi nada.

Para dar verosimilitud a esta propuesta delirante se unen varios elementos: la cruzada de Alberto Nadal respecto de los activos regulados y el desconocimiento atroz respecto de la actividad de distribución que todavía no tiene modelo retributivo, merced a las artimañas de la CNE y su presidente para que no se ponga encima de la mesa el informe que tiene elaborado sobre el tema, y así, en un ejercicio de colaboracionismo, dejar las manos libres al Gobierno de cara a sus recortes y enjuagues.

Sigamos con los elementos que dan verismo al problema: las recientes propuestas relativas a los sistemas extrapeninsulares tendentes a la expropiación de las redes y de la generación por bombeo vía BOE a favor de REE. La conformación de Red Eléctrica de España como Gran Hermano del sector eléctrico, combinación perfecta de empresa privada con gestores políticos y voluntad de expansión en su monopolio, en conjunción con el entreguismo y la ausencia de frenos en Industria al equipo directivo más intervencionista conocido por la compañía. Así hemos asistido a las continuas visitas de Folgado, Seco y el propio Luis Atienza Serna al Ministerio de Industria y el desparpajo de la cúpula de REE con una ascendencia creciente en las autoridades del Gobierno, seducidas por el mensaje del operador de transporte y sistema eléctrico español «dejádmelo a mí».

La propuesta, se mire por donde se mire, es simplemente un disparate. No tiene comentario, ni la merece. Da vértigo que simplemente se pueda idear por un «responsable”»energético de algo en nuestro país. Su diseño pertenece al modelo argentino-chavista bolivariano en lo ideológico. No tiene parangón en ningún país occidental. El problema ya no es en sí la propuesta, por estrambótica que sea, sino que es un síntoma de algo mucho más grave y debería causar bochorno el mero hecho de que se haya podido incluso inventar y que pueda tener rasgos o atisbos de verosimilitud.

Quiere decirse que, en muy poco tiempo, la vesania y el salvajismo se han instalado en la Plaza de Cuzco, o la pretensión de resolver mediante urgencias por hacer una barbaridad con el problema del déficit tarifario, además de la influencia de características bolcheviques, ha acabado en una distorsión vitriólica, que ni siquiera comprenden. Tanto si es una fabulación como si es una intoxicación interesada para amedrentar a las empresas distribuidoras de cara a luego «aflojar» magnánimamente (una estrategia propia de esa iluminación mesiánica de corte genético entre Moncloa e Industria), la patochada es de campeonato y desacredita a las autoridades e instituciones españolas. Y, por cierto, la entrada, sin atisbos de vergüenza ajena y pudor, en «delirium tremens» de la política energética española por parte del pentágono Soria, Nadal, Atienza, Folgado y Seco, con la cobertura de REE, queda certificada.

En todo caso, la noticia dice que Soria planeaba la nacionalización
completa del sistema de distribución eléctrica y el ministro la descartó por su alto coste
. Esto sí que es tranquilizador. Menos mal.

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