La energía entra en la espiral independentista
Parece claro que la Generalitat acaba de decir que la energía es estratégica e importante. Lo que quiere decir que «la energía es nuestra», cuestión enormemente inquietante en la dinámica independentista y soberanista en que se mueve el gobierno CiU-ERC.
En su crónica, El Confidencial comparaba su nombramiento con el de Ignasi Nieto, de tan infausto recuerdo, y responsable de una de las fases más importantes de litigiosidad en el sector energético de nuestro país cuando fue secretario general de Energía. José Montilla, Maite Costa y el propio Ignasi Nieto copaban los puestos de responsabilidad del sector energético español.
Nieto, como han explicado estas informaciones, se preció de nunca ser un «político», pero lo era, tenía carné del PSC (y, además, hacia uso de él como comisario político) y actuaba adicionalmente con prejuicios ideológicos antiempresariales, que es otra forma de politización, evidentemente nada gestora. Se le dio, por ello, un cierto carácter mítico.
Su conocida y pública tendencia a la imposición y el enfrentamiento, en una actitud «siete machos», era vista con simpatía por quienes sostienen que el sector energético debe ser un brazo armado instrumental del Estado e instrumento al servicio del aparato productivo, en lugar de un sector empresarial en una economía de mercado. Esta insinuación es la que está detrás de la consideración de «sheriff» que hacía El Confidencial en relación a Palacin.
Bajo este nombramiento encontramos un telón de fondo complejo. Problemas entre Red Eléctrica (redes de transportes) y las redes de distribución: graves incidentes en Barcelona y cerca de los Pirineos. Zonas en antena por falta de inversión en transporte, planificación de infraestructuras delirante y retribución asfixiante de la actividad de distribución, para completar el cuadro.
Luego, dificultades serias en la generación en Catalunya por las propias políticas seguidas desde la Generalitat y el influjo de la «divine gauche» en una concepción naturista del suministro eléctrico. Interconexión con Francia, con serios problemas derivados de oposiciones localistas y ecologistas de distinto tipo, y retrasos seculares. Y, finalmente, la consideración de la catalanidad de las empresas multinacionales radicadas allí, como objeto de soberanía y pieza a cobrar en el derecho a decidir.
La solución a todo esto parece ser un experto en electrotecnia, del que se espera requiera solución, azuzando a las empresas energéticas, aparte de razones jurídicas, económicas, retributivas, de liberalización, de mercado o financieras. Se juntan, por tanto, presupuestos técnicos, razones industrialistas e independentistas. Atentos, que vienen curvas.






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