Repsol, la viuda negra y el economista marxista macho Alpha
Si seguimos la espuma de los días relativa al proceso de expropiación ordenado por el Gobierno argentino, con Cristina Fernández de Kirchner, la viuda negra, y Axel Kicillof, como economista marxista macho Alpha a la cabeza, parece que las cosas pueden estar empezando a entrar en el relato de forma realista, tras el tremendismo del primer impacto. Eso sí, sin desposeer a la acción del Gobierno argentino de la gravedad de la acción tomada. Evidentemente, cuando un país y sus dirigentes entran en deriva bananera, todo lo que viene después se acelera enormemente.
Lo primero que encaja es el origen, la motivación y la pretensión del Gobierno argentino para iniciar la expropiación, como combinación de la necesidad de atrapamiento de una eventual operación financiera de compra venta de YPF y de sobrevaloración por la parte argentina del yacimiento de Vaca Muerta. De ahí, que Kirchner y su gobierno hayan precipitado esta actuación gubernamental de forma tan disruptiva.
En efecto, un primer movimiento se produce fruto de la idea de la captura de la plusvalía a costa de acabar con el funcionamiento de los mercados, y parece que la actuación del Gobierno argentino ha sido una actuación preventiva ante los movimientos corporativos en torno a YPF que se estaban fraguando. Parece, por tanto, que las noticias que llegaban a la Casa Rosada con respecto a las aproximaciones entre Sinopec y Repsol para la venta de YPF a la petrolera china han sido el detonante del latrocinio y eran vistas de forma jugosa por los Kirchner y su máquina de conseguir fortuna por vía aplicación práctica del marxismo de amigos que gobierna el país austral.
En ese contexto, el objetivo de Kicillof y Kirchner era conseguir que la plusvalía de la operación se capturase para estos intereses. En ese objetivo estaba la campaña para deteriorar el valor de la compañía en bolsa desde hace meses con la supresión de permisos de explotación por parte de los paragobernadores de las regiones petrolíferas. La plusvalía, para el que se la trabaja.
El problema es que un comportamiento y una actuación de estas características pone en alerta a los supuestos y potenciales compradores, en relación a la hipotética operación posterior, tentándose la ropa respecto de la seguridad jurídica del país, rebajando el precio de la empresa aún más y exigiendo muchas más garantías a la vista de cómo se las gasta o se las puede gastar el peronismo de la viuda negra. Ahora lo que va a costar es subir el precio de la misma, una vez esquilmada por vía gubernamental. ¿Alguien se podría fiar de un país con la matona y el matón a la cabeza? Nuestros lectores chinos (y americanos), que los hay, lo entenderán perfectamente.
Además, con respecto al segundo condicionante, existe un consenso unánime sobre el hecho de que los propios argentinos no podrían realizar la explotación de la empresa (como ya se demostró cuando llevaron a la ruina a la misma antes de ser privatizada) tanto de YPF como empresa de hidrocarburos integrada verticalmente como del yacimiento no convencional de Vaca Muerta, El Dorado visto por los oportunistas argentinos. Este yacimiento exigirá diez años y más de 25.000 millones de dólares de inversión.
Por otra parte, la respuesta española y europea está siendo más contundente de lo que parecía en una primera instancia, lejos del pesimismo/impotencia que imperaba inicialmente en el análisis relativo a las sanciones y consecuencias para el país andino y de los temores de que si salía bien esta operación a Cristina Kirchner podría afectar a otras empresas y sectores, lo que podría derivar en tibias y prudentes respuestas diplomáticas más cercanas a la retórica.
El hecho es que la diplomacia española está consiguiendo más objetivos de lo que inicialmente se apuntaba. Pese a las filtraciones del desdén de Hillary Clinton, Washington ya ha mostrado su desaprobación, el conjunto de acciones del Gobierno español y la alineación de la Unión Europea, vía Comisión y Parlamento, ha sido más que aceptable. El hecho de priorizar el biodiésel de países europeos, la anulación de la ayuda al desarrollo y la denuncia en la OMC, más lo que presente mañana el ministro Soria, junto con las medidas que propone el Parlamento Europeo (quitando la calificación al país de preferencial para inversiones) puede ser más perjudicial de lo que parece para las pretensiones de la actual administración argentina, henchida en el camino hacia un nuevo corralito.
Por otro lado, las posibilidades de que Repsol tenga que ser indemnizada de forma realista, pese a la tasación que se realice en Argentina, son más elevadas de lo que parece y es de esperar que la presidenta argentina vuelva a apelar a alguna campaña de comunicación psicológica de recuperación del orgullo argentino cuando lleguen las malas noticias para su erario público.
Las cosas, en el medio plazo, se le pueden poner especialmente feas para la presidenta que pretende emular a Evita y sus secuaces. Como decía Joaquín Leguina estos días, sería muy razonable apuntar a una línea de investigación para identificar dónde los Kirchner se han llevado el resultado del expolio general a la nación, metiéndole el agua en casa. En eso, la prosodia sentimental y emotiva empleada por la Viuda de Kirchner apelando a su marido en el momento de la privatización, para justificar la expropiación, puede ser enormemente contraproducente para los argentinos y para ella misma.
Probablemente, la sobreexposición de Kirchner al populismo puede jugarle una muy mala pasada. También la fanfarronería y las patillas de Axel Kicillof como artífice de la maquinaria del saqueo. Y, finalmente, la maledicencia y malos modos, el ventajismo empleado incluyendo referencias a la vida política y económica española, junto con las actuaciones sumarísimas que recordaban a sus dictaduras, han sido además de bochornosos, cuestiones a tener en cuenta de ahora en adelante con la actual Administración argentina.
Argentina se aleja de los movimientos de libre mercado de América Latina con un crecimiento económico artificial. El gran despegue América Latina se ha producido cuando ha introducido el mercado. Hasta en Bolivia, con la renegociación de los contratos de gas con la propia Repsol, se han entendido mucho mejor las relaciones y función de las empresas y los mercados en la actividad económica. Argentina con Kirchner a la cabeza se precipita hacia el chavismo venezolano.
Dos cuestiones para pensar: primero las declaraciones de José Manuel García Margallo, ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, hombre de perfil muy europeísta pero poco diplomático. Es evidente que en la alusión al tiro en el pie fue poco acertado. Seguramente que el ministro podría haber echado mano de algún diccionario de eufemismos para encontrar una expresión más adecuada para el momento y, de hecho, Energía Diario le propone algo así como «Argentina ha tirado piedras contra su propio tejado», o «Kirchner se pisa la manguera». En segundo lugar, también advertimos de la posibilidad de que todo esto despiste al ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, respecto del déficit tarifario y siga proporcionando cancha (como dicen los argentinos) a la Oficina Económica de Moncloa.


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