España está desaprovechando su oportunidad de liderazgo en generación de energía renovable

El responsable del documento, Pedro Linares, recalcó que el país cuenta con «ventajas competitivas en campos como las energías renovables, por la cantidad de potencia instalada».

Por este motivo, reclamó un papel «más activo, completo y flexible de la administración pública para ganar competitividad», y aseguró que España «tiene el potencial necesario para convertirse en líder en innovación energética a nivel mundial».

«Podríamos estar vendiendo nuestra tecnología fuera y creando empleo aquí», pero no se hace por falta de inversión, cultura emprendedora y un marco institucional adecuado, dijo.

Linares, codirector de «Economics for Energy», un centro de investigación especializado en el análisis económico de la energía, recalcó que «la innovación es un elemento crítico, porque hay grandes retos para el sistema energético que sólo se lograrán con tecnologías más baratas y limpias».

«Economics for Energy», de la que forman parte, entre otros, el Instituto de Estudios Fiscales del Ministerio de Hacienda, Acciona, Gas Natural Fenosa y la Universidad de Vigo, publicó un informe anual que en 2012 se dedicó a «la innovación en energía en España».

Frente a la investigación básica, en la que se gasta más dinero, Linares explicó que «lo que busca la innovación no es quedarse en un artículo académico, sino que haya empresas que cojan esa idea, la vendan y se genere valor añadido».

Entre los beneficios de la innovación en energía, el informe sostuvo, que el ahorro alcanzado en algunas tecnologías, como la solar de concentración, puede llegar a representar 70 veces lo invertido.

Sin embargo, detalló que el gasto en las investigaciones relacionadas con la energía, tanto público como privado, es bajo en comparación con otros sectores, como biotecnología o farmacia,

Respecto a otros países, la inversión pública por habitante en estas investigaciones en España está por debajo de la media de la Unión Europea; es un 10% de la japonesa y un 20% de la estadounidense.

Además, el documento destacó la escasa inversión privada en innovación en energía y que en España las empresas energéticas dedican menos a este fin que las de otros sectores, sobre todo las grandes.

En el caso de las energías renovables, el efecto de las primas fue muy variable: frente a la eólica, que ha desarrollado «una cierta industria», la innovación en fotovoltaica «era más potente antes de las primas», concluyó la investigación.

Por eso, más que el dinero, para Linares, el problema es que el sistema de innovación español «no está fomentando que haya desarrollo tecnológico».

Según Linares, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas, «somos buenos en el ámbito académico, en publicaciones, pero en patentes estamos muy por detrás de otros países».

«La iniciativa privada debe ser la que desarrolle la innovación, pero la pública debe poner el marco adecuado», puntualizó.

El informe reclamó un papel más activo y flexible de la administración, para que la innovación cree valor, llegue a las empresas y acabe beneficiando a la sociedad, detalló Linares.

Esto debe incluir «un seguimiento más exhaustivo de los proyectos subvencionados, incentivos a la I+D en la regulación del sector eléctrico, mecanismos de apoyo a los emprendedores innovadores en el sector y una agenda estratégica que priorice tecnologías por las que apostar de manera decidida».

Precisamente, una de las críticas es que «la financiación pública, que es poca, va a las empresas, pero no tenemos mecanismos que nos garanticen que ese dinero público se está usando bien», explicó.

Otro problema es que «hay muchos centros de investigación, pero están descoordinados, y no somos (España) tan grandes como para podérnoslo permitir».

«Economics for Energy» pidió concentración en determinadas tecnologías, como el sector de las energías limpias, que tiene un peso significativo en producción de patentes, y un amplio conocimiento industrial sobre renovables, por su elevada implantación.

Estos cambios, insistieron, no serán posibles sin apostar por la cultura emprendedora. En España falta gente dispuesta a decir «voy a coger esta idea de la universidad, voy a desarrollarla y a comercializarla», concluyó Linares.

Un ahorro de 16.500 millones hasta 2030 si se apuesta por la I+D

Según el informe, llamado «Innovación en energía en España. Análisis y recomendaciones«, el sistema energético español podría lograr un ahorro en tecnología de cerca de 16.500 millones de euros hasta 2030 si apuesta por la I+D.

Sobre la referencia del horizonte 2030, el informe indicó que el máximo ahorro puede alcanzarse en la fotovoltaica, con un potencial recorte de los costes de 8.000 millones de euros, frente a los 4.500 millones de euros de la tecnología de captura y secuestro del CO2.

Los biocombustibles y la solar alcanzan niveles cercanos a los 3.000 millones de euros para las estimaciones de máximo ahorro, mientras que las centrales de gas y la eólica presentan un potencial inferior, por debajo de los 1.000 millones de euros.

El informe indicó además que el ahorro alcanzado puede llegar a representar 70 veces la inversión, como es el caso de la energía solar térmica de concentración. La tecnología fotovoltaica y los biocombustibles pueden alcanzar también retornos muy significativos, de hasta 50 y 45 veces la inversión, respectivamente. Los retornos de la eólica rondan 14 veces la inversión.

El informe, elaborado por el Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontificia Comillas y el Belfer Center for Science and International Affairs de la Harvard Kennedy School, consideró además que la modificación de las políticas públicas energéticas podría situar a España como líder de innovación en el sector a nivel mundial.

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