Póngase a régimen: quítele el perejil a la ternera

Camilo José Cela afirmaba que Dios quita el sentido a quien quiere perder de vista. Una forma de perder de vista a alguien es que pierda la sensibilidad sobre la realidad y su graduación. Sobre lo que es importante y lo que no. Sobre lo que es principal y lo que es residual. Sobre lo que es norma y lo que es una excepción. Sobre los principales componentes de una cosa y lo que son componentes accesorios. Un ejemplo exagerado es si alguien decide ponerse a régimen para perder peso y, empieza, loablemente, con una primera medida: quitando el perejil de la ternera.

Y este problema es aplicable a la artificial polémica generada en forma de patulea amarilla con ribetes de «escándalo» por el coste en octubre de 17 millones de euros del servicio de reserva adicional de suministro cuyo mecanismo se ha modificado recientemente en su funcionamiento. Y la polémica no viene de si este mecanismo está bien diseñado o no, o si es el adecuado o no a las necesidades derivadas de contar con respaldo a la existencia de cada vez más energías no gestionables.

En definitiva, su presentación se efectúa en términos amarillos y lo que sorprende es su oportunidad. Y este amarillismo sólo se puede entender bajo la lógica de una escasa cultura económica, de mercado, del escaso conocimiento del coste del suministro eléctrico y del avieso tratamiento politizado existente a su alrededor, cuyo objetivo irónico (deliberado o no) es el de despistar de lo principal en el momento oportuno.

La Asociación de Comercializadores Independientes de Energía (ACIE) y la Asociación de Grandes Consumidores de Energía Eléctrica del Sector Servicios (Gran Ceess) han puesto su punto de mira en el funcionamiento del sistema de ajustes de restricciones técnicas del mercado eléctrico, alertados por la existencia de precios elevados en determinadas áreas geográficas y en momentos puntuales en los que las casaciones de mercado eléctrico se resuelven por esta vía. Vía que se utiliza para resolver escaseces en determinadas zonas territoriales, que bien por ausencia de instalaciones de generación o por red insuficiente de transporte, son suministradas por instalaciones únicas y su retribución es muy alta, como en cualquier mercado. El suministro por esta vía y a precios elevados, en realidad, es una señal, un indicador de desajustes entre la oferta y la demanda. Algo que es conocido y reconocido ¡hasta por los retroprogresivos!

Todo ello, además, azuzado por un estudio al respecto, elaborado por Red Eléctrica de España (REE), oportunamente presentado en plena tramitación de la ley de medidas fiscales en materia medioambiental y sostenibilidad energética. Estudio publicado, además, después de la rebelión de diecisiete asociaciones empresariales contra esta normativa que encarece el coste del suministro eléctrico, mantiene unos costes regulados, pone en riesgo determinadas tecnologías de régimen general (nuclear e hidráulica) y deteriora el mercado eléctrico. Una casualidad.

Exhibir, por tanto, los precios punta del sistema de restricciones por garantía de suministro del mercado es una forma de justificar una cruzada contra el mercado y, de paso, desviar la atención de los costes regulados y las primas que son la parte mollar del coste del suministro eléctrico y la incapacidad política para su contención. Es una técnica de banco de niebla. Un filón argumental propio del trotskismo en comunicación política. El problema es que para sus supuestos beneficiados, su trascendencia es bastante poco relevante en términos económicos, en el caso más extremo. Y, es posible, que sigan una pista falsa, un espejismo colocado en el momento más oportuno.

El sistema de ajuste de restricciones técnicas y el volumen negociado es muy pequeño, de hecho es residual en el mercado. En efecto, el problema del servicio de reserva adicional que ha levantado este escándalo se llama 17 millones de euros en un mes (octubre) frente a los 41.000 millones de euros del coste del suministro total (un 0,04% en términos anualizados). Mientras, la factura de las primas a las renovables en términos de primas este año llegará a los 8.500 millones de euros y con crecimientos interanuales del 24% en su montante, que va directamente a las tarifas de acceso (a estas alturas del campeonato, con exceso de capacidad y con una penetración y una madurez del mix de generación muy alto). Imparable.

En todo caso, es razonable que se estudie si existen irregularidades o si hay fallos de diseño en el sistema implantado de reserva adicional. Pero es muy importante que los consumidores y las empresas, en este caso, no se pierdan en los cebos y, en concreto, en una cuestión incidental, retiren su atención de lo relevante: unos costes regulados y primas a las renovables que sobrepasan todas las previsiones, son más del 40% de la factura y que rompen todas las costuras sin visos de contención. Seguramente esa alianza ente las empresas del IBEX 35 y de todas las demás, para limpiar los costes regulados de todo lo que es ajeno al suministro eléctrico, y en especial de las primas a las renovables, sería más fructífera, rentable y certera.

En resumen, un nuevo quiebro en la estrategia de elusión del problema de los costes regulados y las primas a las renovables. Ya lo saben, quiten el perejil de la ternera. A lo mejor, a ustedes les funciona o Dios les pierde de vista.

Póngase a régimen: quítele el perejil a la ternera

Camilo José Cela afirmaba que Dios quita el sentido a quien quiere perder de vista. Una forma de perder de vista a alguien es que pierda la sensibilidad sobre la realidad y su graduación. Sobre lo que es importante y lo que no. Sobre lo que es principal y lo que es residual. Sobre lo que es norma y lo que es una excepción. Sobre los principales componentes de una cosa y lo que son componentes accesorios. Un ejemplo exagerado es si alguien decide ponerse a régimen para perder peso y, empieza, loablemente, con una primera medida: quitando el perejil de la ternera.

Y este problema es aplicable a la artificial polémica generada en forma de patulea amarilla con ribetes de «escándalo» por el coste en octubre de 17 millones de euros del servicio de reserva adicional de suministro cuyo mecanismo se ha modificado recientemente en su funcionamiento. Y la polémica no viene de si este mecanismo está bien diseñado o no, o si es el adecuado o no a las necesidades derivadas de contar con respaldo a la existencia de cada vez más energías no gestionables.

En definitiva, su presentación se efectúa en términos amarillos y lo que sorprende es su oportunidad. Y este amarillismo sólo se puede entender bajo la lógica de una escasa cultura económica, de mercado, del escaso conocimiento del coste del suministro eléctrico y del avieso tratamiento politizado existente a su alrededor, cuyo objetivo irónico (deliberado o no) es el de despistar de lo principal en el momento oportuno.

La Asociación de Comercializadores Independientes de Energía (ACIE) y la Asociación de Grandes Consumidores de Energía Eléctrica del Sector Servicios (Gran Ceess) han puesto su punto de mira en el funcionamiento del sistema de ajustes de restricciones técnicas del mercado eléctrico, alertados por la existencia de precios elevados en determinadas áreas geográficas y en momentos puntuales en los que las casaciones de mercado eléctrico se resuelven por esta vía. Vía que se utiliza para resolver escaseces en determinadas zonas territoriales, que bien por ausencia de instalaciones de generación o por red insuficiente de transporte, son suministradas por instalaciones únicas y su retribución es muy alta, como en cualquier mercado. El suministro por esta vía y a precios elevados, en realidad, es una señal, un indicador de desajustes entre la oferta y la demanda. Algo que es conocido y reconocido ¡hasta por los retroprogresivos!

Todo ello, además, azuzado por un estudio al respecto, elaborado por Red Eléctrica de España (REE), oportunamente presentado en plena tramitación de la ley de medidas fiscales en materia medioambiental y sostenibilidad energética. Estudio publicado, además, después de la rebelión de diecisiete asociaciones empresariales contra esta normativa que encarece el coste del suministro eléctrico, mantiene unos costes regulados, pone en riesgo determinadas tecnologías de régimen general (nuclear e hidráulica) y deteriora el mercado eléctrico. Una casualidad.

Exhibir, por tanto, los precios punta del sistema de restricciones por garantía de suministro del mercado es una forma de justificar una cruzada contra el mercado y, de paso, desviar la atención de los costes regulados y las primas que son la parte mollar del coste del suministro eléctrico y la incapacidad política para su contención. Es una técnica de banco de niebla. Un filón argumental propio del trotskismo en comunicación política. El problema es que para sus supuestos beneficiados, su trascendencia es bastante poco relevante en términos económicos, en el caso más extremo. Y, es posible, que sigan una pista falsa, un espejismo colocado en el momento más oportuno.

El sistema de ajuste de restricciones técnicas y el volumen negociado es muy pequeño, de hecho es residual en el mercado. En efecto, el problema del servicio de reserva adicional que ha levantado este escándalo se llama 17 millones de euros en un mes (octubre) frente a los 41.000 millones de euros del coste del suministro total (un 0,04% en términos anualizados). Mientras, la factura de las primas a las renovables en términos de primas este año llegará a los 8.500 millones de euros y con crecimientos interanuales del 24% en su montante, que va directamente a las tarifas de acceso (a estas alturas del campeonato, con exceso de capacidad y con una penetración y una madurez del mix de generación muy alto). Imparable.

En todo caso, es razonable que se estudie si existen irregularidades o si hay fallos de diseño en el sistema implantado de reserva adicional. Pero es muy importante que los consumidores y las empresas, en este caso, no se pierdan en los cebos y, en concreto, en una cuestión incidental, retiren su atención de lo relevante: unos costes regulados y primas a las renovables que sobrepasan todas las previsiones, son más del 40% de la factura y que rompen todas las costuras sin visos de contención. Seguramente esa alianza ente las empresas del IBEX 35 y de todas las demás, para limpiar los costes regulados de todo lo que es ajeno al suministro eléctrico, y en especial de las primas a las renovables, sería más fructífera, rentable y certera.

En resumen, un nuevo quiebro en la estrategia de elusión del problema de los costes regulados y las primas a las renovables. Ya lo saben, quiten el perejil de la ternera. A lo mejor, a ustedes les funciona o Dios les pierde de vista.

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