La nuclear de Ascó (Tarragona) ultima el almacén temporal en seco
En comparecencia en el Parlamento catalán para responder a preguntas de energía, recordó que las piscinas de combustible gastado de las instalaciones están cercanas al límite de su capacidad (solo pueden asumir seis recargas más, habitualmente una cada 18 meses).
Este almacenaje en contenedores en seco es necesario dado el retraso en la construcción del almacén temporal centralizado (ATC) que debe agrupar el combustible gastado de las nucleares españolas y cuya construcción «llevará tres o cuatro años como mínimo, y veremos si se hará«, señaló Mena.
Por el mismo motivo, en España existen actualmente dos ATI en la provincia de Guadalajara –uno en la central de Trillo y otra en la clausurada de Zorita–, cuya construcción fue autorizada después de que las piscinas de cada central completaran su capacidad.
Fuentes de la central de Ascó explicaron que las obras del ATI finalizarán esta primavera, pero no se empezará a utilizar hasta el último trimestre del año, cuando se prevé que se carguen dos contenedores.
Asimismo, cuando el ATC adjudicado a Villar de Cañas (Cuenca) esté operativo, se trasladará allí el contenido del ATI, añadieron las mismas fuentes.
El ATI de Ascó será de unos 28.700 metros cuadrados con una base de dos losas de hormigón de 40 metros de longitud, 11 de ancho y 60 centímetros de profundidad, y contará con un vehículo preparado para transportar los contenedores de combustible gastado por las vías internas del complejo nuclear desde el reactor.
Situado en una zona no inundable, tendrá una capacidad para 1.024 elementos de combustible gastado y resistencia a terremotos de más de 6 grados en la Escala Richter.
Según datos del Govern, puede acoger hasta 400 toneladas de material, lo que equivale a una vida útil de 15 años.
La Asociación Nuclear Ascó-Vandellòs (Anav), participada por Endesa e Iberdrola, tramitó la petición para construirlo en enero de 2010, y empezó las obras en octubre, tras obtener los permisos necesarios.
Mena recordó que el 29 marzo de 2011 llegaron trazas radiactivas del accidente nuclear de Fukushima (Japón) a Cataluña, y del 30 marzo al 4 abril se registraron los picos máximos, pero en niveles muy bajos que no supusieron riesgo para la población ni para la seguridad alimentaria, según los análisis de la Generalitat.
Añadió que la evaluación de las centrales nucleares españolas y europeas tras Fukushima (pruebas de resistencia) aportaron como conclusiones que en España no existe «ningún aspecto» que suponga deficiencias y que estaban previstos recursos para afrontar emergencias a corto y largo plazo.
Preguntado por la acumulación de incidencias en Ascó (el 40% del total en España en 2011, por ejemplo), insistió en que si hubiese incumplimientos de la normativa de seguridad nuclear o no hubiese pasado las pruebas de resistencia «la central no estaría operando».
Mena excusó la asistencia al Parlament del director general de Energía y Minas y Seguridad Industrial, Josep Canós, que debió ser operado del corazón tras sufrir una angina de pecho.


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