El Gobierno intervendrá si las distribuidoras no abaratan los carburantes pero admite que no puede fijar los precios máximos

En la sesión de control al Gobierno en el Pleno del Senado, Soria reconoció que la intención del Gobierno es negociar con los responsables de los principales operadores del sector de los carburantes antes de adoptar otro tipo de medidas para relajar los precios de la gasolina y el gasóleo.

Por eso, el ministro de Industria recordó que se iba a reunir con los máximos dirigentes de Repsol, Cepsa y BP. «En la reunión que mantendremos esta tarde (por ayer miércoles) con el sector, le informaremos de las medidas que el Gobierno puede emprender para ver si hay un acto voluntario por su parte con el objetivo de moderar los precios, tal y como ha sucedido en todos los sectores económicos de España», señaló Soria.

No obstante, Soria explicó que el precio de los carburantes se forma a través de tres componentes: el precio del petróleo, que es similar en todos los países de la Unión Europea, ya que está referenciado al precio del barril de crudo; los impuestos, que en España son mucho más bajos que en los países del entorno; y el margen de beneficio de las distribuidoras, en el que existen «grandes» diferencias en España, «ya que incluyen conceptos muy diversos que son los que hacen que el precio final en términos de venta al consumidor estén por encima de la media europea». Es precisamente este factor el que incrementa el precio que pagan los consumidores, generando «el problema».

Soria se mostró «profundamente» preocupado por la escalada de precios de los carburantes, en especial por el impacto que tuvo en la mayor inflación en agosto.

El ministro hizo estas declaraciones en respuesta a una pregunta del senador del Grupo Mixto, Isidro Martínez Oblanca, quien aseguró que «la competencia en el sector de los carburantes no existe» y pidió al Gobierno que acabe con el «oligopolio», porque, «de no hacerlos, cada día habrá más paro y más pobreza».

En relación con este asunto, varios miembros del Gobierno insistieron desde hace semanas en la necesidad de poner fin a la escalada alcista del precio de la gasolina y el gasóleo, que anotaron máximos históricos tras encarecerse en lo que va de año un 11,86% y un 7,86%, respectivamente.

Este repunte «inasumible» fue en buena medida responsable de la subida, en cinco décimas, del IPC en agosto, como recordó el ministro de Industria, José Manuel Soria, quien añadió que este indicador es el elemento de referencia para revalorizar las pensiones «y no es lo mismo que suba el 1% que el 3%».

La distribución de carburantes es un sector liberalizado en España desde que se promulgó la Ley de Hidrocarburos de 1998, de manera que «el Gobierno no tiene potestad para establecer un precio máximo para gasóleos y gasolinas», aunque avanzó que sí puede adoptar otras medidas para moderar la escalada de precios.

Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, apuntó la pasada semana que el Ejecutivo estudia aplicar medidas dirigidas a limitar los márgenes comerciales que obtienen las empresas distribuidoras.

Entre estas medidas se encontraría la posibilidad de liberalizar la instalación de las estaciones de servicio en autovías y autopistas, revisar las normas de abanderamiento de las gasolineras independientes o gravar con un impuesto específico el margen de beneficio de las distribuidoras.

Según Soria, de esta manera se atacaría al factor responsable del encarecimiento, ya que el coste del petróleo es similar en toda Europa y los impuestos de los hidrocarburos en España son más bajos que en los países del entorno.

Las petroleras ofrecen su colaboración, aunque no tiene margen de bajada

Por su parte, los tres principales operadores del sector petrolífero en España (Repsol, Cepsa y BP) ofrecieron su colaboración al ministro de Industria en la búsqueda de soluciones para responder a la actual coyuntura, si bien reclamaron criterios homogéneos a la hora de comparar precios de carburantes a nivel comunitario, según indicaron en fuentes conocedoras del encuentro.

Las empresas expresaron esta posición en una reunión con Soria en el Ministerio de Industria a la que acudieron el presidente de Repsol, Antonio Brufau, así como el copresidente de Cepsa, Santiago Bergareche, y el presidente en España de BP, Jorge Lanza.

Las petroleras mostraron su predisposición a colaborar, pero advirtieron de que los datos utilizados para comparar la formación de precios antes de impuestos en los distintos países de la Unión Europea no son homogéneos, por lo que han pedido que, antes de que se estudie cualquier medida, se trabaje en una fórmula adecuada de análisis. «Estas comparativas son erróneas y hacen que los precios de España se sitúen por encima de la media», dijeron.

Desde la semana pasada, el sector viene advirtiendo de que los márgenes comerciales que se les atribuyen no incluyen únicamente el beneficio obtenido, sino aspectos como los costes de logística, de distribución o de integración de biocombustibles.

Por ello, se comprometieron a celebrar, de forma inmediata, «sesiones de estudios técnicos» en las que expertos de Industria y de las petroleras analizarán la metodología actual de los precios que se reportan y se establecerán parámetros de medición igualitarios de los precios antes de impuestos en los países de la Unión Europea.

Asimismo, las petroleras aseguraron al ministro de Industria que llevan tiempo ajustando sus precios y que los márgenes que obtienen con la venta de un litro de gasolina o gasóleo oscilan entre 1 y 2 céntimos de euro por lo que, si no bajan las cotizaciones internacionales o los impuestos, no pueden recortar «artificialmente» sus precios.

Durante la reunión, los representantes de las principales petroleras que operan en España explicaron que los altos precios de los combustibles se deben a la elevada cotización internacional del petróleo y los carburantes, así como al cambio euro dólar y a la subida del IVA en España.

«Compartimos la preocupación del Gobierno por la inflación», aseguró la misma fuente, que insistió en que las compañías, si se «comieran» sus márgenes, sólo podrían ajustar «como mucho» esos 1 ó 2 céntimos que obtienen con la venta de un litro de carburante, a lo que añadió que las ventas del sector acumulan caídas de más del 5%.

El Gobierno intervendrá si las distribuidoras no abaratan los carburantes pero admite que no puede fijar los precios máximos

En la sesión de control al Gobierno en el Pleno del Senado, Soria reconoció que la intención del Gobierno es negociar con los responsables de los principales operadores del sector de los carburantes antes de adoptar otro tipo de medidas para relajar los precios de la gasolina y el gasóleo.

Por eso, el ministro de Industria recordó que se iba a reunir con los máximos dirigentes de Repsol, Cepsa y BP. «En la reunión que mantendremos esta tarde (por ayer miércoles) con el sector, le informaremos de las medidas que el Gobierno puede emprender para ver si hay un acto voluntario por su parte con el objetivo de moderar los precios, tal y como ha sucedido en todos los sectores económicos de España», señaló Soria.

No obstante, Soria explicó que el precio de los carburantes se forma a través de tres componentes: el precio del petróleo, que es similar en todos los países de la Unión Europea, ya que está referenciado al precio del barril de crudo; los impuestos, que en España son mucho más bajos que en los países del entorno; y el margen de beneficio de las distribuidoras, en el que existen «grandes» diferencias en España, «ya que incluyen conceptos muy diversos que son los que hacen que el precio final en términos de venta al consumidor estén por encima de la media europea». Es precisamente este factor el que incrementa el precio que pagan los consumidores, generando «el problema».

Soria se mostró «profundamente» preocupado por la escalada de precios de los carburantes, en especial por el impacto que tuvo en la mayor inflación en agosto.

El ministro hizo estas declaraciones en respuesta a una pregunta del senador del Grupo Mixto, Isidro Martínez Oblanca, quien aseguró que «la competencia en el sector de los carburantes no existe» y pidió al Gobierno que acabe con el «oligopolio», porque, «de no hacerlos, cada día habrá más paro y más pobreza».

En relación con este asunto, varios miembros del Gobierno insistieron desde hace semanas en la necesidad de poner fin a la escalada alcista del precio de la gasolina y el gasóleo, que anotaron máximos históricos tras encarecerse en lo que va de año un 11,86% y un 7,86%, respectivamente.

Este repunte «inasumible» fue en buena medida responsable de la subida, en cinco décimas, del IPC en agosto, como recordó el ministro de Industria, José Manuel Soria, quien añadió que este indicador es el elemento de referencia para revalorizar las pensiones «y no es lo mismo que suba el 1% que el 3%».

La distribución de carburantes es un sector liberalizado en España desde que se promulgó la Ley de Hidrocarburos de 1998, de manera que «el Gobierno no tiene potestad para establecer un precio máximo para gasóleos y gasolinas», aunque avanzó que sí puede adoptar otras medidas para moderar la escalada de precios.

Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, apuntó la pasada semana que el Ejecutivo estudia aplicar medidas dirigidas a limitar los márgenes comerciales que obtienen las empresas distribuidoras.

Entre estas medidas se encontraría la posibilidad de liberalizar la instalación de las estaciones de servicio en autovías y autopistas, revisar las normas de abanderamiento de las gasolineras independientes o gravar con un impuesto específico el margen de beneficio de las distribuidoras.

Según Soria, de esta manera se atacaría al factor responsable del encarecimiento, ya que el coste del petróleo es similar en toda Europa y los impuestos de los hidrocarburos en España son más bajos que en los países del entorno.

Las petroleras ofrecen su colaboración, aunque no tiene margen de bajada

Por su parte, los tres principales operadores del sector petrolífero en España (Repsol, Cepsa y BP) ofrecieron su colaboración al ministro de Industria en la búsqueda de soluciones para responder a la actual coyuntura, si bien reclamaron criterios homogéneos a la hora de comparar precios de carburantes a nivel comunitario, según indicaron en fuentes conocedoras del encuentro.

Las empresas expresaron esta posición en una reunión con Soria en el Ministerio de Industria a la que acudieron el presidente de Repsol, Antonio Brufau, así como el copresidente de Cepsa, Santiago Bergareche, y el presidente en España de BP, Jorge Lanza.

Las petroleras mostraron su predisposición a colaborar, pero advirtieron de que los datos utilizados para comparar la formación de precios antes de impuestos en los distintos países de la Unión Europea no son homogéneos, por lo que han pedido que, antes de que se estudie cualquier medida, se trabaje en una fórmula adecuada de análisis. «Estas comparativas son erróneas y hacen que los precios de España se sitúen por encima de la media», dijeron.

Desde la semana pasada, el sector viene advirtiendo de que los márgenes comerciales que se les atribuyen no incluyen únicamente el beneficio obtenido, sino aspectos como los costes de logística, de distribución o de integración de biocombustibles.

Por ello, se comprometieron a celebrar, de forma inmediata, «sesiones de estudios técnicos» en las que expertos de Industria y de las petroleras analizarán la metodología actual de los precios que se reportan y se establecerán parámetros de medición igualitarios de los precios antes de impuestos en los países de la Unión Europea.

Asimismo, las petroleras aseguraron al ministro de Industria que llevan tiempo ajustando sus precios y que los márgenes que obtienen con la venta de un litro de gasolina o gasóleo oscilan entre 1 y 2 céntimos de euro por lo que, si no bajan las cotizaciones internacionales o los impuestos, no pueden recortar «artificialmente» sus precios.

Durante la reunión, los representantes de las principales petroleras que operan en España explicaron que los altos precios de los combustibles se deben a la elevada cotización internacional del petróleo y los carburantes, así como al cambio euro dólar y a la subida del IVA en España.

«Compartimos la preocupación del Gobierno por la inflación», aseguró la misma fuente, que insistió en que las compañías, si se «comieran» sus márgenes, sólo podrían ajustar «como mucho» esos 1 ó 2 céntimos que obtienen con la venta de un litro de carburante, a lo que añadió que las ventas del sector acumulan caídas de más del 5%.

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