Nueve miembros de la cúpula de la CNE aprovechan un congreso de dos días en Brasil para «costearse» una semana de vacaciones por la cara
La cumbre, en la que acudieron representantes de 19 países integrados en la Asociación Iberoamericana de Entidades Reguladoras del Sector Eléctrico (ARIAE), condensó en tres jornadas de trabajo siete mesas redondas, cuatro conferencias y la asamblea anual.
Aunque poco trato bilateral se pudo gestionar con una agenda tan apretada. Sobre todo, si se tiene en cuenta que esta cumbre no ayudará a estrechar los lazos con los países con los que España tiene mayores relaciones energéticas: Portugal, Francia y Marruecos.
Puede que el encuentro fuera ineludible para los nueve asistentes, pero lo cierto es que el viaje ha causado indignación en diferentes departamentos del organismo. Más, si cabe, ante la inminente salida de los cuatro consejeros del PP cuyos mandatos han vencido sin posibilidad de reelección y que deberán abandonar su cargo de forma inmediata una vez aprobada la Ley de Economía Sostenible (LES), puesto que reduce de nueve a cinco el número de ejecutivos en el organismo. Algo que, por otra parte, dejaría al PP sin representación en la CNE.
Por eso, y ante el panorama nada halagüeño del sector energético español, Carmen Fernández Rozado y Fernando Martí, entre otros, debieron pensar que unos días de vacaciones no sentarían mal. Al menos, vendrían morenos para afrontar una posible e «inminente» realidad en el panorama del organismo regulador.
Según información de «El Confidencial» han sido tres consejeros, cinco directivos y la propia presidenta, Maite Costa, los que han disfrutado «a costa» de la CNE de unas vacaciones que han «costado» entre 12.000 y 18.000 euros por cabeza.
Un despilfarro que ha pasado desapercibido para la propia Elena Salgado, imbuída en sus labores de recortables infructuosos para ahorrar dinero.


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