Álvaro ’Kicillof’ Nadal

El conflicto abierto en el Gobierno por la definición de la anunciada hoja de ruta para la resolución del problema del déficit tarifario tiene puntos en común con otra cuestión que está empezando a cobrar también en los círculos políticos una enorme actualidad: el problema de los órganos reguladores. Y, el punto en común, el nexo de unión, no es otro que el de Álvaro Nadal, director de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno.

Fuentes solventes han confirmado a Energía Diario que las posiciones de Álvaro Nadal están cada vez más radicalizadas y dogmatizadas con respecto a la implantación de la figura más controvertida de la reforma, esto es, los impuestos a la generación hidráulica y nuclear, cuyo empeño personal es cada vez más patente en la imposición de esta medida, tras otros fracasos anteriores en cuestiones de corte económico frente a los departamentos ministeriales.

Dicha obsesión, además, se observa con enorme preocupación en el Ministerio de Hacienda, donde se tiene que dar cuerpo a las nuevas figuras impositivas propuestas en la reforma. Este departamento ha analizado con precisión los estados contables y financieros de las empresas y las instalaciones, frente a las vaguedades y supuestos en los que basan las posiciones dogmáticas favorables a los impuestos discriminatorios a estas tecnologías, para asumir los postulados retroprogresivos. Industria, algo menos fina en lo económico y en lo financiero, observa con distancia la disputa, con la mirada puesta en la urgencia con la que corre el contador del déficit tarifario. De hecho, las posiciones iniciales de Cristóbal Montoro al respecto han ido virando al conocer la realidad de los estados contables y las consecuencias desde el punto de vista de mercado, pese a que el actual Ministro de Hacienda es mentor de Nadal en su época parlamentaria. El hecho es que la racionalidad va erosionando a marchas forzadas las pretensiones de Nadal.

Pero, la situación del proyecto de órganos reguladores, presentado al principio del mandato del actual Gobierno no está corriendo mejor suerte. El proyecto tiene la factura de la Oficina Económica y también tiene frente a sí, cada vez más opiniones. Incluso, fuentes solventes han informado que el Gobierno maneja un documento frontalmente contrario procedente de la Comisión Europea. Los pronunciamientos de expertos de toda clase están sentado como un jarro de agua fría (y como un tiro) con respecto a las pretensiones de seguir adelante con el proyecto. Nadal estaría cada vez más encastillado en sus posiciones, atrapado en sus postulados y excesos verbales pasados y en la necesidad de contar con una mayor cintura política en los mismos.

El hecho es que no está sentando nada bien en los círculos cercanos al responsable de la Oficina Económica que esas posiciones contrarias se vayan acentuando. De hecho, hoy se producirá un encuentro en un importante y prestigioso bufete de abogados en Madrid para abordar el proyecto de órganos reguladores, en el que, entre otros, estará presente por parte de la Oficina Económica del Presidente, María Fernández, y por parte del Ministerio de Economía, el abogado Miguel Temboury, además de representantes de empresas y órganos reguladores.

Las palabras “inseguridad jurídica”, así como las posiciones contrarias a la reforma energética, empiezan de sacar de quicio al propio Nadal, al igual que las posiciones públicas y contrarias con respecto al engendro de los órganos reguladores politizados, jibarizados y sintentizados, puestos al servicio del Gobierno, es decir, completamente dependientes. Máxime en un clima de cuestionamiento de las instituciones económicas españolas (la licencia otorgada al Banco de España por el MOU para desobedecer al Ejecutivo español es el mejor ejemplo), que hace que el proyecto sea especialmente desafortunado, pese a la vehemencia con la que lo defiende.

Y, como elemento paroxístico de lo que es la personalidad y fijación de este asesor de nuestro presidente, empieza a circular, parafraseando el nombre del asesor radical de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, que al director de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno Español ya se le llama Alvaro ‘Kicillof’ Nadal. Lo que faltaba.

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