«Ninguna» central nuclear española resistiría un terremoto como el de Lorca, según asegura Greenpeace
Así, la ONG denunció las «carencias» de las pruebas de resistencia que se están practicando en las plantas europeas y subrayó que, dentro de estos exámenes europeos, España destaca «por la incapacidad y falta de resistencia de las centrales nucleares ante terremotos previsibles e incluso reales», como el ocurrido en la localidad murciana.
En este contexto, explicó que el terremoto de Lorca alcanzó una aceleración horizontal de 0,36g, el parámetro más adecuado con el que se mide el daño real que puede producir un sismo en una instalación, y que después del accidente nuclear en la central nuclear de Fukushima Daiichi (Japón), el regulador atómico europeo exige a las centrales nucleares que en los ‘stress test’ tengan una capacidad de resistencia ante un terremoto que provocase una aceleración horizontal máxima de 0,3g, claramente inferior al de Lorca.
Concretamente, las centrales de Santa María de Garoña tiene un margen sísmico de 0,17g; Ascó, de 0,16g; Almaraz, de 0,20g y Trillo, de 0,24g, unos datos que las sitúan como las más alejadas de las nuevas exigencias de resistencia sísmica.
Por ello, Greenpeace presentó un mapa de Google que permite a los ciudadanos europeos ver las «alarmantes» carencias de las pruebas de resistencia de las centrales nucleares de sus países. Se trata de un mapa basado en los datos de los estudios preliminares presentados por los organismos reguladores de los distintos países de la Unión Europea y Suiza.
En el proceso de las pruebas de resistencia que los Estados de la Unión Europea practican a sus plantas atómicas, Bruselas pidió a las centrales que entregaran los estudios preliminares a los organismos reguladores de sus países, en España es el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), y que publicaran los resultados antes del 31 de octubre.
Las pruebas pretenden comprobar si las centrales nucleares europeas podrían hacer frente a situaciones extremas, como terremotos, inundaciones, o la pérdida de suministro energético y refrigeración, entre otras.
De momento, hasta esta fecha varios reguladores no comunicaron aún los resultados, a pesar de ser un requisito de ENSREG. En España, por su parte, los operadores de las centrales nucleares no divulgaron sus informes y tampoco el CSN publicó esos documentos de los titulares, limitándose a editar su propio informe preliminar de valoración.
Por este motivo, denunció además la falta de transparencia en el ámbito nuclear, un hecho que, en su opinión, resta credibilidad a los estrés test.
La organización afirmó que después de analizar 10.000 páginas de los distintos informes editados, encontró «importantes» carencias y omisiones, como que el requisito de examinar en profundidad un fallo múltiple en los reactores, como lo que sucedió en Fukushima, no se realizó y no está en la mayoría de los informes publicados.
Asimismo, en la «inmensa» mayoría de los casos, entre ellos España, se ignoró, no se realizó o no se hizo público, el posible daño del impacto de un accidente aéreo sobre la central, una de las pruebas que «se debía realizar expresamente».
«Fukushima nos enseñó a pensar lo impensable y las pruebas debían obligar a los propietarios de las centrales nucleares a pensar de ese modo. Sin embargo, existen importantes lagunas: ¿por qué se ignoran los planes de evacuación para los pueblos y ciudades?, ¿por qué no se tiene debidamente en cuenta la antigüedad y el grado de envejecimiento del reactor?, ¿por qué los operadores y las autoridades reguladoras no revisan la hipótesis de un fallo múltiple del reactor o de un accidente aéreo si se comprometieron a hacerlo?«, concluyó el máximo responsable europeo de Greenpeace en materia de Energía nuclear, Jan Haverkamp.




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