PSOE, PP, IU y Equo coinciden en reformar el sistema energético pero discrepan en las formas de hacerlo
Durante un debate de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA), la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, (en representación del PSOE) consideró que la reforma del sistema energético es «la gran transformación que queda pendiente» en esta década, que es «clave» también en la lucha contra el cambio climático y añadió que España está «a las puertas de una transformación de profundísimo calado sobre todo en el sector eléctrico».
En este sentido, la portavoz de cambio climático del PP, María Teresa de Lara, consideró «esencial» un pacto energético en el que los partidos se pongan de acuerdo y en el que se llegue a un ‘mix’ equilibrado que cuente con todas las fuentes energéticas incluida la energía nuclear.
Por el contrario, Juan López de Uralde, el candidato de Equo en las elecciones generales del próximo 20 de noviembre, reivindicó su propuesta política de llegar a un 100% de energía renovable en 2030, por lo que adelantó que su partido «no está dispuesto a llegar a un pacto para acordar un mix parecido al actual, porque ése es el problema».
En la misma línea, el coordinador federal de Medio Ambiente de IU, José Luis Ordóñez, dijo que su propuesta también se basa en las renovables pero que cuando les han llamado para un pacto, siempre acudieron. «El mix actual no se puede prolongar porque está en el origen de la crisis. Estamos dispuestos a hablar. El proceso objetivo es cerrar las nucleares y sustituir el gas y el carbón por las renovables», explicó.
Durante la jornada, la representante del PP señaló que el programa del PP «orientará todas las políticas de cambio climático al empleo» porque este tema es la prioridad actual del país. Sin embargo, dijo que esto pasa por reformar el sector energético, responsable de la mayor parte de las emisiones de CO2; reducir la dependencia energética y evitar los «bandazos regulatorios».
«Es necesario dar un giro a la política energética, apoyar el desarrollo tecnológico de las renovables, establecer un mix energético estable y definido que incluye la nuclear y todas las energías renovables«, subrayó De Lara, que añadió que los sectores con mayor potencial de reducción de emisiones y también de crear empleo son el transporte, la construcción y la iluminación y defendió el sector forestal que, a su juicio, es «el gran olvidado del Gobierno del PSOE».
Por su parte, la secretaria de Estado de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Teresa Ribera, defendió que no se puede confundir «desarrollo con desarrollismo» y que para modificar el sistema no basta con quedarse en cambiar los márgenes, sino que hay que ir al núcleo.
Por eso, dijo que es necesario mejorar la eficiencia energética y una reforma «importante» del sistema fiscal que potencie la fiscalidad verde para hacer visibles los consumos de los recursos finitos; elaborar una Ley de Cambio Climático que «marque la senda» en este sentido, así como trabajar en un fondo de carbono; y procurar que la Unión Europea incremente «al menos al 30% el nivel de ambición en la reducción del CO2».
Teresa Ribera explicó que el PSOE apuesta por un mix energético de un 70% de renovables en 2030, para que entre 2020 y 2030 se puedan cerrar las centrales nucleares españolas sustituyéndolas por renovables. También añadió que hay que consolidar la conexión de las infraestructuras europeas de energía y transportes.
Mientras, López de Uralde criticó que el cambio climático no esté «lo suficientemente presente» en la campaña política y que, en algunos casos es menospreciado por algunos líderes, «como Rajoy», por lo que pidió al PP que «clarifique de una vez» su postura a este respecto y señaló que su programa aborda el cambio climático en su conjunto, desde el convencimiento de que la actividad humana está causando una crisis ambiental, humana y social.
Además, calificó de «incoherente» predicar el cambio climático y promover infraestructuras o retirar ayudas a las renovables y subvencionar a las fósiles, en clara alusión al Gobierno actual. Por eso, su propuesta de llegar a un 100% renovables en 2030 pasa por apagar las centrales nucleares en 2020, eliminar las subvenciones al carbón, realizar una Ley de Eficiencia Energética y otra de Cambio Climático.
Para IU, hay que cambiar el modelo energético y reducir el consumo energético y del resto de los recursos llegando en 2050 a un 50% de reducción de emisiones de CO2 a nivel mundial, algo para lo que los estados tendrán que reducir entre un 20% y un 40% sus emisiones en CO2 y entre un 80% y un 95% de CO2 en 2050.
«La crisis climática es determinante. Lo que se haga definirá las consecuencias más indeseables», advirtió el representante de IU que apostó por un cambio de modelo territorial, una red de ciudades medias y un cambio en el modelo de transporte que fomente la bici, andar y el ferrocarril, en un modelo de transporte integral y multimodal. Al mismo tiempo, dijo que su programa pasa por impulsar la energía fotovoltaica en los tejados de cada edificio, que se convertiría en pequeñas unidades productoras de energía y que los harían autosuficientes.
Respecto a la próxima cumbre de cambio climático que se celebrará durante el mes de diciembre en Durban (Sudáfrica), todos los grupos coincidieron en que se debe llegar a «un acuerdo global vinculante» aunque con distintos matices.
Para la representante del PSOE y responsable de las políticas de cambio climático, la discusión es «geoestragética» y destacó que, en el marco internacional, la Unión Europea ha sido y es la única que ha logrado construir respuestas convincentes entendidas y respaldadas por la humanidad, por lo que ha defendido el liderazgo de los Veintisiete.
Mientras, María Teresa de Lara abogó porque se alcance un acuerdo global y vinculante pero que sea «para todos» y que todos los países se comprometan, porque si no, a su juicio, el resultado será «muy pobre» y aumentarán las emisiones. «O hay acuerdo global o no se conseguirá nada», advirtió, mientras Ordóñez (IU) lamentó los escasos avances en la negociación internacional y confesó que le produce «mucha tristeza» que esto ocurra casi 20 años después de la Cumbre de Río.
Finalmente, Juan López de Uralde acotó que el fracaso de la cumbre de Copenhague (2009) «se mantiene porque lo de Europa es una milonga» ya que es muy responsable de la falta de éxito. En la actualidad advirtió que la cumbre de Durban va «hacia otro fracaso porque no hay liderazgo, ni los políticos tienen ganas de solucionar el problema, ya que les falta voluntad».


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