MOU y el déficit tarifario: Europa entra en juego
El problema del déficit tarifario ha entrado definitivamente en el escenario de nuestras relaciones con la Unión Europea, tal y como se incorpora en el Memorandum of Understanding on Financial-Sector Policy Conditionality (MOU). Por tanto, ahora toca hacer las cosas en serio. Así en las condiciones del clausulado del Memorando se incluye en la número 31 (Regarding structural reforms, the Spanish authorities are committed to implement the country-specific recommendations in the context of the European Semester) como punto seis, la siguiente submedida o subcondición: «complete the electricity and gas interconnections with neighbouring countries, and address the electricity tariff deficit in a comprehensive way«.
En todo caso, haciendo cronología del periplo seguido por el problema del déficit tarifario en las instituciones europeas, hay que señalar que su trayectoria ha cobrado relevancia a partir de la necesidad de su financiación y de las consecuencias que se derivan de su asimilación a la deuda pública en términos de aval del Estado, consecuencia de que se produzca por las decisiones políticas de no incremento de los precios eléctricos de forma coherente con los costes del suministro. En aquellos momentos, con Sebastián en el Ministerio de Industria, la Comisión Europea ya reclamó un calendario fiable y un procedimiento previsible para la extinción del déficit tarifario eléctrico, que se ha ido prorrogando en sucesivos reales decretos ley por la pervivencia de la capacidad política para su resolución. Again.
Posteriormente, volvimos a tener noticia de que la Unión Europea tenía en su carné de baile el problema del déficit tarifario a raíz de su inclusión en el Programa Semestral, con una alusión a los costes de las distintas tecnologías de generación. Alusión, primero sorprendente, y después, poco meditada en la Comisión Europea y que ha traído considerables dolores de cabeza a sus responsables, al comprobar que esta referencia era el producto de una influencia interna, no comprobada suficientemente. En realidad, su origen procedía del acceso de una primera avanzadilla de lobistas españoles sueltos procedentes del sector termosolar en su actividad de defensa del jugoso sistema de subvenciones, primas y reparto de potencia ampliable «sine die» que tantos buenos momentos nos ha deparado.
Dicha polémica fue la antesala de un enfrentamiento, éste ya abierto, en el seno de la Comisión Europea y del que se ha ido dando cuenta en los medios de comunicación en los últimos días. Así, funcionarios europeos asistieron, por un lado, a las explicaciones cruzadas relativas a la evolución de los costes regulados (costes de acceso) dentro del coste del suministro de la electricidad, incluyendo el fortísimo y desmesurado crecimiento de la primas, no recogido por la tarifa eléctrica y el sistema de precios. Frente a estos, por otra parte, estaban los que accedieron por primera vez a los defensores de la abolición del mercado eléctrico (contra las directivas europeas de energía) y de la implantación de un sistema de costes retribuidos a las tecnologías nuclear e hidráulica, que permitiera dejar hueco para que continúen creciendo los costes regulados asociados a la factura en esas tecnologías renovables.
Finalmente, en este último memorando, la cuestión, como se puede leer, se ha resuelto de una forma bastante taxativa a la vez que bastante lacónica, evitando complicaciones de enfoque metodológico. El MOU viene a decir algo así como: «que se arregle ya». Así el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha recogido en su discurso de esta mañana este imperativo categórico de la resolución del déficit tarifario, además de reflexiones relativas en torno a la competitividad y a la energía. Rajoy anticipa que se hará, que se hará rápidamente y a través de nuevas figuras tributarias: el céntimo verde (o «carbon tax») en función de las emisiones que generan los hidrocarburos y una tasa a los ingresos derivados de la generación, que será indiscriminada por tecnologías, previsiblemente.
La solución al problema se precipita y, por tanto, se aceleran las ceremonias de evitación. Por cierto, muy interesante la aportación de Luis Garicano en el blog Nada es Gratis de Fedea, en cuya postada al MOU, señala «¿Por qué, por qué tiene que venir alguien de fuera a decirnos cosas que sabemos? ¿Por qué este párrafo 31 (y muchos otros) no está ya implementado tras 6 meses de gobierno?».


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