El Gobierno británico renuncia al proyecto de Iberdrola de captura y almacenamiento de emisiones CO2
Esta instalación, aledaña a la central de Longannet, tenía un presupuesto de 1.150 millones de euros, de los que Iberdrola y sus socios en el consorcio National Grid y Shell habían invertido unos 20 millones hasta la fecha.
Fuentes de Iberdrola explicaron que los trabajos en la planta «han llegado exitosamente a su fin, demostrando la viabilidad técnica del proceso», al tiempo que subrayaron los «valiosos resultados» obtenidos, que podrán ser utilizados en el desarrollo de futuros proyectos.
El secretario británico de Energía, Chris Huhne, anunció la decisión del Gobierno de desechar el proyecto con el argumento de que no se había podido alcanzar un acuerdo con los socios del proyecto, indicaron la BBC y otros medios británicos. Huhne aludió a problemas con la longitud del «ceoducto» que había de trasladar el CO2 a una cavidad submarina.
El Gobierno, señaló, espera ahora que puedan prosperar otros proyectos, entre ellos el de la planta de Peterhead, operada por la compañía Scottish and Southern Energy. La resolución de los problemas técnicos «específicos» de Longannet, dijo, habría requerido mucho más dinero.
El primer ministro escocés, Alex Salmond, se mostró «profundamente en desacuerdo» con la decisión de renunciar al proyecto de Scottish Power, mientras que la organizaciómn ecologista WWF Scotland aseguró que, con la decisión, se pierde tiempo en la lucha contra el cambio climático.
El consorcio de Iberdrola se había convertido en el único capaz de seguir adelante en el desarrollo de la tecnologías de secuestro y almacenamiento de dióxido de carbono.
No obstante, durante el desarrollo del proyecto, los técnicos establecieron que los costes de diseño y construcción de una unidad de 300 MW superan los 1.000 millones de libras asignados por el Gobierno británico, que decidió no seguir adelante con el proyecto.
Por su parte, Scottish Power dijo que el consorcio dedicó 400 profesionales a trabajar en el proyecto durante cuatro años y que cumplió en tiempo y en presupuesto con el diseño de una planta de captura de CO2 para su uso a escala comercial.
El consorcio está «inmensamente orgulloso» del trabajo realizado y por haber sido capaz de trasladar «del laboratorio a la realidad» esta tecnología. Sus hallazgos están disponibles para el Gobierno, que podría transferirlos a otros competidores, lamentó.



Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir