Japón fija un plan para ahorrar este verano hasta un 15% de electricidad por el apagón nuclear
El plan no contempla de momento imponer recortes obligatorios, tal y como se hizo el verano pasado en la zona de Tokio y en el noreste del país tras el accidente en la planta atómica de Fukushima.
A través del programa presentado, el Ejecutivo pedirá a consumidores de la región de Kansai (centro), que incluye ciudades muy pobladas como Osaka y Kioto, que recorten su consumo en un 15% con respecto al nivel de 2010, año en el que se registró el verano más caluroso en Japón desde 1898.
El verano es la época de mayor consumo en el país debido a que las altas temperaturas y la humedad disparan el uso de aires acondicionados.
La campaña pidió que esta reducción del consumo se lleve a cabo los días de semana, entre las 9.00 y las 20.00, entre el 2 de julio y el 7 de septiembre.
El debate generado sobre la seguridad en las centrales a raíz de la crisis nuclear en Fukushima motivó que Japón, que obtenía un 30% de la electricidad a partir de la fusión atómica, mantenga actualmente detenidos sus 54 reactores atómicos.
Por ello, la región de Kansai, cuya empresa eléctrica regional era la que más dependía de la energía nuclear de todo el país antes del accidente en Fukushima, es el área en la que se pide un ahorro más severo. El plan también solicitó un ahorro del 10% a los consumidores de la región de Kyushu (suroeste), del 7% a los de Hokkaido (norte) y Shikoku (suroeste), y del 5% a los de Chubu (centro), Chugoku (suroeste) y Hokuriku (noroeste).
Las únicas regiones exentas son las de Okinawa (sur), donde no existen reactores nucleares, Tohoku (noreste) y Kanto (centro), donde se sitúa la capital, Tokio. En estas dos últimas regiones, el reciente aumento de la generación térmica de electricidad hace que el suministro sea ahora más estable que en otras zonas.
Los responsables de Fukushima carecían de «sentido de crisis»
Por otra parte, la comisión parlamentaria encargada de investigar el accidente en la central nuclear de Fukushima determinó que los funcionarios encargados de gestionar el asunto carecían de un «sentido de crisis», según informa la cadena NHK.
La presidenta de dicha comisión, Kiyoshi Kurokawa, dio a conocer las conclusiones después de entrevistar al viceministro de Economía, Comercio e Industria en el momento del accidente, Kazuo Matsunaga.
Kurokawa reveló que el ex viceministro rehusó determinar su responsabilidad por no adoptar las medidas de seguridad necesarias para evitar un accidente nuclear como consecuencia de un desastre natural, antes de que ocurriera, y por la respuesta a la emergencia, después.
Interrogado sobre las tareas de evacuación en los municipios cercanos a la central nuclear, Matsunaga se limitó a contestar que tenía conocimiento de que el Ministerio de Economía, Comercio e Industria había delegado esta función en la Agencia de Seguridad Nuclear.
Kurokawa indicó que la comisión de investigación entregará su informe final sobre las causas del accidente en la central nuclear hacia el mes de junio.
Más de 32.000 toneladas de barro radiactivo
Asimismo, se conoció que los municipios de la prefectura de Fukushima, ubicada en el noreste de Japón, poseen más de 32.000 toneladas de barro radiactivo como consecuencia del accidente en la central nuclear de Fukushima, pero se niegan a procesarlo por cuestiones de seguridad.
La cadena NHK realizó un estudio en el que preguntó a las autoridades de la prefectura de Fukushima y a las de 26 municipios, entre otras entidades, cómo gestionaron el barro radiactivo que están acumulando en su territorio.
El 80% de las aproximadamente 39.000 toneladas de barro radiactivo existentes permanecen en almacenes especiales que contienen la radiactividad sin procesar por el miedo de la población local, lo que podría generar un problema de espacio a corto plazo.
En concreto, la localidad de Minamisoma, ubicada muy cerca de la central nuclear, informó de que posee 620 toneladas de barro radiactivo y advirtió de que podría rebasar la capacidad de su almacén hacia el mes de junio.
La legislación vigente en Fukushima establece que el barro radiactivo con más de 8.000 becquerelios por kilogramos puede y debe ser procesado por los municipios para eliminar por completo la radiactividad.
Antes del terremoto y el tsunami que sacudieron la prefectura el 11 de marzo de 2011, las autoridades de Fukushima procesaban el barro radiactivo y lo reciclaban como cemento o fertilizante. Ahora, las empresas encargadas del proceso se niegan a hacerlo por cuestiones de seguridad.

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