El Empire State Building ahorra un 40% de energía gracias al plan de eficiencia energética del edificio

Durante su intervención en el II Foro Euromediterráneo de la Eficiencia Energética que se celebra en Mónaco, Malkin recordó que en las ciudades densas como New York cerca del 80 por ciento del consumo energético y el 20 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden de los edificios comerciales, por lo que re-adaptar estos grandes espacios con soluciones de eficiencia energética y nuevos sistemas y equipos más eficientes puede tener impactos «masivos y positivos» sobre el medio ambiente.

«Lo que funciona para el Empire State Building puede funcionar en cualquier sitio», destacó Malkin en su intervención, donde indicó que calcula que el ahorro energético alcanzado tras un proceso de implantación de sistemas de eficiencia alcanza los 4,4 millones de dólares anuales que amortizarán la inversión efectuada en tres años. Sin embargo, después de ese periodo los ahorros seguirán creciendo año tras año, convirtiendo al rascacielos en un edificio mucho más rentable para sus propietarios.

En su opinión, el éxito del Empire State Building no es sólo los millones de dólares y los ahorros anuales que pueda genearar en el corto plazo, sino que significa que cualquier propietario de un edificio puede seguir este mismo proceso para reducir sus costes de energía logrando una ventaja de conocimientos y sobre los retornos económicos de los costes. «La alta transformación de edificios como el Empire State Building no suponen ningún camino de compromiso para reducir los costes por ocupación, sino que protege de ella y hace la economía del edifico más sostenible. Cuando algo tiene sentido económico y además protege el medio ambiente, entonces es todo mucho más fácil«, apostilló Malkin.

En este sentido, explicó que el reto de los propietarios del edificio, que es su familia, era probar cómo en tanto se invierte se logra un buen negocio, algo que considera demostrado con el plan de eficiencia energética realizado en el rascacielos. A su juicio, se puede hacer, y además hay argumentos económicos lo suficientemente fuertes como para llevarlo a cabo. «Por un lado está la parte verde, pero también está la economía y finalmente se ha convertido en un ejemplo para el resto del mundo», afirmó.

Sin embargo, reconoció que la implantación no ha sido del todo fácil, ya que el edificio icono de Nueva York contiene más de 2,85 millones de rentables pies cuadrados de oficinas, espacios de ventas y que recibe más de 4 millones de visitantes al año en su terraza, que data de 1930.

De este modo, indicó que para el proyecto, en primer lugar se diseñó un grupo de trabajo de expertos en eficiencia energética en el que participaron Johnshon Controls, Clinton Climate Change Initiative, Rocki Mountain Institute y Jones Lange LaSalle, quienes crearon un completo programa de trabajo que redujera «sustancialmente» el uso de energía y los costes de operación.

El proyecto, ejecutado por la empresa que alberga este Forum de Mónaco, tenía el objetivo de reducir en un 38 por ciento el consumo energético y entre las medidas para conseguirlo, en el Empire State Building se adaptaron aproximadamente 6.500 ventanas, con nuevos componentes que reducen la entrada de calor en verano y la pérdida del mismo en invierno. Esto produjo reducir «sustancialmente» las necesidades de aire acondicionado en verano y de calefacción en invierno.

Asimismo, explicó que también se cambió en las zonas comunes y en las oficinas sensores de control de movimiento porque «a la gente se le olvida apagar la luz», nunca se apaga de día o cuando se dispone de la luz necesaria o hay más que suficiente y muy a menudo había luces encendidas por la noche. «Pagar por una luz que no se está utilizando, ni es proporcionado, ni es productivo», destacó. Igualmente, se cambió el sistema de calderas a unas más eficientes y se instalaron contadores individualizados, para que cada inquilino sea consciente de su consumo.

Finalmente, Malking señaló los resultados y beneficios y, a este respecto, estimó que cuando el proyecto esté totalmente finalizado en 2013, el Empire State Building se convertirá en uno de los top del 10 por ciento de todos los edificios de oficinas en Estados Unidos de cualquier edad, puesto que más del 50 por ciento del trabajo será finalizado el próximo verano. Con estas mejoras se contribuirá a la reducción de emisiones de carbono en unos 105.000 toneladas métricas en los próximos 15 años.

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