Los Estados de la UE acuerdan realizar una evaluación sobre la seguridad de las nucleares europeas antes de fin de año

Los titulares de Energía de la Unión Europea acordaron elaborar en las próximas semanas un catálogo de criterios en base a los cuales se harán estas pruebas en las centrales, con el objetivo de armonizar la política energética de los países miembros y llegar a unas normas comunes sobre energía nuclear.

Así lo explicó, en rueda de prensa, el ministro húngaro de Desarrollo Nacional, Tamas Fellegi, junto al comisario europeo de Energía, Günter Ottinger. Además, Fellegi, confirmó que los Veintisiete discutieron la posibilidad de cerrar centrales si no pasan las pruebas, aunque no quiso entrar en detalles al respecto ni confirmar si todos respaldan este principio.

Se trata de una iniciativa «voluntaria» en la que se avanzará la próxima semana, cuando hay prevista una reunión entre los países miembro, las empresas energéticas y los supervisores de los diferentes Estados.

En esta primera toma de contacto, se planteó que los citados criterios sean estrictos y afecten a todos los países europeos en los que hay centrales nucleares en funcionamiento. En esta iniciativa habrán de participar también los países que no cuentan con estos reactores, ya que el riesgo que entraña la energía nuclear va más allá de las fronteras del país donde se ubica la planta.

Las pruebas que se practiquen tendrán que tener en cuenta aspectos como el riesgo de inundación de una planta, el riesgo ante un accidente o un ataque terrorista, el diseño técnico, las características del sistema de refrigeración, los generadores de asistencia cuando no funciona la red eléctrica, la edad del reactor, el tipo de reactor y los planes de evacuación y emergencia, entre otros.

El comisario de Energía defendió examinar «la calidad» de los sistemas de refrigeración y diseños de las centrales, para ver sobre todo «que cuentan con un sistema de suministro eléctrico de seguridad» alternativo.

Se trata, por lo tanto, de elaborar unas exigencias comunes para evaluar los riesgos de una central en base a ellos, teniendo en cuenta que la decisión de cerrar una central corresponde a cada país, no a la Unión Europea.

Partiendo de la base de que la energía nuclear suscita ideas y posiciones muy dispares en los diferentes países («no se percibe igual en todos ellos» y, de hecho 14 Estados tienen centrales y 13 no), la meta que persigue Bruselas es presentar una propuesta de evaluación de la directiva sobre energía nuclear y llegar a normas europeas armonizadas. A su juicio, «la política energética europea tiene que hablar con una voz única».

Los ministros de Energía incidieron asimismo en la prioridad de prestar apoyo humano y técnico a Japón y a Libia y destacaron que el mercado energético y el abastecimiento de energía, hasta ahora, están pudiendo hacer frente a las dificultades derivadas de la situación que viven estos dos países.

Defendieron, además, la importancia de ser transparentes e informar a la ciudadanía, pero sin generar «alarma». Oettinger defendió su «evaluación» de la situación sobre el terreno, aunque rebajó el tono al asegurar que Japón vive «un desastre» y no «un apocalipsis».

«Algunas personas son más precavidas en su evaluación de lo que quizá haya sido yo. Mi evaluación no ha creado pánico ni ha minimizado el riesgo», insistió el comisario Oettinger, preguntado por las críticas que le lanzaron ya varios ministros por sus polémicas declaraciones.

Para los responsables de Energía de la Unión Europea es preciso «resistir a las presiones que quieren obligarnos a tomar decisiones políticas cuando aún no ha terminado el drama de Japón ni sabemos qué ha pasado». Abogaron, por ello, por no precipitarse y esperar a ver «el panorama completo».

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