Panorámica de las recientes operaciones corporativas en el sector energético

De una manera no relacionada con el sector energético también hemos sabido cómo el Presidente del Gobierno había «conseguido» captar el interés de estos países para contribuir a la financiación del proceso de reestructuración de las Cajas de Ahorro o cómo se había lanzado una importante operación para adquirir la empresa aeronáutica AERNNOVA desde el fondo Mubadala de Abu Dhabi. También los medios de comunicación se hacen hoy eco del interés de Qatar Holding por Telefónica o el interés árabe por Repsol.

El contexto en el que se producen estas operaciones es doble. Por un lado, el interés de estos países por entrar en Europa y por tomar participaciones en sectores estratégicos. Por el otro, los precios de las empresas españolas, especialmente castigados en los mercados financieros y bursátiles, permiten que estas operaciones se puedan realizar si se cuenta con liquidez, sin necesidad de acudir a los mercados financieros internacionales. Por tanto, la tendencia a que los capitales extranjeros acudan al mercado del «corporate» español es imparable.

La entrada de capital extranjero en una economía es una de las formulas para financiar su crecimiento, diferente, y seguramente más estable que las operaciones de financiación y crédito. Es indicativo del interés que suscitan los mercados y las empresas de un país y razón de ser de los flujos de capital. En un entorno de libertad de mercado, la inversión extranjera es una opción legítima, positiva y necesaria. Además, en el futuro, y para bien, condiciona las actuaciones regulatorias intervencionistas o discrecionales, en la medida que los agentes requieren estabilidad regulatoria, seguridad jurídica y retorno de las inversiones.

Eso no quiere decir que este proceso de adqusiciones, sea bueno per sé, es decir, se haga a cualquier precio, sobre la base de actuaciones discrecionales del gobierno de turno, incluyendo el abaratamiento deliberado por actuación política del precio de las empresas. O que el resultado de la crisis económica y su gestión, no haya azotado en mayor medida los valores de las empresas españolas y hoy estén comparativamente baratos para la calidad de nuestro sector empresarial respecto a las foráneas.

En el caso del sector energético, estos dos casos recientes (Cepsa e Iberdrola), han alarmado, aflorando voces que reclaman un cierto nacionalismo económico, combinado con intereses concretos del propio «statu quo» nativo, apreciándose un cierto e interesado «totum revolutum», añadido a la tendencia a presentar con escándalo o sorpresa, los hechos económicos y empresariales.

Por ejemplo, esto se ha traducido en interpretaciones delirantes sobre la seguridad de suministro, que hemos podido leer en la prensa respecto a la operación de adquisición completa de Cepsa por el fondo IPIC (hay que recordar que Cepsa ya no era una empresa española, sino mitad de TOTAL –francesa- y mitad del propio IPIC –Abu Dhabi-.

Además, las interpretaciones relativas a los supuestos riesgos sobre la seguridad de suministro de la operación parece que se circunscribían al mercado de aprovisionamiento de gas. Teniendo en cuenta que España es uno de los mercados de gas con un aprovisionamiento más diversificado del mundo por su combinación de gaseoductos y GNL, el hecho de que Cepsa participe en el Medgaz no se traduce en riesgos en este sentid, más bien al contrario. Y, en todo caso, el hecho de que el fondo IPIC se haga con el 100 % del capital de Cepsa, no aumenta la participación de esta sociedad en ese gaseoducto, dado que el propio fondo IPIC no participa en el mismo, ni afecta al control del aprovisionamiento del gas en nuestro país.

Por ello, se ha increpado a la Comisión Nacional de Energía a que revise la operación a partir de la nueva redacción en la Ley de Economía Sostenible de la ya famosa función 14. Norma que transpone lo ya existente en Europa, es decir, la revisión de las operaciones societarias en el sector energético de empresas no comunitarias (partiendo de la base de que la propia Unión Europea no tiene comportamientos especialmente liberales en este sentido). En todo caso, la CNE deberá revisar, próximamente, esta operación a la luz de esta normativa.

Diferente, pero también similar, es el caso de Iberdrola, donde la entrada de la empresa qatarí ha llevado a pensar torvamente que es un nuevo episodio en la pugna entre Ignacio Sánchez Galán y Florentino Pérez, en la medida en que cada vez que este último aumenta su participación en el capital de Iberdrola, se produce un proceso de dilución de la participación de ACS en la eléctrica. Lo cierto es que de esta forma, el núcleo de control de Iberdrola se refuerza.

Atentos a los movimientos.

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