La privatización y los planes de la italiana ENI hacen subir a Galp

El anuncio del Gobierno luso sobre la venta de su última participación en Galp y los planes de su accionista italiano ENI, contrarios a mantener sólo una posición minoritaria en la empresa, hicieron subir el valor de la petrolera portuguesa.

El gobierno portugués aprobó el jueves vender la participación del 7 por ciento que aún conserva en Galp Energía, cuya fase actual de privatización arrancó en octubre de 2006 con la salida a bolsa de un 23 por ciento del capital del Estado, que ingresó cerca de mil millones de euros con la operación.

La expectativa creada en torno a la petrolera en los medios financieros creció aún más con unas declaraciones que recogen varios medios desde Italia, en las que Paolo Scaroni, presidente de ENI, asegura que su empresa sólo tiene interés en controlar Galp y no en mantener una participación minoritaria.

Los principales accionistas de Galp, que tiene disperso un 23,31 por ciento de su capital, son ENI y el grupo luso Amorim Energía, con el 33,34 por ciento de títulos cada uno, seguidos de la estatal Parpública (7%), Fidelity International (2,01) y el banco público Caixa Geral (1%).

El Consejo de Ministros luso celebrado el jueves aprobó realizar la última fase del traspaso al sector privado de la compañía, que al precio actual de su 7 por ciento de acciones supondría unos 690 millones de euros para las arcas públicas.

La reglamentación de la operación aún no se ha difundido pero los analistas del sector creen que se cerrará este mismo año por la necesidad de cumplir los ingresos por privatizaciones contemplados en los presupuestos del Estado luso para 2008.

El Gobierno sólo indicó que Parpública realizará una emisión de obligaciones reembolsables o canjeables por acciones para deshacerse del capital de la petrolera, en la que todavía controlará el 1 por ciento de acciones a través del banco estatal Caixa Geral, el mayor del país.

Aunque el Gobierno portugués intentó que ese pequeño porcentaje no sea considerado una «acción de oro», en la práctica tiene asociados privilegios como designación del presidente ejecutivo o derecho de preferencia en la compra de participaciones a los otros socios.

Entre los tres accionistas de referencia de Galp hay un acuerdo que les compromete a no alterar sus posiciones hasta el final de 2010, aunque las declaraciones de Scaroni y el anuncio de la nueva privatización desataron numerosas especulaciones sobre la suerte de la empresa en los medios económicos lusos.

Los analistas de uno de los principales bancos privados portugueses, el BPI, mantienen una recomendación de compra de las acciones de Galp hasta 17,30 euros por título, muy superior a su valor actual.

El valor en bolsa de la petrolera lusa se ha visto perjudicado en las últimas semanas por la crisis financiera internacional y por la decisión del gobierno portugués de aplicar un impuesto «Robin Hood» para atenuar el aumento de los precios de los combustibles.

Galp, constituida en 1999 como resultado de una reestructuración del sector luso del gas y petróleo, está considerada una empresa con grandes posibilidades de crecimiento. Además de su posición dominante en el mercado portugués se beneficia de diversos acuerdos de explotación de yacimientos y operación, fomentados por el gobierno socialista luso, con las empresas nacionales de hidrocarburos de Brasil, Venezuela y Argelia.

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