Llamazares cree que la decisión sobre Garoña es «salomónica» porque no satisface a nadie

El diputado de IU en el Congreso Gaspar Llamazares ha acusado al Gobierno de adoptar una decisión «salomónica» con el cierre de la central nuclear de Garoña en 2013 porque no satisface a nadie, ni al movimiento ecologista ni a los que están a favor de su mantenimiento.

Además, Llamazares, en una comparecencia en la Cámara, ha dicho que con esta medida, lo que «ha decidido» el Ejecutivo «es no decidir» porque adoptan una iniciativa que tomará otro Gobierno, en otra legislatura.

Para el dirigente de IU, el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, ha incumplido su compromiso de cerrar la central nuclear de Garoña al final de su vida útil, en 2011, porque va a permitir que siga funcionando dos años más.

«Zapatero ha incumplido su programa electoral en materia nuclear»

Por su parte, el secretario federal de Energía y Sostenibilidad de IU, Adolfo Barrena, ha acusado a Rodríguez Zapatero, de «incumplir de forma flagrante» sus compromisos electorales en materia de centrales nucleares y le pidió que dé explicaciones públicas a sus votantes.

En su opinión, si el compromiso socialista era «no alargar artificialmente la vida de las centrales nucleares obsoletas como es Garoña», el darle ahora dos años «extra» de funcionamiento «no tiene ninguna justificación», por mucho que el Gobierno alegue «confusas razones técnicas y de empleo».

Según denuncia, los trabajadores de Garoña no deben ser utilizados como «coartada» para justificar «decisiones salomónicas que acaban por no contentar a nadie y que no hacen más que situarse del lado de aquellos que defienden la energía nuclear por encima de las alternativas».

Por ello, afirma que IU va a seguir defendiendo su «Plan Puente alternativo» para garantizar el «cierre nuclear en el entorno de 2025».

Además, Barrena considera que la decisión tomada «pone en evidencia» una vez más las diferencias internas en el propio seno del Ejecutivo socialista. Para el dirigente de IU, en el Gobierno existen posturas enfrentadas sobre la energía nuclear y la prolongación de la vida de Garoña.

Esto se ha traducido en una «manifiesta debilidad» del Ejecutivo, que le ha llevado a «plegarse a las presiones de quienes desde los ‘lobbies’ privados defienden los intereses pronuclares y se oponían férreamente al cierre de la central nuclear burgalesa en 2011″, concluye.

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