El oportunismo de Berenguer y sus barbaridades interesadas en campaña

Ayer comenzábamos a comentar las declaraciones de Luis Berenguer la semana pasada en el diario Expansión, su particular adscripción al movimiento retroprogresivo de la energía, sus influencias y sus motivaciones. Hoy hablamos y analizamos las palabras precisas y contenido de las mismas.

¿Qué dijo Berenguer? Sin ningún tipo de pudor y sin ningún dato que lo avale ha dicho: “La formación de precios en el pool eléctrico español es un escándalo”. Evidentemente es una frase proferida con intencionalidad dañina para el sector eléctrico. Además ha dicho que “la liberalización del mercado eléctrico no ha funcionado porque las empresas están integradas verticalmente”, basándose seguramente, en la integración vertical del operador de transporte y de sistema en los sectores eléctrico y gasista RED ELÉCTRICA DE ESPAÑA y ENAGAS. Hoy la composición del sector eléctrico en los sectores de generación, distribución y comercialización es fuertemente asimétrica y competitiva: hay muchos operadores, fuertemente diversificados y también se han incorporado muchos nuevos entrantes y tecnologías de generación. Y en la comercialización hay avances incipientes en la medida que las tarifas irreales precedentes y el déficit tarifario, lo permiten.

Por otra parte, en referencia a lo que ha dicho, es difícil sustanciar objetivamente estas declaraciones. La Comisión Nacional de Competencia no tiene procesos abiertos relativos al mercado eléctrico: los precios en el mercado eléctrico español son más baratos que en Europa, el número de operadores y su peso en mercado es altamente competitivo, y además, está funcionando el exceso de oferta en la dinámica de precios bajos de la electricidad.

Además, ha apelado a mecanismos de ruptura de mercado, la distinción de los ingresos por tecnologías y de eliminación de los mecanismos competitivos del mercado eléctrico. Ha hablado de instalaciones, a su juicio, superamortizadas, sin leer la contabilidad financiera, como hacen los retroprogresivos de la CNE, al abandonar el Plan General Contable y, si fuera necesario, los números arábigos o el Sistema Métrico Decimal. Ha hablado desde la ideología, abstrayéndose de la información.

Llama la atención que Berenguer, competidor que no competitivo, no ha hablado de todos los mecanismos que incorporan y alimentan los ‘costes regulados’ y que esos se han tomado por decisión discrecional político-administrativa y no de mercado: carbón, retribución del transporte o primas a las renovables. A título de ejemplo, ¿tan difícil es imaginar un mecanismo competitivo para asignar un volumen determinado de primas a las renovables?

Tampoco ha hablado del déficit tarifario, de su formación y de su efecto para el consumidor, a corto y a largo plazo, en la medida que no conoce los precios reales, ni permite la competencia en la comercialización. Ni de las causas de que los precios de la energía hoy sean más altos para el consumidor por los costes regulados y no por los precios del mercado de generación. Habría que, con un grado mayor de respeto institucional y prudencia, atender y escuchar al presidente del OMEL en este caso. Parece ser que, con olfato oportunista, Luis Berenguer, apunta nuevamente en el sentido económico equivocado en un fácil ejercicio demagógico, eso sí, con poca ortodoxia de mercado y convicción competitiva.

Queda como reflexión final la necesidad de requerir a Berenguer un ejercicio de responsabilidad institucional con el organismo que preside, puesto que no se puede hacer un uso torticero e irresponsable de los cargos en los organismos reguladores. Unas declaraciones de esta índole son, claramente, un exceso y un aprovechamiento personal del cargo en la medida que no se corresponden con la propia actividad del organismo respecto del mercado mayorista de la electricidad. Son una falta de respeto para el Operador de Mercado Eléctrico y resto de reguladores energéticos. Y reflexionemos sobre la idoneidad de un hombre que reniega de los mercados para abrazar la intervención, de los riesgos de la debilidad institucional, la facilidad para ser influenciado, la falta de convicción en la competencia real y los mercados que demuestra y el error de medida sobre la responsabilidad institucional que ostenta. Berenguer podría, de proseguir en esta línea y con este tipo de declaraciones en modo panzer, arruinar su carrera y estropear el final de su mandato que, con ciertos claroscuros, habría pasado dignamente.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *