El PSOE se radicaliza para ayudar a Zapatero en el cierre ideológico de Garoña apelando a Franco

Hemos conocido cómo el Partido Socialista estrenaría un nuevo documento. Se trata de un argumentario para ayudar y reforzar en la posición que mantiene, ideológicamente y de forma férrea, Zapatero de cerrar Garoña, pese a los informes del Consejo de Seguridad Nuclear referidos a la seguridad de la instalación y al resto de razones referidas a la seguridad de suministro, precios de la energía, dependencia energética o destrucción de empleo.

El argumentario (se le llama así, pero es un “desargumentario” o, mejor dicho, un panfleto) tiene cuatro elementos principales. El primero, remitir la central de Garoña al franquismo (¿?). El segundo, cuestionar que haya un auge de la energía nuclear, (sin caer en todas las falsedades, “inexactitudes” para los finos y condescendientes del penúltimo argumentario que hizo que el presidente diera datos falsos en Cuatro, acerca de la construcción de nuevos reactores nucleares y del peso de la producción energética de Garoña).

El tercero, señalar, largo me lo fías, que para los parados próximos de la Central de Garoña, el Gobierno, en su sensibilidad, acompañará el cierre de la planta de un plan de empleo. Parafraseando, dice algo así como pueden ustedes estar tranquilos, en la medida en que, en esta época de paro, esto será un vergel de empleo, gracias al manguerazo previsto por nuestro Presidente y que, si hace caso a los grupos ecologistas antinucleares contrarios a Garoña, pagará la empresa pública ENRESA de nuestros recibos o de nuestros impuestos. Otros argumentos recurrentes como lo del “contrato con la ciudadanía”, que no incluye la ensoñación del pleno empleo de los afiches con motivos electorales, la ocultación de la crisis, etc… Siempre quedará cerrar Garoña para cumplir el programa de partido, no la acción de gobierno, que demuestra, con todo lo que está pasando, que no existe.

Finalmente, el argumentario sigue insistiendo en una mentira a la que aboca a los representantes políticos socialistas y, por ello, afirma que en el mundo «sólo seis centrales tienen prórroga para sobrepasar la edad de 40 años», cuando en realidad sólo en EE UU hay 54 centrales con permiso para operar hasta los 60 años, de las cuales, diez son semejantes a Garoña.

Al parecer, tal y como se describe en el famoso argumentario (que no se sabe cuántos dirigentes en su sano juicio adoptarán como dogma del partido), la central nuclear de Garoña fue inaugurada por Franco, algo que se destaca con negrita. ¿Quiere insinuar el argumentario que, sólo por eso, merecería la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, es decir, la desaparición como “símbolo” de la dictadura? No sabemos si los autores materiales de este argumentario pedirán lo mismo con los pantanos, las centrales térmicas de la provincia de donde es oriundo el Presidente, el trazado de las carreteras, los ferrocarriles o los repetidores de televisión. O que les quiten las Copas de Europa al Real Madrid, el cierre de Televisión Española, de los Puertos del Estado. ¿Qué clase de argumento es éste, de “progresismo” de salón? ¿Qué tiene que ver quitar las estatuas ecuestres con cerrar una central moderna, inspeccionada, supervisada, segura, la 31ª del mundo, generar paro, aumentar la dependencia energética, requerir más gas?

Reflexión previa. Existe un conjunto de españoles (mayoritario) que, seguramente y con todo respeto a excombatientes y a polarizados de uno y otro bando, ven en todo esto un dislate, una exageración, un lujo ideológico cuyo límite es la situación económica en que está sumido el país y que requiere un ejercicio de gobierno responsable y sereno. Un colectivo social, perplejo, que pide respeto a los españoles de hoy y a su inteligencia, para que no siga el ejercicio de trileros de ocultación de los problemas y decisiones reales bajo la pátina del franquismo y de la memoria histórica. Ya no cuela y parece que no hay aprendizaje de la lección por parte de lo que hay ahora en Ferraz, calificable de “la voz de su amo”.

Por otra parte, esta posición anacrónica supone que no se está escuchando a todas las “sensibilidades y posiciones”. De hecho, es una postura que parece que equilibra poco la existencia de posiciones muy claras, inclusive dentro del Partido Socialista Obrero Español. Es pública, notoria y evidente la controversia interna al respecto en el seno del Partido, y parece que se quiere resolver con ideología y propaganda. Por tanto, que desde el punto de vista del aparato se haya apostado por esta vía en el caso de Garoña y se haya puesto la máquina a funcionar, da una idea del propio autoritarismo y dogmatismo, y de la necesidad de intentar sofocar la responsabilidad plena y personal del presidente, de su ideología y allegados en esta decisión.

Recordemos lo que fue el franquismo: un hombre, un caudillo al frente de la nación, que aunque lo parezca, no estuvo solo. Un cesarismo sin respuesta, ni oposición. Había ideólogos, brigadas defensoras del dictador y su ejecutoria. Había Organización de Juventudes de España (OJE), había sección femenina y muchos instrumentos de correa de transmisión del franquismo, además de muchas justificaciones y justificantes de la actuación del “extinto”. Todas las dictaduras tienen proveedores ideológicos y partidos políticos detrás, en la retaguardia. Y, junto a estos argumentos, la apelación a argumentos de pura ideología política, como es el de la conspiración judeomasónica (el aireado fantasma de los lobbys de forma defensiva, sin enunciar a qué lobbys beneficia la posición contraria: tecnologías emisoras de CO2, gas y petróleo; y, que por cierto, hoy dominan el PSOE).

¿Cuál es la diferencia de esto, con lo de hoy, con esta forma de sofocar la discrepancia y de anular el debate a favor de la ideología? ¿Esto no es un “franquismo light”? Actuación partidista, comportamiento radical incoherente a la responsabilidad de gobierno, a base de argumentarios ideológicos y soflamas polarizantes, sin búsqueda de consenso, sólo imposición ideológica de los próximos, procedente de un séquito, comparsa que ríe las gracias, da “cuartelillo”, acompaña, baila el agua, incluso en las mentiras (si hay mentiras en la realidad actual, ¿qué será del prometido y futurible Plan de Empleo?) y que pretende reducir la responsabilidad del Presidente en esta decisión con la excusa de la palabra dada, confundiendo programa electoral con acción de gobierno, lo que indicaría que estamos sin gobierno. ¿Quién está abocando al Partido Socialista, un partido de gobierno, a este precipicio de la actuación panfletaria? ¿Quién lo ha visto y quién lo ve? ¿Alguien lo puede parar?

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