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EWEA cree que la subasta eólica fue «demasiado pequeña» y APPA habla de «distorsión» por los requisitos de la biomasa

Redacción / Europa Press.- Mientras APPA-Biomasa denuncia que Industria «desoyó» sus recomendaciones para corregir los requisitos de la subasta para 200 megavatios (MW) de biomasa, lo que a su juicio terminó por «distorsionar el resultado», la Asociación Europea de Energía Eólica (EWEA) ha considerado que la subasta eólica en la que se adjudicaron 500 megavatios (MW) fue «demasiado pequeña» para satisfacer la demanda y cree que España «corre el riesgo» de no cumplir los objetivos de 2020 en renovables.

Asimismo, EWEA critica que la subasta no tuvo una fase de precalificación, fundamental para establecer la viabilidad técnica y financiera de los proyectos. «Sin criterios rigurosos de precalificación, no hay garantías de que los promotores sean capaces de desarrollar los proyectos», añade. Así, el consejero delegado de la patronal europea, Giles Dickson, considera que «por desgracia, esta primera subasta envía las señales equivocadas al mercado«, ya que había demasiados proyectos compitiendo por «demasiada poca potencia».

Consecuentemente, Dickson cree que las subastas bien diseñadas deben incluir requisitos de precalificación para asegurar que los adjudicatarios puedan instalar sus proyectos, ya que, sin ello, «el Gobierno convierte la subasta en una lotería». Para la patronal, el Gobierno «está fallando» en proporcionar a los promotores el grado adecuado de apoyo y sin claridad sobre cuándo tendrá lugar la próxima ronda de subastas, «la industria no tiene suficiente visibilidad para tomar decisiones de inversión futuras».

Denuncia requisitos de la subasta

Por su parte, la sección de biomasa integrada en la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), considera que la subasta «era excluyente, permeable a la especulación e incluía condiciones poco realistas, que dificultarán que se materializaran los proyectos y conseguir financiación». Por ello, considera que la presión sobre ciertas empresas las ha empujado a entrar en esta subasta a «cualquier precio y ofertar reducciones del 100% sobre la retribución a la inversión de salida».

Asimismo, pide a Industria «un apoyo sostenido al sector» y que no se límite a subastar potencia «esporádicamente», sino que se establezcan subastas periódicas, que permitan alcanzar el objetivo a 2020 de 1.350 MW. De no ser así, subraya que no se alcanzará el objetivo previsto para biomasa pues la potencia instalada actualmente no llega a los 800 MW y la subasta, en caso de que se materializasen los proyectos, solo añadiría otros 200 MW.

Una subasta extravagante

La reciente subasta de potencia eólica y biomasa ha tenido un resultado sorprendente. Sorprendente por el hecho que ningún operador eólico actual haya resultado adjudicatario de la potencia resultante. Sorprendente por el descuento del 100% del incentivo ofertado. Y sorprendente porque, de facto, la oferta ganadora del grueso de la potencia eólica va mucho más allá (la renuncia del incentivo se conseguía con un 52% de reducción del incentivo) al reconocer un coste de su inversión (capex) cero, lo que implica, que el beneficio teórico es infinito.

El resultado tiene varias lecturas: la primera, dado que un proyecto sujeto a este modelo retributivo no es financiable por el sistema bancario, conllevaría que el operador adjudicatario procedería a su financiación completa con fondos propios. Esto es, como se dice en el argot de los submarinistas, a pulmón. Tanto es así que, en fuentes sectoriales se especula con dos posibilidades: una, de que la oferta se haya formulado así por un error de cálculo; o dos, con que finalmente no llegase a ejecutarse, lo que supondría que en 2020 los adjudicatarios perdiesen los avales constituidos, a razón de 20.000 euros por MW. Una vez explicadas las consecuencias financieras y corporativas de esta subasta quedan, en segundo lugar, sus derivadas.

De forma inmediata, el hecho de que, eventualmente, no se ejecuten finalmente esos proyectos sería una solución políticamente inocua para los responsables actuales dado que Nadal y Soria habrán pasado seguramente a mejor vida institucional y, entonces, échales un galgo. En paralelo, se detraen consecuencias respecto a la visión y respeto hacia lo empresarial del Ejecutivo. De forma más extensa, una segunda reflexión tiene que ver con la insignificante cantidad de potencia ofertada tras 4 años en blanco y las previsiones de necesitarse 6.400 MW eólicos. En este sentido, la estrategia seguida por el Ejecutivo apunta a que ha sido la de crear una falsa “escasez” para conseguir este resultado a la desesperada cuya demanda ha quintuplicado la oferta realizada.

Lo que se pone en cuestión es que pueda ser replicable este modelo de subasta para los 5.900 MW restantes con este resultado cuando el Ejecutivo, tras reconocer la necesidad de este volumen de nueva potencia eólica, proceda a convocar y organizar la preceptiva subasta. La reclamación del sector renovable ha sido que se proceda a convocar esa macrosubasta ya.

Por otra parte, la comunicación política asociada al resultado de la propia subasta también ha resultado ser especialmente llamativa. Por un lado, se ha marcado el acento, de forma ciertamente ufana, en el hecho de que ninguno de los operadores existentes en el mercado fuese adjudicatario de esta potencia, tratándose de un outsider. Hecho que ha dejado especialmente mal cuerpo y que evidencia los propios resabios podemitas de la comunicación institucional oficial hacia lo empresarial.

Además, Industria ha tratado de aprovechar el resultado extemporáneo para hacer comparativas con los costes de las primas resultantes de la época Zapatero. Para ello, ha utilizado como término de comparación, con enorme descaro estadístico, los costes de la tecnología fotovoltaica de 2009, cuyas realidades comparadas son muy diferentes. Algunas comparaciones son odiosas, pero unas especialmente más que otras. Todo ello como insinuación al proceso de desenlace de los arbitrajes internacionales actualmente en fase de resolución. Para Industria, ha sido una pieza en una “campaña extremadamente pueril” con ese alcance.

Por tanto, esta subasta, anunciada para que se produjera en el período preelectoral y posteriormente aplazada, deja dudas de que sus conclusiones y resultados sean proyectables al futuro. Una lectura inercial y tosca de los mismos puede llevar a equívocos. Al propio Gobierno en funciones.

Las asociaciones renovables creen que el resultado de la subasta añade incertidumbre al sector

EFE / Servimedia.- Las asociaciones de empresas renovables creen que el resultado de la subasta de nueva potencia renovable eólica y de biomasa añade incertidumbre al sector. La puja tuvo como adjudicatarios a EDP, Energías Eólicas de Aragón, Jorge Energy, Ence y Forestalia y cerró con un descuento del 100% en ambos casos, por lo que las instalaciones que resultaron adjudicatarias no recibirán ayudas y sólo tendrán derecho a cobrar el precio de mercado.

La Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) denuncia que la subasta es «una muestra más de la improvisación en materia energética» del Ministerio de Industria, Energía y Turismo y que añade «más incertidumbre» al sector. La organización subraya que la puja, desarrollada «de forma improvisada» y con una «visión cortoplacista», ha tenido un resultado «cuanto menos sorprendente» y cree que es significativo que la mayoría de los principales promotores del sector no hayan resultado adjudicatarios. «La subasta se ha mostrado más como un producto financiero y los adjudicatarios podrían tener dificultades para desarrollar los proyectos», ha añadido, por lo que ven con «incertidumbre» la materialización de los proyectos adjudicados.

La asociación ya denunció que el mecanismo de adjudicación previsto en la subasta podría derivar en un resultado «alejado a la realidad del sector, como así ha sucedido». En las alegaciones realizadas por APPA durante la tramitación de las diferentes normas ya propuso correcciones para evitar las consecuencias negativas del mecanismo establecido, que no se tuvieron en cuenta. En este sentido, recordó que en anteriores procesos de adjudicación se requerían todo tipo de requisitos para dar continuidad a los proyectos, mientras que ahora, «muy al contrario, la subasta solo ha tenido en cuenta la componente financiera, ya que solo se requería un aval para participar». «La gran concentración de las adjudicaciones plantea dudas sobre la metodología empleada», añadió la asociación.

En cuanto a la potencia adjudicada en este último proceso, para APPA discrepa «totalmente» de Industria y la ve «claramente insuficiente» si se quieren cumplir los objetivos comprometidos en materia renovable con Europa para 2020, puesto que los 700 MW adjudicados representan un 8% de lo que el propio Ministerio de Industria prevé necesario instalar para lograr alcanzar la meta comprometida de 20% de renovables para dentro de cuatro años.

AEE pide una nueva subasta

Por otro lado, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) cree que el resultado de la subasta «no es significativo» porque «no refleja la realidad del sector«, y cree que la oferta de potencia renovable eólica (500 MW) es escasa después de la paralización causada en el sector en los últimos años con la moratoria. La asociación cree además que para cumplir el objetivo europeo en energía eólica para 2020, que implicaría instalar 6.400 MW, sería necesario convocar una nueva subasta para antes de verano para adjudicar los 5.900 MW restantes y añade que el Gobierno «debe garantizar una regulación estable y predecible» de cara al futuro.

Finalmente, la patronal eólica recordó que tras la moratoria de 2012 se paralizaron en España unos 10.000 MW eólicos adjudicados en los distintos concursos autonómicos, unos proyectos que actualmente se encuentran en diferentes situaciones, algunos de ellos en circunstancias singulares, incluso con inversiones ya realizadas, lo que se ha reflejado en el interés del sector por acudir a la subasta y en las bajas ofertas. «Esta excepcionalidad no es extrapolable ni a las carteras de proyectos de la mayor parte de las empresas, ni a los parques existentes, que en su día se instalaron con unos costes tecnológicos y de inversión mucho más elevados», explicó.

La subasta de renovables tuvo una demanda 5 veces superior a los MW subastados

Europa Press / Servimedia.- La subasta de renovables, la primera celebrada en España para asignar nueva potencia desde la moratoria, tuvo solicitudes que superaron en más de 5 veces las cantidades subastadas, según indicó el Ministerio de Industria. En concreto, en la subasta se asignó la totalidad de los 500 megavatios (MW) de energía eólica y los 200 MW de biomasa que estaban previstos con tanta presión competitiva que los incentivos quedaron reducidos a cero.

De esta manera, el resultado de la subasta supone que los adjudicatarios, tanto de biomasa como de eólica, están dispuestos a realizar los proyectos con un descuento del 100% sobre el valor estándar de inversión. Así, para el caso de la eólica, están dispuestos a percibir únicamente la retribución del mercado sin prima, y para la biomasa, la retribución del mercado más una retribución variable por el coste del combustible, denominada retribución a la operación. «La subasta adjudicó las instalaciones más eficientes económicamente por tecnología», afirmó el Ministerio de Industria.

Industria destacó que el resultado de la subasta confirma «el interés de los inversores por el sector de las energías renovables en España». Para el Ministerio, este resultado garantiza así la introducción de nuevo energía renovable «con el mínimo coste para consumidor» y subraya que esta nueva energía renovable le costará al consumidor eléctrico 15 veces menos de lo que le costó en 2009 la energía fotovoltaica introducida con el anterior sistema retributivo de primas.

Las empresas que se hicieron con los 500 megavatios (MW) eólicos fueron Forestalia (a través de Energías Eólicas de Aragón), que se adjudicó 300 MW; la portuguesa EDP y Jorge Energy, perteneciente al grupo cárnico zaragozano Jorge. En el caso de los 200 MW de biomasa, los adjudicatarios fueron Ence, con 40 MW, y Forestalia, con más de 108 MW, firma que está presidida por Fernando Samper, hermano del dueño del Grupo Jorge. En la subasta no resultaron adjudicatarias las sociedades de renovables de Endesa (Enel Green Power España, participada en un 40% por Endesa), Iberdrola ni Gas Natural Fenosa.

Jorge Energy, Energías Eólicas de Aragón y EDP se llevan los megavatios eólicos y Forestalia y Ence la biomasa

Redacción / Agencias.- Un escaso número de empresas dispuestas a operar a precio de mercado se lleva los 700 MW de eólica y biomasa. Las tres empresas que se han hecho con los 500 megavatios (MW) eólicos en liza han sido Energías Eólicas de Aragón, la eléctrica portuguesa EDP y, especialmente, Jorge Energy, perteneciente al grupo cárnico zaragozano Jorge. En el caso de los 200 MW de biomasa, los principales adjudicatarios han sido Ence, con 40 MW, y Forestalia, que ha obtenido 108 MW.

Forestalia es la mayor adjudicataria

La puja asignaba la retribución para los 700 MW renovables mediante un mecanismo competitivo, que finalmente ha cerrado con un descuento del 100% en ambos casos, es decir, que las instalaciones renovables adjudicadas no recibirán ayudas y solo tendrán derecho a cobrar el precio de mercado. La empresa que más megavatios ha conseguido en la subasta renovables ha sido el grupo aragonés Forestalia, que se ha adjudicado 300 MW de la subasta eólica y 108,5 MW en biomasa, un resultado final que para su presidente, Fernando Samper, supone «la confirmación de que nuestra estrategia ha sido acertada, al hacer compatibles la cobertura de las crecientes necesidades energéticas de la sociedad española con las duras exigencias del respeto al medio ambiente».

Forestalia es una sociedad centrada en la generación eléctrica con biomasa y la comercialización de madera. Tal y como anunció la propia compañía al terminar la subasta, llegó a un acuerdo con el grupo energético chino Gedi (Guandong Electric Power) para desarrollar los 108,5 MW de biomasa que se adjudicó. El Grupo Forestalia nació en 2011 de la mano de Samper, que creó esta nueva sociedad tras su salida de la empresa familiar Grupo Jorge, entramado industrial con origen en el sector cárnico y que tenía actividad renovable desde 1997. De hecho Samper es hermano del dueño del Grupo Jorge, también adjudicatario en la subasta.

En el momento de su creación, Forestalia aglutinaba parte de los activos renovables procedentes del Grupo Jorge y los adquiridos a la alemana RWE en biomasa. La actividad de Forestalia en el campo de la biomasa se apoya en la producción, la transformación y la comercialización de madera a través de cultivos energéticos en tierras de regadío con fuertes soportes biotecnológicos y agronómicos. Los desarrollos de la compañía están situados en España (Andalucía, Aragón, Castilla y León y Cataluña), Italia y Francia. En estos dos últimos países ha formalizado acuerdos a 20 años con la empresa alemana E.On por valor de 200 millones de euros para el suministro de biomasa para plantas de generación eléctrica.

Ence tendrá que estar segura

Tras el cierre de la subasta, Ence, que se adjudicó una planta de generación de energía renovable con biomasa de 40 MW, vinculó su desarrollo a «obtener la rentabilidad esperada«. En este sentido, el grupo papelero y energético señaló que dispone ya de «un avanzado y novedoso» proyecto de generación con biomasa que permitirá desarrollar una planta de generación «altamente eficiente y bajos costes de producción, para aprovechar la biomasa forestal y agrícola del entorno en el que se ubique la central«. No obstante, al haber sido una adjudicación sin prima a la inversión, la compañía indicó que «sólo construirá la planta si está segura de obtener la rentabilidad esperada».

Ence dispone de tres emplazamientos para llevar a cabo la inversión (Pontevedra, Villaturiel (León) y Huelva) y la selección final de la ubicación dependerá de las mejores condiciones y de las facilidades administrativas e institucionales para la ejecución del proyecto. El grupo estima que el proyecto generará 300 puestos de trabajo durante los dos años de construcción y 750 empleos cuando esté funcionando. El proyecto supone un paso importante en el cumplimiento del plan estratégico 2016-2020 de Ence pues contempla en el negocio de la energía una inversión de 325 millones de euros para alcanzar una potencia de producción de energía renovable con biomasa de más de 380 MW para 2020. Actualmente tiene una capacidad de producción de 222 MW.

El Gobierno aprobó en 2013 una reforma eléctrica que estableció que las renovables dejaran de cobrar primas o ayudas a la producción para pasar a recibir una retribución razonable durante su vida útil. Esta rentabilidad, establecida en términos porcentuales y revisable cada 6 años se aplica sobre la inversión realizada en esa instalación y sería un parámetro que se sacaría a subasta para la adjudicación de nueva potencia. Lo cierto es que la elevada presión competitiva de la subasta ha fijado en un 100% la reducción del incentivo, es decir, que las plantas adjudicatarias no cobrarán ninguna ayuda a la inversión, si bien las de biomasa tendrán derecho a 40 euros por megavatio hora (MWh) como retribución a la operación.

La subasta renovable se cierra sin incentivos, al reducirlos en un 100%, y sin adjudicación para las grandes compañías eléctricas

Redacción / Agencias.- La primera subasta de energía renovable celebrada en España, que ha servido para asignar nueva potencia por primera vez desde la moratoria impuesta por el Gobierno en 2012, se cerró sin que ninguna de las tres grandes eléctricas se haya adjudicado megavatios y con tanta presión competitiva que los incentivos han quedado reducidos a cero, según fuentes del sector. Esto significa que las plantas que se construyan a partir de la adjudicación de esta subasta cobrarán la retribución del mercado.

Este mecanismo de subasta fue ideado por el Ministerio de Industria para adjudicar la potencia entre los oferentes que ofrecieran la mayor reducción en el incentivo con el objetivo de conseguir que estas plantas renovables tuvieran el menor coste posible para el sistema eléctrico. Lo cierto es que la subasta ha arrojado un resultado imprevisto de reducción del 100% en el incentivo. Según las fuentes consultadas, por un lado no se descartan fallos en el diseño del mecanismo de la subasta, lo que ha podido llevar finalmente a este resultado.

Otra de las causas posibles de este sorprendente resultado, que supone que estas inversiones carezcan de un sistema retributivo adicional, es que habría concurrido un elevado número de agentes que, en dificultades desde las medidas puestas en marcha por el Gobierno, se hayan conformado con obtener cualquier tipo de flujo de caja que la adjudicación de esta potencia renovable pueda darles en el futuro, lo que ocasiona el hundimiento del resultado de la propia subasta.

Durante la puja, en la que no resultaron adjudicatarias Enel Green Power España, sociedad participada en un 40% por Endesa y en un 60% por Enel, Iberdrola ni Gas Natural Fenosa, se alcanzó un 100% de descuento tanto sobre los incentivos para los 500 megavatios (MW) de eólica como para los correspondientes a 200 MW de biomasa. En consecuencia, en el caso de la eólica no habrá retribución a la inversión para los proyectos adjudicados mientras que en el de la biomasa la retribución a la inversión también será a coste cero aunque tendrá retribución a la operación de 40 euros por megavatio hora (MWh).

Las fuentes del sector destacan la «sorpresa» que ha provocado el cierre de la subasta sin incentivo, ya que solo por acudir era necesario asumir compromisos en términos de costes del aval y plazos para el desarrollo de proyectos. Una de las explicaciones que se ofrece es la existencia de cerca de 10.000 MW asignados en los distintos concurso autonómicos que, tras la moratoria, se encuentran paralizados y a la espera de su desarrollo. Este volumen garantizaba de por sí el éxito de la subasta.

Los promotores de estos proyectos, que ya tienen la ubicación asignada, llevan en algunos casos varios años pagando avales y con las máquinas en stock, por lo que estaban dispuestos a presentar ofertas muy competitivas. Muchos de ellos proceden de los concursos que en su momento convocaron Galicia, Aragón, Cantabria o Extremadura. Las fuentes también atribuyen el resultado de la subasta a que, al haber muchos megavatios atascados, se ha podido dar salida a los mejores emplazamientos. La percepción dentro de la Administración es que el proceso ha sido «positivo» y que la idea de subastar pequeños bloques parece atraer una fuerte competencia. El organismo supervisor, la CNMC, validó la subasta al asegurar que había tenido la «suficiente presión competitiva».

En el sector coincidía el gran interés por esta subasta, tras 4 años de paralización en el desarrollo de nuevos proyectos con derecho a incentivo, con la confianza en que, a la vista de la potencia eólica necesaria para cumplir los objetivos europeos para 2020, en próximos meses se celebrarán nuevas pujas. También hay que subrayar que algunas empresas de referencia en el sector como Acciona ni siquiera han llegado a presentarse a la subasta. Asimismo, otras fuentes del sector energético consideran que exponerse a un precio de mercado, que fluctúa en función de factores como la demanda o la meteorología, supone un enorme riesgo.

La reforma eléctrica de 2013 estableció que las renovables dejaran de cobrar primas o ayudas a la producción para pasar a recibir una retribución razonable durante su vida útil, una rentabilidad establecida en términos porcentuales, revisable cada 6 años, que se aplica sobre la inversión realizada, al menos en términos teóricos. Según esta normativa, la subasta establecía un parámetro de inversión base sobre el que los interesados podían proponer un descuento, de manera que la potencia se asignaría de mayor a menor descuento y finalmente todos cobrarían el precio del último que entró. Durante la subasta, los interesados redujeron totalmente los 1,2 millones y 3,35 millones de euros por MW reconocidos de partida para la eólica y la biomasa, respectivamente.

Soria ve «bueno» que el precio de la luz lo determine el mercado, ante las subidas en el ‘pool’

Europa Press.- El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ve «bueno» que el precio de la electricidad lo determine el mercado mayorista, en el que se están produciendo subidas que mitigan el impacto de las rebajas aplicadas por el Gobierno en la parte regulada del recibo, correspondiente a los peajes.

Soria realizó esta consideración al ser preguntado acerca de si sentía frustración ante las subidas en el ‘pool’ y su efecto sobre un recibo que el Gobierno intenta abaratar mediante el recorte de los peajes.

Para el ministro, resulta positivo que el Gobierno «no esté interfiriendo al menos para que la luz vaya hacia arriba». «Si interviene», señaló, debe ser en todo caso «para que descienda».

El titular de Industria defendió que la luz bajó en 2013 por primera vez en nueve años y que en 2014 «descendió nuevamente». «Habrá que esperar al cierre del ejercicio «para saber cómo ha evolucionado la luz a lo largo de 2015», añadió.

Respecto a la posibilidad de sacar de la tarifa eléctrica partidas que distorsionan el recibo y meterlas en los Presupuestos Generales del Estado (PGE), Soria indicó que esto ahora no es posible, ya que para España «el objetivo más importante de la política económica es reducir el déficit público».

«No se puede cargar con costes extras los Presupuestos Generales del Estado (PGE), ya que bajar el déficit público es lo que más confianza ha generado en la economía española», añadió.

Por otro lado, el ministro explicó que el Gobierno prevé convocar nuevas subastas de renovables en 2016, dando así continuidad a la que se llevará a cabo el próximo 14 de enero de 500 megavatios (MW) eólicos y otros 200 MW de biomasa, y que pondrá fin a la moratoria a las tecnologías ‘verdes’ aplicada en 2012.

«No hay que descartar que en 2016 haya una nueva convocatoria», señaló el ministro de Industria, antes de destacar el «interés» que existe actualmente por parte de los inversores por las renovables, una vez que el sector cuenta con un marco «estable, fiable y que genera confianza», y aseguró que hay agentes que están pidiendo ya que para el próximo año «haya nuevas subastas».

Además, subrayó el potencial a futuro de estas energías debido al incremento de las interconexiones energéticas de España con el Viejo Continente, lo que permitirá al país acabar siendo un «exportadores netos de electricidad a Europa, fundamentalmente renovable».