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Galán critica los planteamientos «a corto plazo» de los últimos ministros de Energía mientras Iberdrola cuestiona a Siemens en Gamesa

EFE.- Iberdrola, propietaria del 8% del capital de Siemens Gamesa, ha pedido que la compañía germano-española incluya en el orden del día de su próxima junta de accionistas un punto para ratificar que la sede social de la compañía seguirá en España. Por su parte, el presidente de la compañía eléctrica, Ignacio Sánchez Galán, ha lamentado que «desgraciadamente» los últimos ministros de energía actúen con planteamientos «a corto plazo» en un negocio, como el energético, que «necesita planificación a largo plazo».

«Por necesidades de corto plazo no se está haciendo una planificación de largo: qué energía necesitamos, cómo la vamos a producir y cómo la vamos a pagar», ha señalado Galán. El presidente de Iberdrola subrayó que, cuando una empresa va a invertir 32.000 millones de euros en el periodo 2018-2022, entre 7.000 y 8.000 millones en España, los accionistas piden que no haya cambios regulatorios «a mitad de camino» y que haya “una predictibilidad permanente».

El primer ejecutivo de Iberdrola ha destacado, no obstante, que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha dado «un tremendo paso» al crear un grupo de expertos sobre transición energética, la Comisión para la Transición Energética, y promover una ley de cambio climático y transición energética. En su opinión, estas dos iniciativas «pueden sentar las bases del futuro modelo energético».

Tensión con Siemens en Gamesa

Según comunicó Siemens Gamesa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el nuevo punto incluido por Iberdrola en su próxima junta de accionistas pide que se detallen las medidas para garantizar el cumplimiento de los compromisos asumidos sobre el mantenimiento en España del domicilio social, la sede efectiva y operativa de la sociedad matriz. Además, Iberdrola ha incluido otro punto para reforzar el gobierno corporativo de Siemens Gamesa y proteger a los accionistas minoritarios frente al mayoritario (Siemens).

El pasado año Gamesa y la división eólica de Siemens se fusionaron en una nueva sociedad en la que la compañía alemana controla el 59% y que, según los términos en los que se formuló la operación, tendría su sede en Zamudio (Vizcaya), la sede tradicional de Gamesa. La junta, que se celebrará el 23 o el 24 de marzo próximos, también tendrá que aprobar un plan de incentivos para el periodo 2018-2020 destinado a los directivos de la compañía.

El sector eólico reclama seguridad jurídica y que la rentabilidad de las instalaciones se mantenga para el próximo período regulatorio

EFE.- La presidenta de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), Rocío Sicre, ha pedido seguridad jurídica y estabilidad a largo plazo, y ha reclamado que se mantenga la rentabilidad razonable de las instalaciones ahora en funcionamiento. «Lo fundamental es que los principales parámetros, fundamentalmente de rentabilidad razonable, se mantengan y que las instalaciones que están ahora mismo operando no sufran», ha explicado Sicre en la jornada La eólica y el mercado 2018.

En este sentido, la presidenta de la AEE ha incidido en la importancia de la seguridad jurídica para que «las inversiones en España se puedan seguir haciendo». Con respecto a la firma de contratos de compraventa de energía a medio y largo plazo, conocidos como PPA, Sicre ha afirmado que «son una oportunidad», para el crecimiento del sector. La AEE ha destacado que esta modalidad de venta de electricidad ha tenido un desarrollo fundamental con el surgimiento de las subastas y concursos alrededor del mundo.

Incertidumbres regulatorias con los PPA

En España, ha apuntado, este tipo de contrato es ligeramente distinto puesto que supone la implicación de un tercero, normalmente un comercializador, que permite firmar estos contratos con coberturas de precio sobre el del mercado mayorista, exista o no un consumidor final. Este sistema, según la AEE, plantea incertidumbres desde el punto de vista financiero, regulatorio y fiscal. «Necesitamos que la regulación nos acompañe. Al final estos contratos todavía son incipientes en España. En otros países se han firmado muchos, pero va a necesitar de un desarrollo regulatorio», señaló Sicre, que destacó que la energía eólica se ha situado en los dos últimos meses como la primera tecnología, aportando aproximadamente el 25%, una tendencia que espera que continúe en febrero.

Galán asegura que cambiar un modelo de fuentes contaminantes por energías limpias es «la única solución» contra el cambio climático

Europa Press.- Mientras Iberdrola seguirá remitiendo información a sus clientes sobre cómo acogerse al nuevo bono social hasta el final del período transitorio que concluye en abril, para que los antiguos beneficiarios se mantengan en el nuevo sistema, el presidente de la compañía, Ignacio Sánchez Galán, asegura que la transición energética hacia un modelo sostenible con energías limpias «es la única solución capaz de conciliar la satisfacción del fuerte crecimiento de la demanda energética con el cumplimiento de los objetivos climáticos globales«.

Galán defiende «acelerar» la transición energética hacia ese modelo estableciendo la planificación «adecuada para impulsar definitivamente la descarbonización de la economía y procurando un reparto justo de los costes climáticos entre los diferentes sectores, de acuerdo con el principio quien contamina paga«. A este respecto, el presidente de la energética considera que la Unión Europea parte de «un diagnóstico acertado» y avanza «en la dirección correcta» con iniciativas como el paquete Energía limpia para todos los europeos o la Plataforma de las regiones mineras en transición, «a la que se han sumado nuestras comunidades de Castilla y León y Asturias» para abordar su transformación hacia una economía sostenible y sólida».

Galán señala que la «tendencia imparable» hacia las renovables exige aprovechar «el enorme potencial transformador de las soluciones con las que cuenta el sector eléctrico». No obstante, subraya que para ello es preciso contar con «una política energética clara, y con una regulación estable y predecible, capaz de atraer los capitales necesarios para acometer fuertes inversiones que se requieren en energías renovables y redes». A este respecto, Galán apunta que la seguridad del sistema estaría «siempre garantizada» con un diseño de mercado que permita disponer de potencia firme y flexible para respaldar a las energías renovables, «intermitentes por naturaleza, cuyos costes se han abaratado enormemente».

Respecto a los sistemas tarifarios, pide que reflejen «adecuadamente» los costes reales de producir, distribuir y suministrar electricidad a los clientes, «liberándolos de las actuales cargas no relacionadas con el servicio, que en la actualidad alcanzan el 50% de las tarifas pagadas por muchos europeos«. El directivo reitera que Iberdrola continuará «invirtiendo en energías renovables, en las redes necesarias para integrarlas y en almacenamiento, actividades a las que destinará 25.000 millones de euros hasta 2020.

Seguirá informando del bono social

El Gobierno aprobó en octubre el decreto que regula la aplicación del nuevo bono social de electricidad, que está basado en criterios de renta para que puedan acceder los consumidores que más lo necesitan y que supondrá descuentos de hasta el 100% en la factura de la luz. La energética, de acuerdo con todos los cambios normativos, sigue adaptando sus procesos de gestión de solicitudes de bono social a la evolución de la normativa y, en concreto, a los más recientes sobre la presentación de certificados por parte de familias numerosas (renta) y pensionista del sistema de la Seguridad Social.

De esta manera, la compañía ha remitido la carta informativa publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) con información actualizada al respecto del bono social eléctrico a todos sus clientes y seguirá remitiéndola junto a la factura hasta que acabe el periodo transitorio establecido de 6 meses. Con motivo de la aprobación del nuevo bono social eléctrico, la compañía eléctrica lanzó una campaña informativa al respecto mediante la remisión de información de la normativa a más de 1.500 responsables de consumo y de servicios sociales de organismos públicos, asociaciones de consumidores y entidades sociales.

Además, Iberdrola, que también procedió al envío de más de un millón de cartas explicativas a los clientes y preparó sus canales para la gestión de las solicitudes del nuevo bono social, puso en marcha un plan de visitas en persona para explicar el bono social a los responsables de servicios sociales de las comunidades autónomas y municipios de más de 100.000 habitantes de zonas donde tiene una importante presencia.

Asimismo, lanzó una web (www.iberdrolacur.es) para sus clientes regulados, los acogidos al conocido como PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor) y entre los que figuran los beneficiarios del bono social, con el fin de reforzar la diferenciación y la separación entre las dos comercializadoras de energía del grupo en España. Iberdrola cuenta con unos 862.700 clientes acogidos al bono social, reformado por el Gobierno después de que el anterior fuera tumbado por el Tribunal Supremo al declarar inaplicable su régimen de financiación por considerarlo incompatible con la normativa comunitaria.

Las causas del retroceso español en renovables y acción climática

Los datos sobre la situación española en el cumplimiento de objetivos de energías renovables y en materia de lucha contra el cambio climático más que preocupantes, son decepcionantes. En este artículo enumeramos 5 motivos interrelacionados y una conclusión inquietante después de la publicación de dos informes que, de una forma u otra, propinan un severo varapalo a la política energética española (por llamarlo así) y a la acción contra el cambio climático en nuestro país.

En primer lugar, la Agencia Europea de Medio Ambiente publicó el pasado viernes un informe de seguimiento sobre la implantación de energía renovable en los países miembros, situando a España entre los 8 países que incumplen los objetivos intermedios que se autofijaron. En concreto, según este informe, el 16,27% del consumo de energía final en nuestro país provino en 2016 de fuentes renovables, cuando la planificación establecía un hito de un punto más, en concreto del 17,3%. Además, entre 2015 y 2016 el crecimiento fue inapreciable (del 16,15% al 16,27%).

Por otra parte, también recientemente publicado, España ha bajado 5 posiciones respecto al año pasado en el Índice de Acción Climática y 16 puestos respecto a 2014, cuando llegó a ocupar el puesto 22, según el informe de SEO/BirdLife, que además señala que somos «el país más vulnerable al cambio climático de Europa», anticipando, además,  el incumplimiento de los compromisos de emisiones de nuestro país. Una conclusión es evidente: se acumulan los resultados adversos de la política en materia de acción climática y en el desarrollo de energía renovable en España. La acción de nuestro país y del Ejecutivo está en entredicho. Y la pregunta es ¿cómo hemos podido llegar a esta situación, después de un inició fulgurante hasta 2012?

1.- Ese inicio fulgurante estuvo basado en un conjunto de errores regulatorios que promovían el exceso y la sobreinversión en determinadas tecnologías renovables, aún no maduras en aquel momento, cuya extensión masiva fue descontrolada. Podemos decir que el inicio estaba «dopado». Mantra que el actual equipo repite para exonerarse de la forma de actuar posterior.

2.- Después de esta fase llegó, como reacción, un salvaje ajuste de cuentas a las tecnologías, la reforma eléctrica y su concepto de rentabilidad razonable, con su fuerte revisión retributiva de las instalaciones y el frenazo a la instalación de nueva potencia. Los conflictos internacionales sobre esta cuestión dañan la credibilidad de la Administración Energética y su desenlace queda larvado.

3.- Fruto de esta reforma eléctrica, se ha producido un efecto disuasorio en el plano inversor (a nivel empresarial y financiero) por la falta de seguridad jurídica y regulatoria en nuestro país. Condiciones que el propio Ejecutivo airea en sus declaraciones, advirtiendo a los concurrentes a las recientes subastas del riesgo al que quedarían expuestos. Si a esto unimos el ejercicio solipsista de las dos últimas administraciones energéticas, sin diálogo ni negociación con los agentes sectoriales, el cóctel en el modelo de gobernanza (incluyendo el cuestionamiento de la naturaleza liberalizada de determinadas actividades) está servido.

4.- Falta planificación en la política energética, ante el proceso de transición a una economía descarbonizada, con grandes vacilaciones (por no llamar bandazos) para cuadrar con el cálculo electoral todos los impactos que tendría sobre el recibo mientras sobran los ejercicios retóricos de los programas electorales y las construcciones discursivas. Eso se aprecia en la prácticamente nula consideración del factor medioambiental en el sector del transporte y la movilidad, con una apuesta tímida respecto al coche eléctrico y sus infraestructuras y con la consideración conjunta del resto de sectores económicos.

5.- Incluso ante los compromisos preexistentes (20-20-20) de nuestro país, se ha dejado pasar el tiempo y avanzar por pura inercia, tanto en producción eléctrica mediante energías renovables como en eficiencia energética. Confiados en los resultados pasados de producción hidráulica y ante la aproximación de 2020, se han efectuado 3 subastas (diferentes en su diseño, sin calendarización de las mismas, con ilusión respecto a los plazos de sus proyectos, que puede derivar en riesgos en el grado de cumplimiento de la implantación de los proyectos resultantes al mezclar operadores expertos con agentes maverick). Todo ello con el aprovechamiento político de Rajoy anunciando las terceras subastas.

Finalmente se observa, por los países más avanzados, como el propio alineamiento de España en la escena europea en referencia a los compromisos medioambientales se aproxima más a los países escépticos que a los países convencidos en esta materia, lo cual revela la falta de convicción y cómo bascula según el momento. A la vista de todo ello, es previsible que, además, 2017 incluso pueda tener resultados peores en esta materia. Más allá de que el ministro encuentre justificaciones en la climatología (¡la pertinaz sequía!) y en las interconexiones, estos datos requieren una reacción política decidida, coherente, urgente y clara.

La extensión del plan Juncker hasta 2020 contempla que el 40% de los proyectos de infraestructuras contribuyan a la descarbonización

Javier Angulo / Bruselas.- La conferencia de alto nivel entre la Comisión Europea y el Parlamento Europeo, celebrada este martes en Bruselas, ha tratado de aclarar cuáles van a ser las vías para financiar el proceso de transición energética. En este sentido, dadas las ingentes cifras que se manejan en las instituciones europeas, existe plena unanimidad de que la inversión pública debe servir para movilizar a la inversión privada, punto en el que la extensión del plan Juncker va a ser un instrumento relevante.

El Plan Juncker, como se conoce al Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas (EFSI), ha servido en su primera etapa para dinamizar la economía y movilizar una inversión de 225.000 millones de euros, fundamentalmente privada, con 43.000 millones de financiación desde fondos públicos. De esos 225.000 millones de euros, 46.500 (un 20%) han tenido como destino el sector energético. Por ejemplo, específicamente para promover las renovables, según el comisario europeo de Energía, Miguel Arias Cañete, a partir de una financiación de 9.000 millones, se ha conseguido movilizar una inversión de 60.000 millones de euros. Por ello, las posibilidades se multiplican ahora que se va a extender el EFSI hasta 2020, para alcanzar en total una inversión de 500.000 millones de euros.

Además, la extensión del Plan Juncker va a hacer una apuesta por la sostenibilidad y la transición energética. De esta manera, un 40% de los proyectos de infraestructuras e innovación que obtengan financiación tienen que servir para avanzar hacia las metas fijadas en el Acuerdo de París. No es más que un primer paso para el período que abarca hasta 2020 y que supone un anticipo de las necesidades de inversión para la próxima década: 378.000 millones de euros al año son las cifras que maneja la Comisión Europea para cumplir todos sus objetivos en materia de energía y clima para 2030. 178.000 procedentes de fondos públicos y 200.000 de manos privadas son las cuentas que formuló el propio Cañete.

Crecimiento y acción climática van de la mano”, aseveró Cañete, que resaltó que el presupuesto comunitario debe apoyar los objetivos de 2030 para avanzar en la descarbonización. Asimismo, celebró el 40% establecido en el Plan Juncker, que “servirá de palanca para atraer recursos privados”. “Si todos remamos en el mismo sentido podemos acelerar la transición”, subrayó el dirigente español, que insistió en utilizar el EFSI como un instrumento para estimular más inversiones públicas y, “fundamentalmente”, las privadas. Además de los avances a una energía limpia, Arias Cañete recordó que los fondos también se utilizarán para la rehabilitación de viviendas en la mejora de su eficiencia energética, lo que a su juicio supone la mejor fórmula para combatir la pobreza energética.

Por su parte, el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, subrayó que la seguridad jurídica es “necesaria para facilitar la inversión” en el sector energético que permita cumplir el Acuerdo de París, algo que espera conseguir con la aprobación del Paquete de Invierno de la Unión Europea. En la misma línea, el dirigente italiano hizo un llamamiento a los Estados miembros para reforzar el liderazgo de la Unión Europea en renovables, en reducción de emisiones y en eficiencia energética. Por ello, reivindicó que el próximo Presupuesto de la Unión Europea debe aumentar los fondos para atraer nuevas inversiones que fomenten la industria de las renovables y la eficiencia energética a fin de crear más puestos de trabajo en estos sectores.

En la misma línea, el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, señaló que las inversiones en eficiencia energética, energías renovables, redes eléctricas e interconexiones son “vitales” para acelerar la descarbonización de la economía de la Unión Europea, por lo que pidió trabajar para acabar con los obstáculos que frenan la inversión. Por su parte, el presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Werner Hoyer, reconoció que la «descarbonización necesita de mucha inversión y con los fondos públicos solo no alcanza”. Por ello estimó que la inversión deberá aumentar en la próxima década, aunque para ello habrá que dar “más estabilidad” a los inversores. Aún así confió en que la extensión del Plan Juncker servirá para conseguir los objetivos energéticos.

Finalmente, el presidente de la Comisión de Industria y Energía del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, destacó que el debate ya no se centra en posicionarse a favor o en contra de las tecnologías renovables sino que la senda hacia la descarbonización está trazada y la cuestión es cómo financiar la energía limpia. “Necesitamos 400.000 millones de euros anuales”, sentenció el dirigente polaco, que indicó que los “objetivos ambiciosos están muy bien, pero los objetivos alcanzables son mejores”, a la par que pidió un esfuerzo a las instituciones europeas para hacer ver a los ciudadanos que la descarbonización “es una oportunidad”.

Llardén (Enagás) cree que la descarbonización es «imparable» y que el gas jugará «un papel importante» en la transición energética

Europa Press.– El presidente de Enagás, Antonio Llardén, asegura que el proceso de descarbonización de las economías en el mundo «es imparable» y ha afirmado que el gas natural tendrá «un papel importante» en la transición energética, que «va a ser global e imparable«, como demuestra el hecho de que, a pesar de la retirada de Estados Unidos de los acuerdos alcanzados en la Cumbre climática de París (COP21), el resto de países del mundo hayan dado una respuesta «clara» de compromiso.

No obstante, el presidente de Enagás subrayó que este proceso de descarbonización debe ser «lento y medido», ya que «actualmente» no es factible un todo renovable, porque es una fuente de generación «intermitente por naturaleza». «El carbón va a tener que seguir existiendo por un motivo de sentido común, no será un cambio súbito sino un tránsito ordenado», apuntó, añadiendo que en Europa se incurrió en muchos errores por querer ir más rápido. Así, Llardén consideró que una progresiva sustitución del carbón por renovables y gas natural puede ser el «mix ideal» para reducir las emisiones de CO2 y que económicamente sea rentable. «Creo que ese es el camino», destacó.

Mientras, el presidente de Red Eléctrica de España (REE), José Folgado, afirmó que el problema será ver «cómo se compagina la introducción de renovables con la seguridad de suministro». Para Folgado, el petróleo y el gas natural, predominantes como fuentes de generación energética, seguirán jugando un papel importante, ya que en esa transición energética será necesario un equilibrio entre las renovables y las energías tradicionales, «en la medida en que sean menos contaminantes». Asimismo, apuntó la importancia del desarrollo de las interconexiones para que haya un mercado «más integrado«, ya que su aumento permitiría que España mejorara sus precios eléctricos frente a otros países europeos.

Por otra parte, tanto Llardén como Folgado señalaron la importancia de que en el sector energético se garantice por los Gobiernos una estabilidad regulatoria y una retribución razonable que respalde el esfuerzo inversor. «Ha pasado ya a la historia la necesidad de que quien invirtiera fuera el Estado, pero la contrapartida es que las señales que se den sean claras, legibles y que no cambien cada ciertos años», recalcó Llardén.

Mientras, el presidente de Bridas Corporation, Alejandro Bulgheroni, consideró necesario ese impulso a la entrada de las renovables en todo el mundo como solución al cambio climático, pero coincidió en que para su desarrollo tienen el problema de la «intermitencia» y la necesidad de bajar los costes, considerando que en al menos 5 años no se pondrán tener menores costes para el almacenamiento de energía.

El Supremo rechaza un recurso de varias plantas fotovoltaicas contra la reforma energética que redujo la retribución renovable

EFE.- El Tribunal Supremo rechazó el recurso interpuesto por más de veinte instalaciones fotovoltaicas de la provincia de Albacete contra el real decreto del Gobierno de 2014 que redujo la retribución a las renovables. Las sociedades que presentaron el recurso alegaban que el cambio retributivo que hizo el Ejecutivo no estaba justificado, que era «contrario al Estado de Derecho» y que el nuevo régimen retributivo conculcaba los principios de buena regulación, de irretroactividad de las disposiciones que restringen derechos y de seguridad jurídica.

La sección tercera de la Sala de lo Contencioso del Supremo, que de nuevo falla a favor del Gobierno en este tipo de recursos como también hizo el Constitucional, recuerda que en 2013 el Gobierno revisó el marco regulatorio del sistema eléctrico y estableció un nuevo régimen retributivo para instalaciones de energías renovables, cogeneración y que generan energía con residuos. En esa revisión se sustituyó el pago de la prima que recibían por la regulación anterior por una retribución específica.

A juicio del alto tribunal, el decreto impugnado no incurre en retroactividad, pues no anula ni modifica ni revisa las retribuciones pasadas percibidas por los titulares de instalaciones de energía renovables, sino que proyecta sus efectos a partir de la entrada en vigor del nuevo régimen retributivo. Respecto a que la entrada en funcionamiento de la planta se tome como referencia para calcular la rentabilidad razonable o retribución a percibir, la sentencia señala que sólo se utiliza como elemento de cálculo, pero no supone la devolución de cantidades ya cobradas.

Además, el Supremo considera que el Gobierno no incurrió en una «retroactividad prohibida», algo en lo que no coinciden dos magistrados que han formulado votos particulares que consideran que además el real decreto vulnera la seguridad jurídica. La sentencia dice que la nueva regulación no incide sobre derechos patrimoniales consolidados e incorporados al patrimonio de los titulares de las instalaciones, y afirma que negar al legislador establecer una retribución distinta a la que existía implicaría «petrificar el régimen retributivo existente».

El Supremo, que recuerda la jurisprudencia que en este sentido ha formulado el Tribunal Constitucional, dice que la modificación que hizo el Gobierno no fue «inesperada», pues la evolución del déficit del sistema eléctrico hacía necesarios ajustes, por lo que el cambio normativo no podía ser imprevisible para un «operador económico prudente y diligente«. Afirma que el Ejecutivo reforzó, incluso, la seguridad de los productores a percibir una rentabilidad razonable o incentivo, ya que el sistema de cálculo, basado en el rendimiento del bono a 10 años más un «diferencial adecuado», quedó incorporado a una norma con rango de ley.

Respecto a la modificación de la categoría de las instalaciones introducidas, el Supremo recuerda que uno de sus objetivos era evitar «abusos» en la percepción del régimen retributivo derivados de «compartimentar artificialmente» los parques fotovoltaicos en unidades de potencias inferiores a 100 kilovatios para beneficiarse de la mayor retribución que el régimen anterior daba a las instalaciones de menor tamaño.

Además, el Supremo rechaza que sea de aplicación el laudo de la Corte Internacional de Arreglo de Diferencias (Ciadi) del Banco Mundial, que multó a España con 128 millones de euros, más intereses, por los perjuicios que el recorte de las primas causó a tres plantas termosolares del fondo británico Eiser Infrastructure. En este sentido, dice que el recurso de los productores se enjuicia bajo el derecho español y comunitario, y no le es aplicable un régimen derivado del sometimiento voluntario de determinados sujetos y Estados a un régimen arbitral.

Gas Natural Fenosa pide que la regulación española garantice una rentabilidad «adecuada» mientras recibe ofertas por su negocio en Italia

EFE / Europa Press.- Un total de 8 ofertas no vinculantes se han presentado por los negocios de comercialización y distribución de Gas Natural Fenosa en Italia, sobre los que la compañía española ha encargado un análisispara decidir si continúa con ellos o los vende. Por otro lado, el consejero delegado de Gas Natural Fenosa, Rafael Villaseca, indicó que debería ser objetivo de la regulación energética que las empresas que operan en España en el sector tengan una «adecuada rentabilidad» y seguridad jurídica.

Asimismo, Villaseca ha manifestado que «un bajo coste eléctrico debe ser un objetivo para todos». En este sentido, negó que España tenga la factura de la luz “más cara” de Europa y valoró que se haya conseguido el equilibrio al acabar con el déficit de tarifa que se arrastraba, pero indicó que se ha pasado de tener una de las energías «más baratas a contar con una más elevada». A este respecto, el directivo señaló que no ayuda que en el recibo más del 50% de los costes correspondan a decisiones de política industrial o ambiental y a cargas fiscales. «Si esas cargas desaparecieran volveríamos a tener la energía con uno de los precios más competitivos de Europa», apuntó Villaseca.

Por otro lado, Villaseca indicó que el sector se enfrenta a «grandes retos» como son la descarbonización por medio de la introducción de nuevas tecnologías verdes, pero de una manera eficiente y a un coste bajo. «Y eso no es fácil», incidió. Por ello, pidió, en presencia del ministro de Energía, Álvaro Nadal, una regulación «muy clara y definida» por parte de los Gobiernos para que se puedan afrontar las inversiones necesarias a largo plazo.

Finalmente, consideró necesario planificar la política de potencia de respaldo que tendrá que haber en el sistema eléctrico para garantizar el suministro ante el incremento de las energías renovables, que se caracterizan por ser intermitentes. En este sentido, Villaseca recordó que la mayoría de las fuentes de generación «están en pérdidas», por lo que pidió definir el mix energético, con el papel para cada fuente y la política de respaldo que se piensa aplicar. «Cómo se va a resolver el backup, no es nada fácil pero sí es urgente«, indicó.

Ofertas por su negocio italiano

Fuentes del mercado conocedoras del proceso confirmaron que 8 empresas han mostrado interés por la filial italiana de Gas Natural, tal y como ha publicado el diario El Economista. Las ofertas no vinculantes proceden de Italgas, Engie, 2iRete Gas, Verbund, Direct Energie, Optima Italia, Green Network y Shangai Dazhong, y oscilan entre los 500 millones y los 600 millones de euros. En febrero, Gas Natural Fenosa confirmó que había contratado al banco de inversión Rothschild para analizar distintas opciones estratégicas para sus activos de distribución y comercialización en Italia, entre las que figuraba una eventual venta, en el marco de los cambios en la regulación que se están produciendo en el sector energético del país.

El consejero delegado (CEO) de Italgas, Pablo Gallo, ya anunció el pasado 1 de septiembre que su compañía presentaría antes de octubre una oferta por los activos de distribución de la española Gas Natural Fenosa en Italia. Gas Natural Fenosa está presente en Italia desde 2002 y opera a través de sociedades separadas: la empresa de servicios Gas Natural Italia; Gas Natural Vendita Italia, que comercializa gas natural y electricidad; Nedgia, que gestiona la distribución de gas natural en el mercado regulado, y Gas Natural Rigassificazione Italia, que desarrolla una planta de regasificación en Trieste.

La versión Goldman Sachs (II)

En un país en el que la electricidad ha caído en las fauces de la política politizada, puede sorprender a primera vista la consideración de Goldman Sachs de que la actividad eléctrica debe ser valorada de forma económico-financiera por los accionistas que son, en realidad, los propietarios de las empresas. Ante una posición tan pueril es preciso subrayar que estamos en un mundo globalizado dónde los flujos de capital se mueven de forma muy rápida y no se someten a los intereses partidistas o electorales de un país en concreto.

Eso exige una política definida en materia económica, energética, medioambiental y fiscal; habilidades de negociación, disponer de una regulación predecible, de seguridad jurídica y estabilidad regulatoria. Se comprende que quienes ejercen responsabilidades de Gobierno conocen e incorporan esas reglas del juego, lo asumen dentro de su comportamiento como una coordenada a tener en cuenta y, si la traspasan, se entiende que es de forma deliberada.

Es un informerevelador” del modelo de política que el Ejecutivo plantea para el sector eléctrico y de la visión inversora de sus responsables, orientada a la reducción de precios sin revisar la composición de la tarifa, sin limpiarla de componentes (cuña gubernamental) que aumentan sus costes y que deberían ser tratados de otra forma. En consecuencia, sigue existiendo un modelo en que se habilitan mecanismos discrecionales y de dudoso encaje en la tarifa que presionan al alza los precios y que se combinan con la pretensión electoralista de una tarifa forzada a la baja fruto de una politización de la electricidad que no cesa.

¿Cómo se resuelve este sudoku en esta revisión regulatoria prevista? Rebajando los componentes regulados vía exprimir sus resquicios legales, lo que seguramente nos atrapará en un nuevo proceso de judicialización, e incorporando nueva potencia renovable para aumentar la oferta de generación y bajar el componente de los precios de mercado de generación, tratando de cumplir al límite los compromisos con Europa del 20-20-20 antes que con un proceso planificado de descarbonización o de transición energética.

Una vez descontado el efecto del anuncio y de su instrumentación legal sobre las compañías y los accionistas de las empresas, queda el propio Ministerio de Energía. Seguramente perciban el origen y las causas de esta tormenta con un cierto grado de indiferencia, más allá de las lecturas resultantes sobre la Administración energética española y de que se trate de una fórmula adicional para instigar a las compañías hacia la desinversión y la internacionalización empresarial. O a lo mejor no es así, siquiera. Lo que si nos confirma es que, menos en el sector energético, las empresas e inversores internacionales son una coartada necesaria para la argumentación y comunicación política.

Reflexiones y apuntes entre líneas

Del comienzo del curso energético se sugieren distintos apuntes y elementos derivados. Resulta evidente que las empresas del sector valoran positivamente que la Ley de Cambio Climático y Transición Energética sea precisamente eso, una ley, alcanzando el máximo rango legal y proporcionando mayor seguridad jurídica, con el añadido de que para su elaboración se consiga el necesario consenso de una norma tan importante para el futuro del modelo energético español.

Cabe esperar que los goznes que articulan su proceso de elaboración, la definición de los escenarios, así como las medidas correlacionadas y adyacentes sean coherentes, alineados y coordinados, incluyendo en este mecanismo a la Comisión de Expertos. Precisamente la apertura del proceso de participación para la regulación del cierre de centrales es un síntoma de fuga del engranaje puesto en marcha por el propio Gobierno, una regulación por tanto que debería ser reconducida e incardinada a los trabajos de estos expertos, algo que además debería percibirse con claridad para que la labor de esta Comisión no quede en papel mojado a las primeras de cambio.

Por otra parte, el Gobierno asegura que considera importante mantener la energía nuclear en el mix de generación en la medida que contribuye al cumplimiento de los objetivos de emisiones. Esta afirmación debería conducir a una revisión del modelo de fiscalidad que recae sobre esta tecnología, convertida en un objeto tributario en sí mismo en nuestro país. Fiscalidad que debe ser revisada en el conjunto de un modelo de fiscalidad verde, coherente con los objetivos de la política energética y medioambiental, más allá de los criterios recaudadores, y con la necesaria contribución de otros sectores como el transporte. Las recientes recomendaciones de la Comisión Europea sobre el modelo de fiscalidad verde español definen el espacio de carencias y mejoras necesarias.

Por otro lado, empieza a existir un cierto disenso en el proceso compulsivo de lanzamiento de subastas de potencia renovable que ha determinado dos subastas en tres meses y 8.000 MW incorporados para cumplir los objetivos de la Unión Europea ante el parón de estos últimos años. Las críticas al mismo han hecho mella incluso en la propia Administración energética, que reconoce que el procedimiento no habría sido el mejor.

Finalmente, en lo que se refiere a la política del Ministerio de Energía, empieza a evidenciar fatiga de materiales el afán de dotarse de espacios de discrecionalidad (para promover subastas inesperadas de potencia renovable sin un modelo de planificación, para tratar de impedir el cierre de centrales, para aplicar los superávit contables a la política tarifaria) o para autopermitirse fórmulas indulgentes con la inseguridad jurídica o a la retroactividad retributiva, con justificaciones tan espurias como la escasa interconexión energética con Europa, el nuevo mantra ministerial.

Este debate necesariamente se va a hacer cada vez más sofisticado y menos maniqueo. La necesidad de confianza (seguridad jurídica) y de previsión van a requerir otra forma y de otras formas en la regulación del sector. Los procesos abiertos en el ámbito europeo (Parlamento, Comisión Europea y Dirección General de Competencia) van a ser escenarios a tener muy en cuenta en todo este proceso.