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El MIT advierte de que luchar contra el cambio climático será más difícil si se prescinde de la energía nuclear

Europa Press.- La lucha contra el cambio climático será más difícil y cara a no ser que la energía nuclear permanezca dentro del mix energético, según un nuevo estudio realizado por el Massachussetts Institute of Technology Energy Initiative (MITEI). El estudio analiza el futuro de la energía nuclear en la descarbonización así como las razones que están detrás de la disminución del peso de la energía nuclear. También se resumen las medidas que se podrían adoptar para frenar o revertir esta tendencia.

El estudio ha sido dirigido por investigadores del MIT en colaboración con el Laboratorio Nacional de Idaho y la Universidad de Madison-Wisconsin. Se trata del octavo trabajo de una serie que explora el papel de las diferentes tecnologías en la confluencia de un rápido crecimiento de la demanda eléctrica en un mundo bajo en emisiones de carbono. Estos estudios tratan de servir como guías a investigadores, actores políticos e industria.

«Nuestro análisis demuestra que percatarse del potencial de la energía nuclear es esencial para lograr una energía en el futuro plenamente descabonizada en muchas regiones del mundo», asegura el codirector del estudio Jacopo Buongiorno. Este investigador añade que incorporar nuevas políticas y modelos de negocio, así como las innovaciones en la construcción, podrían permitir el desarrollo de nuevas centrales nucleares con un coste más efectivo y asequible con las que la energía nuclear puede ayudar a cubrir el crecimiento de la demanda global de energía mientras se reducen las emisiones.

El informe añade que el mundo se enfrenta al reto de reducir drásticamente las emisiones invernadero mientras de forma simultánea se expande el acceso a la energía para miles de millones de personas. El sector eléctrico, con unas emisiones medias actuales de unos 500 gramos de CO2 por kilowatio hora han sido ampliamente identificadas como el candidato temprano para una profunda descarbonización, con un objetivo para 2050 de apenas 50 gramos de CO2 por KwH.

El trabajo añade que mientras se van implantando una variedad de tecnologías bajas o cero en carbono, el análisis del MIT muestra la contribución potencial que la nuclear puede aportar a este despliegue de energías bajas en carbono. «Sin esa contribución el coste de lograr los objetivos de acometer una profunda descarbonización se incrementarán significativamente», advierte. Sin embargo, el trabajo reconoce que a pesar de esto las prospecciones para expandir la energía nuclear permanecen decididamente «vagas» en muchas partes del mundo a consecuencia, en buena medida de sus elevados costes.

Para solucionar esto, el informe da recomendaciones para la construcción de centrales nucleares, sobre las tecnologías de los reactores actuales y futuros, el modelo de negocio, las políticas, la seguridad del reactor y las regulaciones y licencias. Algunos cambios en la construcción de los reactores, centrados en usar proyectos probados y prácticas de construcción y gestión para asegurar completar los proyectos en tiempo y el desarrollo de plantas estándar, casi fabricadas de serie, podrían ayudar a reducir su coste. Esto, según recomienda el trabajo, se puede aplicar a todos los conceptos de reactor y diseño.

Otra preocupación relevante respecto a la energía nuclear son las consecuencias de un accidente severo, por lo que el informe recomienda cambiar hacia reactores diseñados con características inherentes y pasivas de seguridad para rebajar esta preocupación. El trabajo añade que además de reducir la probabilidad de accidentes severos y de mitigar las consecuencias externas en un posible incidente, estos nuevos diseños pueden facilitar también las licencias de las nuevas plantas y acelerar el desarrollo global.

Finalmente, el MIT formula varias recomendaciones finales para ser tenidas en cuenta por los decisores políticos, incluida la creación de un terreno de juego donde factores como poder reducir las emisiones de CO2, que son ajenas al mercado, sean tenidas en cuenta. «Las políticas que excluyen el papel de la energía nuclear desalientan la inversión en la tecnología nuclear. Esto podría aumentar el coste de la descarbonización y ralentizar los avances hacia los objetivos de mitigación del cambio climático», concluye.

Por ello, aconseja establecer y apoyar lugares donde las compañías puedan desarrollar prototipos de reactores así como para probarlos y posteriormente operarlos. Del mismo modo, añade que también deberían establecer programas de financiación para apoyar su desarrollo, la demostración y el despliegue de nuevas tecnologías nucleares a través de costes compartidos de licencias, de investigación y desarrollo o por ejemplo, proporcionar créditos a la producción y recompensas a las demostraciones exitosas de los nuevos diseños.