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La industria nuclear reta a basar en números un pacto de Estado energético y no en ideologías

Redacción / Europa Press.- La Sociedad Nuclear Española (SNE) insta a lograr un pacto de Estado de la energía que se base en criterios técnicos y sin motivaciones políticas. «Tiene que haber un debate sobre argumentos, no sobre posicionamientos ideológicos. Abogamos por un Pacto de Estado con números encima de la mesa», ha insistido el presidente de la SNE, José Antonio Gago.

La SNE resaltó la capacidad del parque nuclear nacional para dar estabilidad al sistema eléctrico en situaciones meteorológicas adversas como el temporal que afectó al este peninsular en enero, de contener el recibo de la luz, y de su contribución a la lucha contra el cambio climático, al no emitir CO2. Así, el expresidente de la SNE, José Ramón Torralbo, ha precisado que en 2016, la energía nuclear aportó el 21,4% de la electricidad, con el 7,3% del total de potencia instalada, de modo que se mantuvo, por sexto año consecutivo como la primera fuente de producción eléctrica del país.

Torralbo defendió la «seguridad» y la «fiabilidad» del parque nuclear español, cuyo funcionamiento en 2016 calificó de «bueno», ya que ha operado el 91,62% de las 8.760 horas del año. Precisamente, se ha referido a las centrales nucleares como «garantes del suministro» eléctrico durante el invierno, sobre todo en condiciones meteorológicas adversas como las del pasado temporal, en la que se produjeron caídas de postes y torres de luz. En esa situación, Torralbo defendió que las plantas de Cofrentes (C. Valenciana) y Trillo (Guadalajara) fueron capaces de dar estabilidad y fiabilidad a la red eléctrica.

Además, elogió el «efecto moderador» de la nuclear sobre el precio del kilowatio, ya que cuando en el mercado mayorista el precio del kilowatio hora superó los 100 euros por kilovatio, la nuclear «siguió funcionando y contribuyó a contener el precio del recibo de la luz». De hecho, según datos que maneja el sector, procedentes del Ministerio de Energía, se estima que el recibo de la luz sin energía nuclear se incrementaría en un 28%.

Asimismo, ha subrayado que el 60% de la electricidad producida en España a lo largo del año ha sido libre de emisiones de CO2 y que, de ésta, el 35% se debió a la contribución de la nuclear. En total, indicó que esta tecnología evita cada año la emisión a la atmósfera de 40 toneladas de CO2, lo que equivale a la mitad de las emisiones del parque automovilístico. Por ello, ha elogiado la capacidad de contribuir al cumplimiento de los objetivos de España en materia de lucha contra el cambio climático. A ese respecto, destacó que a diferencia de 2015, mejoró la generación sin emisiones al situarse la producción nuclear, eólica e hidráulica por encima de la del carbón.

En 2016 la nuclear aportó el 21,4% de la energía, seguida por el 18,2% de la eólica; el 14,9% de la hidráulica; el 14,3% del carbón; el 11,2% de ciclo combinado; el 11,1% de la cogeneración y residuos; el 3% de la solar fotovoltaica; el 2,6% del fuel; 2%, la solar térmica y el 1,3% de otras renovables. En este contexto, subrayan que España no puede acometer sus compromisos medioambientales y la lucha contra el cambio climático «sin el funcionamiento de la energía nuclear» y recordó que esta importancia ha sido reconocida por Suecia y por el Estado de Nueva York, donde implantaron un reconocimiento fiscal a la nuclear, la eólica y la solar como energías que no emiten CO2.

Respecto a la seguridad, Torralbo garantizó que «las centrales son más seguras ahora que cuando se pusieron en marcha», después de una continua mejora de sus instalaciones, en las que se invierte una media de 40 millones anuales por cada central y que, en conjunto, el sector nuclear invierte unos 70 millones de euros anuales en Investigación y Desarrollo, lo que supone 2,4 veces más que la media de España, y que emplea a 30.000 personas. Igualmente, ha recordado que el sector exporta el 70% de su producción a más de 40 países y que España es el tercer país en el mercado de la contratación del proyecto ITER, con la participación de 40 empresas.

Torralbo y Gago reclamaron la operación a largo plazo de las centrales nucleares «en línea con la tendencia mundial» y a pesar de que, según se ha quejado Gago, paga «más impuestos que otras tecnologías», por lo que la industria no se siente tratada igual que otro tipo de industrias. En concreto, Torralbo se ha quejado de la elevada fiscalidad que soportan los costes de generación que «siguen penalizados por los altos impuestos». En total, ha dicho que la contribución tributaria es de 1.140 millones de euros al año, de los que 780 son impuestos abonados por las empresas del sector y 360 millones en impuestos recaudados como consecuencia de su actividad empresarial, que está «más gravada que otras energías».

Asimismo, Torralbo no termina de entender el cuestionamiento ideológico de esta tecnología «a pesar de sus ventajas». Sobre la operación a largo plazo de las centrales nucleares, Gago indicó que se trata de una «tendencia consolidada» en todo el mundo, donde por ejemplo, solo en Estados Unidos, 81 de las 99 centrales existentes tienen autorización para operar hasta los 60 años. A escala nacional, apuntó que operar el parque atómico español hasta esa fecha supondría una producción equivalente al consumo eléctrico de toda España durante 4 años y evitaría la emisión a la atmósfera de más de 800 millones de toneladas de CO2 y reducir la dependencia energética del exterior.

Respecto a Garoña, Gago manifestó que la SNE ve de manera «muy positiva» que tras el trabajo «ímprobo» de los técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) se haya emitido un informe favorable a su operación hasta 2031. En todo caso, ha recordado que Garoña ya ha operado «más allá de la cifra mágica de 40 años», y que en su momento recibió un informe favorable para llegar hasta 2019.

Aún más, ha dicho que entre las 10 condiciones de seguridad nuclear y de protección radiológica y las 15 instrucciones técnicas complementarias «no hay ninguna relevante» que no pueda cumplir Garoña, puesto que son como las que se han implantado o se están implantando en el resto de los reactores españoles, con motivo, bien de las mejoras post-Fukushima, bien de las mejoras continuas de seguridad que se imponen «a todas las demás». Ahora falta que el titular «lo vea viable» y confía en que así sea porque, en su opinión, los requisitos «son abordables» y algunos ya se han implantado.

La SNE pide el fin de las medidas fiscales que «estrangulan» al sector nuclear y ampliar la vida útil de las centrales

EFE / Europa Press.- La Sociedad Nuclear Española (SNE) defiende la operación a largo plazo para las centrales del país, pues considera que tienen las condiciones para ello; pide el fin de las medidas fiscales «discriminatorias» que entraron en vigor en 2013, que están «estrangulando» el desarrollo de un sector cuya rentabilidad ve «en riesgo«, y pide un «marco regulador estable y predecible» que fomente la llegada de nuevas inversiones mientras aboga por un «pacto de Estado que reconozca la trascendencia» de la nuclear.

Según el presidente de la SNE, José Ramón Torralbo, estas medidas han derivado en un aumento de los costes, que ha cifrado en más del 20%, y que han obligado a hacer ajustes y que además se unen al impacto negativo del descenso en la demanda energética de los últimos años. «No pedimos subvenciones, sino que los costes se puedan asumir», subrayó Torralbo en la 42 reunión anual de esta sociedad, que agrupa a unos mil profesionales del sector nuclear.

«Esto no hay industria que lo resista», aseveró Torralbo, que aseguró que estas medidas fiscales están afectando «de manera importante a la viabilidad» de las centrales y a toda la industria del sector nuclear, «coartando» su capacidad de desarrollo e inversión y «estrangulando» sus posibilidades de crecimiento. Para Torralbo «sería una lástima» que por razones fiscales y no empresariales, se llegara a cerrar instalaciones «absolutamente productivas» dentro de un sector «puntero» internacionalmente que está «tirando del país» y que da trabajo cualificado a 30.000 personas, entre empleos directos e indirectos.

Torralbo volvió a reclamar una política que pase por un marco regulador “estable y predecible” a largo plazo, que garantice la «rentabilidad» de las inversiones que se realicen, y un pacto de estado de energía que reconozca la importancia del sector nuclear, en lugar de seguir aplicando medidas que, en su opinión, «pueden ser más ideológicas que racionales». Entre los argumentos que esgrime para reclamar ese gran acuerdo está que la nuclear, por sexto año consecutivo, generó más del 20% de la energía que se consume en España con un 7,7% de la potencia instalada, lo que la sitúa a la cabeza en producción,por delante del carbón y la eólica.

«Son inversiones importantes y tienen que tener una rentabilidad garantizada, si no ninguna empresa apostara por ello», advirtió Torralbo. En este sentido, y cuestionado por las consecuencias para el sector de contar con un Gobierno de España en funciones y con las competencias de Energía cedidas al ministro de Economía, Luis de Guindos, tras la dimisión del que era el titular de su cartera, José Manuel Soria, reconoció que «la interinidad no es buena a la hora de tomar decisiones».

A juicio de Torralbo, España cuenta con un «buen» y «adecuado» mix energético que ha abogado por mantener. Por ello, reclama un «consenso» nacional para este modelo, en el que se reconozca el papel de la energía nuclear «en la consecución de los objetivos de fiabilidad, de seguridad del suministro, de competitividad y de respeto al medio ambiente». En este último aspecto, apuntó que una de las «ventajas» de la energía nuclear es que «no emite gases de efecto invernadero» y ha subrayado que las centrales nucleares existentes en España «evitan» que se emitan a la atmósfera cada año 40 millones de toneladas de dióxido de carbono que se generarían si se optara por otras energías que sí los produce.

Además subrayó que la tendencia internacional es el incremento del número de centrales, además del aumento de su vida útil, otra de las reivindicaciones del sector nuclear en España. Según la SNE, alargar la vida de las centrales de 40 a 60 años, una vez «verificado» que reúnen las características técnicas y condiciones para operar con seguridad, dinamizaría la economía y el empleo, reduciría la contaminación atmosférica y además disminuiría la dependencia del exterior de un país que no cuenta con petróleo y gas para abastecerse. En España hay en funcionamiento 8 plantas nucleares, con una edad en torno a los 30 años y cuyas autorizaciones se renuevan cada década.

«El parque nuclear español está mostrando su capacidad para operar a largo plazo», argumentó Torralbo que «cree» que todas las centrales nucleares del país se encuentran en condiciones de prolongar su actividad más allá de su vida útil. «De cualquier manera yo no soy el que tengo que decirlo. Afortunadamente para eso está el organismo regulador, el CSN», matizó Torralbo. El presidente de la SNE indicó que algunos países empiezan a apostar por la operación a largo plazo de las centrales nucleares, entre ellos Estados Unidos, y ha defendido que éstas ahora «no se parecen en nada» a cuando comenzaron debido a las inversiones que se han realizado en ellas.

Soria asegura que suprimir la energía nuclear subiría la luz un 14% mientras el sector se augura un futuro “complicado”

Europa Press / Servimedia.- El acuerdo de Gobierno firmado por PSOE y Ciudadanos que incluye establecer el cierre de las centrales nucleares al cumplir 40 años “de vida útil” supondría el fin de la energía atómica en España en 2028 y un futuro «complicado» para el sector, según la Sociedad Nuclear Española (SNE), mientras que el ministro de Industria, José Manuel Soria, señalaba que esta decisión  «encarecería la facturación de la electricidad en un porcentaje por encima del 14%».

El ministro ha manifestado que no le gusta el acuerdo adoptado porque cuando ha visto «en detalle» lo que atañe a energía ha observado que «quieren suprimir todas las centrales nucleares» cuando lleguen a 40 años sin «ninguna posibilidad de prórroga». Soria defendió la energía atómica en España porque representa el 21% de la generación eléctrica y porque es «limpia». También indicó que prefiere el sistema actual en el que, cuando una planta llega a los 40 años, el organismo regulador (el Consejo de Seguridad Nuclear) determina si con determinadas inversiones podría seguir adelante «5, 10 o 15 años más».

Futuro «complicado» para el sector

Por su parte, Sociedad Nuclear Española reivindicó que si el pacto entre PSOE y Ciudadanos llegara a ejecutarse, se podría perder una industria que aporta el 0,27% del PIB español (2.781 millones de euros) y que genera más de 27.500 empleos, según sus estimaciones. En este sentido, el presidente de la SNE, José Ramón Torralbo, apostó por la operación a largo plazo de las centrales nucleares y señaló que a nivel mundial la «tendencia» es continuar con la energía nuclear. De este modo, reclamó un marco «estable» para el sector.

La Sociedad Nuclear Española también advirtió de que el cierre paulatino de las centrales nucleares en España obligaría al sector a paralizar o desviar sus inversiones a otros países. Eso sí, Torralbo subrayó que de momento no se han planteado ese escenario sobre la mesa, ya que «aún hay un margen de tiempo, las legislaturas duran lo que duran y las políticas energéticas han sido cambiantes a lo largo de los años«. La SNE, que reúne a mil profesionales cuya misión es la difusión de la tecnología nuclear, propugna un modelo energético consensuado, con un mix equilibrado en el que esté presente la producción nuclear.

«Fundamentalmente hay que tener el cuenta que el sector está exportando el 70% de los servicios y actividades y que, sobre todo, ha crecido al amparo de su desarrollo en la plantas nucleares», cuya tecnología está exportando. «A nadie se le escapa que, si las nucleares no existen, la tarjeta de presentación en otros países será complicada y, por tanto, esa tecnología y las centrales tendrán un futuro muy complicado».

«Los próximos años serán momentos de tomar decisiones de inversiones importantes para las centrales del país» y de acordar si acaban su vida útil a los 40 o 60 años, tesis defendida por la Sociedad Nuclear Española. Al respecto recordó que casi todo el parque nuclear de Estados Unidos ha apostado por la operación a largo plazo ya que a 81 de sus 99 plantas atómicas se les ha concedido un permiso de 60 años.

A juicio de Torralbo, cerrar las centrales nucleares a los 40 años de funcionamiento es un error puesto que la «esperanza de vida» de las plantas es muy larga y supera con creces ese plazo. «La edad no es importante sino la actualización tecnológica para que sean plantas seguras, fiables y competitivas», argumentó. Con esa decisión, la vida media restante del parque nuclear español sería de 8 años: la primera de las centrales tendría que cerrar en 2021 y la última en 2028. Por el contrario, operar las centrales españolas hasta los 60 años de edad generaría 1,2 millones de kilowatios hora, reduciría la dependencia energética y evitaría la emisión a la atmósfera de 800 millones de toneladas de CO2.

Torralbo ha destacado que la energía nuclear supuso la primera fuente de electricidad en España en 2015, con un 20,3% de la producción y un 7,3% de la potencia instalada. En este contexto, ha asegurado que en 2015 el parque nuclear español tuvo «un funcionamiento bueno» y que así sigue siendo en 2016. El año pasado, según ha añadido, las plantas funcionaron 8.760 horas, lo que significa un 88,26% de factor de carga y un 90,26% de todo el año.

También ha apuntado que la demanda de la electricidad, según UNESA, creció en España un 1,8%, «por primera vez en cinco años» y que las centrales nucleares supusieron el 36,3% de la energía libre de CO2, que supone el 60% del total. «Todas las energías deben ser consideradas. La energía nuclear debe formar parte de un modelo energético equilibrado», concluyó.

Los profesionales del sector nuclear reclaman un marco estable para una energía pujante a nivel mundial

EFE.- El presidente de la Sociedad Nuclear Española (SNE), José Ramón Torralbo, demandó «un marco regulatorio estable y predecible para su continuidad» sobre una energía que cada día tiene más «interés internacional», es «limpia» y en la que «aumentan los márgenes de seguridad«. La SNE celebra esta semana en Coruña su reunión anual con más de 350 ponencias técnicas sobre gran diversidad de temas. Una actividad que tendrá un impacto económico de un millón de euros en la ciudad gracias a los 600 congresistas presentes.

Torralbo recordó que hay 437 centrales nucleares activas en el mundo, 8 reactores en España, además de 72 en construcción y 174 programadas. El interés por esta tecnología es importante en China y, además, avanzan nuevos proyectos en Estados Unidos, Europa y en Asia, lo que demuestra una «tendencia internacional» importante. En España, donde el consumo eléctrico descendió un 1,2% y es inferior al de 2004, la energía nuclear supone el 7,7% de la potencia instalada, aunque produce el 20,5% de la energía, lo que la coloca en primera posición por encima de la eólica (18,6%) y el carbón (16,6%).

La SNE subrayó el «excelente funcionamiento de las centrales nucleares españolas, que trabajaron el 85% de las horas del año con «seguridad, fiabilidad y buena gestión» además de inversiones de «en torno a 40 millones anuales por comunidad». También destacó el respeto por el medio ambiente de la energía nuclear, que está «libre de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera«. Concretamente, España tiene el 65% de la energía libre de emisiones, por encima de la media del 50% del resto de Europa, con un 35% representado por la nuclear, que evita la emisión de 40 millones de toneladas de dióxido de carbono anuales.

El sector de la energía nuclear supone 2.781 millones de euros al año, un 0,27% del Producto Interior Bruto (PIB), y aportó 1.141 millones en forma de tributación, genera 8.572 empleos directos de alta cualificación y calidad, de los que el 81% son indefinidos, y otros 27.466 puestos de trabajo indirectos. Según Torralbo, España es una referencia en el sector pues un proyecto nuevo de central podría hacerse con «un 75% de participación nacional» gracias al desarrollo tecnológico y a que ahora existe la «necesidad de un marco regulatorio estable y predecible para su continuidad».