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El Tribunal Supremo acudirá al Tribunal de Luxemburgo para determinar la legalidad de los impuestos de la reforma eléctrica

Europa Press.- El Tribunal Supremo presentará una cuestión prejudicial ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) para que determine la legalidad de la fiscalidad creada en la reforma eléctrica para acabar con el déficit de tarifa, según indicaron fuentes judiciales.

En concreto, esta fiscalidad, recogida en la Ley 15/2012, incluía el impuesto del 7% a la generación y las tasas sobre los residuos nucleares, así como un canon a la producción hidráulica y un céntimo verde, consistente en la eliminación de las desgravaciones a centrales térmicas. Así, el alto tribunal sigue la recomendación del Tribunal Constitucional, que se mostró partidario de acudir al tribunal europeo para resolver la adecuación de la normativa al derecho comunitario. De esta manera, el Supremo ha abierto periodo de alegaciones a los recurrentes antes de plantear la cuestión al TJUE.

Estos impuestos han recaudado desde su aplicación en 2013 unos 6.950 millones de euros, del orden de 1.900 millones de euros anuales, para evitar la aparición del déficit de tarifa. Esta no sería la primera vez que el Supremo acude al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. En el caso de la Ley que establece las aportaciones al Fondo Nacional de Eficiencia Energética también acordó plantear una cuestión prejudicial al TJUE, al tener dudas sobre su compatibilidad con la directiva comunitaria de eficiencia energética.

Asimismo, en el fallo que tumbó el régimen de financiación del bono social de la luz, el Supremo también consideró determinante la jurisprudencia del TJUE respecto a una consulta del Gobierno francés acerca de la posibilidad de aplicar un bono social del gas con una financiación parecida al español, en la que las empresas se encargan de sufragar la ayuda.

El Gobierno veta la ley de Podemos para el cierre progresivo de las centrales nucleares por su efecto presupuestario

Europa Press.- El portavoz de Energía de Unidos Podemos y diputado de En Comú, Josep Vendrell, ha tildado de «arbitrario» y «tramposo» el veto planteado por el Gobierno a la tramitación parlamentaria en el Congreso de la proposición de ley del grupo parlamentario de Podemos sobre el cierre progresivo de las centrales nucleares. El Ejecutivo esgrime que su aplicación mermaría la recaudación fiscal en unos 250 millones y obligaría a aumentar el gasto para compensar a las empresas titulares de las centrales.

Con este escrito son ya 28 las iniciativas legislativas de la oposición y de parlamentos autonómicos que el Gobierno del PP lleva vetadas esta legislatura, acogiéndose al precepto constitucional que le permite negar la conformidad a propuestas que supongan alteración de los presupuestos en curso, sea por merma de ingresos o por aumento de gasto. La proposición de ley de Unidos Podemos-En Comú pretende cerrar las centrales nucleares a medida que sus permisos de explotación caduquen, independientemente de que hayan cumplido 40 años en funcionamiento o no y hacer una apuesta clara por la transición hacia un modelo energético eficiente basado en las energías renovables y en la eficiencia energética.

En el escrito enviado al Congreso, el Gobierno alega que «la contribución tributaria total de la industria nuclear en España1 ascendió a los 1.141 millones de euros en 2013» y que el cierre de las centrales mermaría la recaudación fiscal sin que ello fuera compensado por la energía alternativa. Así, señala que la recaudación fiscal sufriría «una disminución muy notable» en relación con los impuestos específicos de la actividad nuclear (Impuesto sobre producción de combustible nuclear gastado e Impuesto sobre residuos radiactivos), cifrando entre 210 y 280 millones de euros que se dejarían de recaudar.

En su opinión, una fuente de energía alternativa de sustitución no compensaría el hueco dejado por la nuclear dado que, en rigor, la nueva generación eléctrica sólo estaría sometida al Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica, que también soporta la generación nuclear en idénticas condiciones. Pero, además, el Gobierno argumenta que el cierre de las nucleares obligaría a aumentar los créditos ya que «podría generar la exigencia de responsabilidad patrimonial por los titulares de instalaciones que tengan solicitada, en este momento, una renovación de su autorización y que puedan haber incurrido en gastos e inversiones».

Tampoco le vale al Gobierno la prevención de Podemos, que había incluido una disposición antibloqueo para demorar la entrada en vigor de las medidas que supongan aumento de gasto o disminución de ingresos, pues advierte en esa cláusulas «serias dudas» en cuanto al principio de seguridad jurídica «toda vez que no podría saberse con certeza cuales son las disposiciones que adquirirían vigencia inmediata y cuáles la verían demorada». Pero, en todo caso, recalca que el derecho de veto del Gobierno por motivos presupuestarios «debe, cuando menos, entenderse referida a un escenario presupuestario plurianual, con vigencia para tres ejercicios, al que debe sujetarse la acción de gobierno, y éste a su vez en el objetivo de estabilidad presupuestaria con idéntica vigencia».

Un veto «arbitrario» y «tramposo»

Vendrell ha denunciado que lo que pretende el Gobierno del PP es «preservar la energía nuclear y que el Congreso, que es la representación de la ciudadanía, no pueda decidir sobre la política energética». Por eso, su grupo intentará buscar el apoyo del PSOE y de Ciudadanos para levantar el veto.Desde su punto de vista, se trata de un veto «arbitrario» porque, en contra de lo que mantiene el Ejecutivo, la proposición de ley «no afecta al presupuesto en vigor ni a los siguientes ejercicios presupuestarios». El Gobierno alega en su escrito de veto que no le basta con que demoren un año la aplicación de las medidas que implican coste porque la contención del déficit abarca un trienio.

Además, añade que el veto «no se ajusta a Derecho» porque tanto la jurisprudencia del Tribunal Constitucional como los servicios jurídicos del Congreso han dejado claro que la capacidad de del Gobierno de impedir tramitaciones sólo rige sobre proposiciones de ley «que afecten al ejercicio presupuestario en vigor» y no a «presupuestos futuros».Sin embargo, Vendrell asegura que se trata de un veto «tramposo» porque los objetivos de estabilidad presupuestaria ratificados por las Cortes afectan a 2017, 2018 y 2019, pero no al 2020 que es cuanto, según la proposición de ley se cerrarían las centrales de Almaraz y de Vandellós. Por tanto, agrega, la proposición de ley no afecta los objetivos de estabilidad presupuestaria.

En su opinión, al intentar frenar la tramitación de la iniciativa de Podemos, el Gobierno pone de manifiesto que son las empresas las que deciden la política energética de este país y no la ciudadanía a través de sus representantes en las Cortes.»La energía nuclear es cara y peligrosa. El Gobierno no tienen en cuenta los enormes costos de la gestión de los residuos, de los riesgos en la seguridad y que ya existe una alternativa renovable para sustituir a las nucleares», denuncia Vendrell.

Unesa señala que España ha pasado a ser importadora de energía por los impuestos aplicados al sector eléctrico

Redacción / Agencias.- España pasó en 2015 de ser una exportadora neta de energía a tener un saldo importador, un cambio en el sentido de los intercambios internacionales vía interconexiones que la patronal Asociación Española de la Industria Eléctrica (Unesa) vincula, entre otros aspectos, a la mejora de las interconexiones y a la mayor carga impositiva a la producción eléctrica en España. Unesa también prevé que este 2016 se mantenga ese saldo importador del sistema.

«Es un problema de precios; hasta hace un par de años el precio del mercado español era atractivo para ser exportador, pero ahora hay más impuestos que encarecen nuestra producción», argumentó el presidente de Unesa, Eduardo Montes, que destacó que 2015 fue un ejercicio en el que el consumo de energía creció un 1,4%, hasta los 236.651 millones de kilovatios hora (kWh), lo que supone una «buena noticia, ya que rompe con la tendencia descendente de los últimos años». Para este año, Montes vaticinó un estancamiento en la demanda, ya que «no va a haber crecimiento» y va a estar prácticamente en línea con 2015.

Precio menos competitivo por impuestos

De vuelta a las cifras del año pasado, Montes explicó que la diferencia entre el alza de la demanda y la de la producción, que creció un 0,1%, se debe a ese cambio en el flujo de los intercambios internacionales. Un cambio que vinculó a la menor competitividad del precio de la electricidad en España, encarecido tras los impuestos aplicados en el marco de las medidas puestas en marcha por el Gobierno para atajar la generación de déficit de tarifa.

En este sentido, el presidente de la patronal de las principales compañías eléctricas destacó como uno de los hechos más destacados de 2015 la importancia de haber atajado la generación del déficit de tarifa eléctrica. «Se ha hecho a costa en mucha parte de las compañías y sobre todo de las de Unesa, pero hay que reconocer que se ha reconducido», afirmó Montes, quien destacó que era un problema «muy gordo y complicado» que no podía permitirse. La liquidación definitiva de 2015 hará que el ejercicio se cierre sin déficit, incluso con un ligero superávit, y tampoco se generara más déficit este año, avanzó Montes.

Este año caerá el carbón

Por otro lado, Unesa estima que la aportación del carbón a la producción eléctrica en el año 2016 se reducirá en torno a un 40% y que se incrementará alrededor del 12,5% la de las renovables. Montes explicó que los cambios en la producción se explican por razones climáticas, ya que tanto la hidráulica como la eólica aumentarán a costa básicamente del carbón. Con ello, la producción de electricidad libre de emisiones alcanzará el 70%.

De vuelta al balance de 2015, Montes ha recordado que la producción de las tecnologías convencionales supuso el 62,6% de la producción total de España y el régimen con retribución específica el 37,4% restante. 2015 fue un año poco favorable climáticamente para las renovables, la mayor aportación fue de la nuclear y del carbón, que se situaron en torno al 20%, seguidas de la eólica, con el 17%; el gas natural, con el 11%; la hidráulica, con el 9%, y la solar, con el 5%.

La Asociación Valenciana de Empresas de la Energía (AVAESEN) pide eliminar el impuesto a la producción para las plantas renovables

EFE.- La Asociación de Empresas de la Energía (Avaesen) reunirá, con motivo de la Feria de las Energías (Egética) que se celebra en Valencia el 28 y 29 de septiembre, a empresas del sector de las energías renovables, dirigentes políticos y asociaciones de consumidores para pedir que se sumen a la petición para que el nuevo Gobierno elimine el Impuesto sobre el valor de la producción de energía eléctrica (IVPEE) para las fuentes de origen renovable.

La Ley 15/2012 crea este impuesto, un gravamen del 7% para toda actividad de producción de energía eléctrica. Según el presidente de Avaesen, Marcos Lacruz, se trata de un impuesto «injusto y que lastra a las energías renovables» ya que «tenía una finalidad ambiental que nunca ha cumplido, a lo que se une que las renovables ya suponen un beneficio ambiental». Además, «es un lastre añadido para instalaciones que ya padecen una legislación retroactiva, lo que coloca a España en la cola mundial de impulso e inversión en renovables«, añadió.

Según Avaesen, la recaudación de todo el sector energético español por este impuesto ascendió a 1.261 millones de euros en 2013 y 1.459 millones de euros en 2014, de los que las renovables supusieron 694 y 607 millones respectivamente. La patronal valenciana de la energía liderará una respuesta de las asociaciones sectoriales a nivel nacional para solicitar que se exima de ese impuesto a las fuentes de generación renovable, como forma de relanzar un sector «en el que apenas hay nuevas instalaciones, las trabas son grandes y la legislación cambiante no genera confianza», según Lacruz.

La patronal energética ha añadido que la petición viene respaldada con una base jurídica, ya que Tribunal Supremo, en dos autos de 2016, ha planteado cuestión de inconstitucionalidad por los preceptos de la ley que regulan el impuesto sobre el valor de la producción de la energía eléctrica por considerar que podrían vulnerar el principio de capacidad económica que proclama la Constitución, por gravar dos veces el mismo hecho impositivo.

El Tribunal Supremo plantea dudas de constitucionalidad sobre el impuesto eléctrico del 7% y dos tributos nucleares

Europa Press / EFE.- El Tribunal Supremo ha expresado dudas sobre la constitucionalidad de tres impuestos regulados en la Ley de medidas fiscales para la sostenibilidad energética y su supuesta finalidad “medioambiental” ya que admite que dicha norma pudo tener por objeto financiar el déficit tarifario. Se trata del Impuesto sobre el valor de la producción de energía eléctrica, gravado al 7%, del impuesto sobre la producción de combustible nuclear gastado y residuos radioactivos, y del impuesto sobre el almacenamiento de combustible nuclear gastado y residuos radioactivos.

Estas dudas han llevado al Alto Tribunal a plantear cuestión de inconstitucionalidad contra 12 artículos de la Ley 15/2012. La Sala Tercera del Supremo tiene dudas sobre la finalidad “medioambiental” de dichos impuestos, que los magistrados entienden que podrían estar gravando el mismo hecho imponible o la misma manifestación de riqueza ya gravada por otros impuestos. Por ello, creen que el Tribunal Constitucional debe dilucidar si vulneran el artículo 31.1 de la Constitución, que señala que «todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio».

El planteamiento de las cuestiones de inconstitucionalidad ha sido acordado por la Sala al examinar los recursos de la Asociación Española de Industria Eléctrica (Unesa), Iberdrola y Endesa contra las órdenes de Hacienda que establecen los modelos de dichos impuestos. En sus resoluciones, el Supremo destaca que los recurrentes pudieran tener razón al afirmar que la verdadera realidad perseguida con el establecimiento de dichos impuestos es financiar el déficit tarifario.

El Congreso de los Diputados aprobó en diciembre de 2012 la ley de medidas fiscales para la sostenibilidad del sistema energético, que preveía la creación de nuevos gravámenes para acabar con el déficit tarifario, un agujero de 24.000 millones generado porque los ingresos del recibo de la luz no cubren todos los costes que se pretende remunerar con ellos. Entre los impuestos, destacaba una tasa del 7% sobre la generación y gravámenes sobre residuos nucleares, el uso del gas para la producción de electricidad o el gas natural, entre otros. La norma despertó desde su implantación un fuerte rechazo entre la patronal y las empresas eléctricas, que alegan que dificultan cualquier inversión y ponen en riesgo la viabilidad del sector.