Entradas

Iberdrola lidera el ranking de eléctricas europeas por su respuesta ante el cambio climático

Servimedia.- Iberdrola ocupa la primera posición en el ranking de compañías eléctricas europeas por su respuesta a los retos del cambio climático, según un informe publicado por Climate Disclosure Project (CDP).

El ranking, que incluye a las compañías representantes alrededor del 80% de la electricidad producida en Europa, está elaborado a partir de las emisiones generadas por las diferentes empresas evaluadas por el CDP. Este señala en su informe que el nivel de emisiones podría tener un impacto material en los resultados de una compañía en un mercado como el europeo, donde el regulador busca reducir las emisiones en un 40% para 2030.

Según CDP, que colabora con 822 inversores institucionales de todo el mundo cuyos activos ascienden a 95 billones de dólares, Iberdrola figura en el primer lugar de la clasificación con una nota de 2,15 puntos. Además, es la única ’utility’ en lograr calificaciones ’A’ y ’B’ en todas las áreas de análisis, y el informe destaca que tiene uno de los niveles más bajos en generación de electricidad con carbón.

La multinacional española ya fue incluida en las ediciones 2014 de los índices de sostenibilidad Climate Performance Leadership y Climate Disclosure Leadership, elaborados por CDP el pasado mes de octubre, en reconocimiento tanto a su estrategia en la lucha contra el cambio climático como a las políticas de comunicación relacionadas con la misma, respectivamente.

Así, Iberdrola se ha convertido en una de las 187 empresas seleccionadas, de entre casi 2.000 cotizadas, en la denominada lista A del Climate Performance Leadership Index, integrada por aquellas compañías que han demostrado un mayor esfuerzo a la hora de combatir el cambio climático.

El Parlamento Europeo investiga una denuncia contra Madrid al incumplir la normativa sobre la calidad del aire

Europa Press.- La Comisión de Peticiones de la Eurocámara decidió mantener abierta la denuncia de la Fundación Equo contra la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid por incumplir la normativa europea sobre calidad del aire a la espera de que la Comisión Europea decida o no si el caso acaba finalmente ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

El representante de Equo, Alejandro Sánchez, denunció que Madrid lleva cinco años incumpliendo los límites establecidos por normativa europea de las partículas en suspensión PM10 y de las más nocivas PM2,5, así como los límites de dióxido de nitrógeno y el ozono troposférico, ante la comisión europarlamentaria, encargada de estudiar las quejas de los ciudadanos europeos. Sánchez criticó que los umbrales se siguieron rebasando por encima de lo permitido en los últimos años y que ni la Comunidad ni el Ayuntamiento de Madrid han tomado medidas para reducir el tráfico rodado, una de las causas del problema, o para limitar la velocidad en las carreteras de acceso a la capital.

Desde el Ejecutivo comunitario indicaron que ya han remitido un dictamen motivado a las autoridades españolas por no respetar los niveles de partículas en suspensión autorizados. Se trata del último paso de un proceso de infracción que equivale a un ultimátum antes de decidir si se lleva al país ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, pero la Comisión sólo tomará una decisión final una vez haya recibido la respuesta de las autoridades españolas. En este sentido, el Ejecutivo comunitario envió una carta de emplazamiento a las autoridades españolas en febrero de 2013 instándoles a cumplir los valores límite de las partículas PM10.

Por su parte, la eurodiputada del PP, Rosa Estarás, defendió que el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad de Madrid han diseñado planes para mejorar la calidad del aire si bien reconoció que se siguen sin respetar los valores límites fijados por la normativa europea pero abogó por mantener abierta la petición hasta conocer el resultado de las negociaciones entre la Comisión Europea y España.

Por lo que se refiere a los niveles máximos autorizados, la normativa europea establece un límite diario de 50 *g/m* para las partículas PM10 desde enero de 2005, que no podrá superarse más de 35 veces por año y un valor límite anual de 40 *g/m*, al tiempo que estipula un valor objetivo medio anual del 25 *g/m3 para las partículas PM2,5, sólo de obligado cumplimiento desde enero de 2015.

La normativa europea de partículas fija igualmente un valor límite horario desde enero de 2010 de 200 *g/m* de dióxido de nitrógeno (NO2), que no podrá superarse más de 18 veces por año civil, y un valor límite anual de 40 *g/m* y un valor objetivo de 120 *g/m*, como máxima diaria, en el caso del ozono, que no podrá superarse más de 25 días por calendario civil, promediados en un periodo de tres años.

La UE aprueba limitar al 7% los biocarburantes elaborados a partir de cultivos de origen alimentario

El objetivo de esta directiva, que entrará en vigor en 2017, es iniciar la transición desde los biocarburantes tradicionales (producidos a partir de azúcar, almidón o aceites vegetales) a los de segunda generación (que se fabrican con residuos o algas), que permiten una mayor reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

De hecho, la directiva obliga a los Estados miembros a fijar, como muy tarde 18 meses después de su entrada en vigor, un objetivo nacional de uso de biocarburantes de segunda generación en el sector del transporte.

Con esta norma, la UE responde además a las críticas a su política de renovables por contribuir a la subida de los precios de los alimentos y a la deforestación. Bruselas admite que la producción de biocombustibles en terreno agrícola provoca una «reacción en cadena», ya que como siempre hay demanda de alimentos, algunos agricultores buscan nuevas tierras, lo que puede conducir a la deforestación y a un aumento de emisiones de CO2, que contrarresta los efectos positivos de los biocombustibles.

«Estos combustibles hacen más daño que bien al clima y las personas. La Unión Europea por fin empieza a frenar los agrocombustibles y reconoce frente al resto del mundo que no son una solución al cambio climático», ha dicho el portavoz de Amigos de la Tierra, Alejandro González, en un comunicado.

«Esta decisión pone fin a una década de debates sobre el impacto de los agrocombustibles, que han ocasionado hambre, aumento en el precio de los alimentos y acaparamiento de tierras», ha señalado González, que ha lanzado un llamamiento a los países de la UE para que pongan fin por completo a la producción de biocombustibles a partir de cultivos alimentarios.

La Eurocámara aprueba normas que exigen a armadores controlar emisiones de C02 de sus barcos

El pleno de la Eurocámara ha aprobado este martes la nueva normativa que introduce un sistema europeo para vigilar, notificar y verificar las emisiones de CO2 de los barcos de más de 5.000 toneladas y que es visto como un primer paso para que el sector contribuya a reducirlas.

Las normas, que se comenzarán a aplicar desde 2018, exigirán a los propietarios de barcos que utilizan los puertos de la UE a vigilar y notificar cada año las emisiones de C02 en el marco de viajes desde, hacia y entre puertos europeos, con independencia del país en el que están registrados.

La eficiencia de los barcos, que se medirá en relación la carga transportada, deberá ser notificada en todas las categorías de barcos, según la nueva normativa, que introduce además reglas específicas para cada una de ellas.

A los armadores cuyos barcos cumplan las normas sobre la notificación de emisiones recibirán un documento que así lo acredita tras una verificación independiente.

El barco deberá llevar dicho documento a bordo y éste podrá ser objeto de inspecciones por los Estados miembro, que deberán establecer penas para infracciones.

Los barcos de pesca o procesamiento, los buques militares o auxiliares, así como los barcos gubernamentales empleados por motivos no comerciales estarán exentos de las normas, al igual que los buques de madera primitivos y los buques carentes de propulsión mecánica.

«Lo que estamos viendo hoy es un primer paso para reducir las emisiones. La legislación es aplicable a todos los barcos que utilizan los puertos europeos y será una oportunidad para influir en las negociaciones en el seno de la Organización Marítima Internacional. Necesitamos garantizar que se mantiene la cooperación con nuestros socios internacionales y que estos pasos dan paso a un acuerdo internacional ambicioso», ha defendido el responsable de la normativa en la Eurocámara, el eurodiputado portugués liberal, José Inácio Faria.

«Si no se hace nada, las emisiones de los barcos aumentarán un 50 por ciento en 2030», ha avisado el eurodiputado, que ha recordado que el sector del transporte marítimo, que representa el 4 por ciento de las emisiones de CO2 en la actualidad, es el único no sometido en la actualidad a normas para reducirlas.

Las nuevas normas ya han sido acordadas de manera informal con los Gobiernos europeos, que prevén dar el visto bueno formal a las normas en su próxima reunión.

España incrementará hasta un 83% sus emisiones contaminantes en 2033 si no pone en marcha más medidas, según un estudio de PwC

Así lo indica un estudio titulado ‘El Cambio Climático en España, 2033: Hacia una economía baja en carbono’ elaborado por PwC junto con la Escuela de Organización Industrial (EOI) que contempla los niveles probables de emisiones en el país en un hipotético escenario de inacción, en uno en el que se cumplieran las medidas ya adoptadas y en otro en el que el desarrollo y la innovación «sustentaran el modelo económico del país».

Así, mientras que en el primer escenario se incrementaría la emisión de gases contaminantes desde el territorio, en consonancia con el incremento producido entre 1990 y 2012, en el tercero de ellos podría reducirse entre un 7% y un 17%, según han explicado.

En todo caso, si las medidas planificadas en la actualidad se implantasen en su totalidad, el incremento de las emisiones de aquí a 2033 se limitaría a un porcentaje de entre un 4% y un 16%, según indica el documento.

Los responsables del estudio han subrayado que los objetivos europeos de cara a los próximos años apuestan por lograr una reducción de las emisiones de un 20% en 2020 y de un 40% en 2033. En el caso de España, este compromiso se limita a una reducción del 10% en los «sectores difusos» respecto a las cifras de 2005, mientras que los porcentajes a lograr en 2030 aún no han sido definido.

En la actualidad, la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la industria energética (36,5%) y del Transporte (29,10%).

La industria manufacturera y la construcción, a su vez, envían un 17,1% de estos gases a la atmósfera y otros sectores alcanzan el 15,1 de esta cuota, seguidos de las «emisiones fugitivas», que representan el 1,7%.

Para hacer frente a los actuales volúmenes de emisiones, los autores del estudio han subrayado la necesidad de que España realice una apuesta por «una generación eléctrica con menos menores emisiones», para lo que ha apuntado que las energías renovables y la generación hidráulica deberían cubrir el 40% de la demanda.

Igualmente, subraya la importancia de inversión en innovación y desarrollo tecnológico en todos los sectores y, en particular, en el de transportes, y que se produzca en paralelo con un proceso de «cambio de costumbres» de los ciudadanos para permitir el ahorro energético.

«Para paliar el impacto de estas consecuencias, la España del año 2033 deberá haber mejorado en el conocimiento sobre la vulnerabilidad de los diferentes sectores y en la puesta en marcha de políticas de adaptación proactivas en todos ellos. Será importante haber trabajado con marcos de colaboración público-privados, donde sea más fácil la transversalización de las medidas de adaptación«.

Las organizaciones han advertido de los efectos que un eventual cambio climático podría traer sobre España, y entre que se traducirían en un incremento de la temperatura, mayor frecuencia e intensidad de olas de calor y de variaciones entre las temperaturas máximas y mínimas, así como del número de días y noches cálidas. «También se espera que aumenten los períodos secos y la frecuencia de las precipitaciones intensas», han asegurado.

Para frenarlo, han reclamado la colaboración de administraciones públicas y empresas para que realicen un «mayor esfuerzo» en materia de innovación y desarrollo tecnológico para reducir los niveles de emisiones.

En el caso de las administraciones, ha urgido a crear un marco normativo que incentive las actividades de innovación en este ámbito y que se amplíen tanto el apoyo por parte de estas instituciones a dichas actividades como las herramientas fiscales y la financiación para hacer frente a este reto.

Para las empresas, el documento señala la necesidad de que los riesgos climáticos estén presentes y sean tenidos en cuenta a la hora de tomar las decisiones de gobierno, así como medir la «huella de carbono» de las empresas (el impacto de la propia actividad empresarial sobre la atmósfera y el medio ambiente) a lo largo de toda la cadena de valor y que se desarrollen sistemas «sólidos» en este ámbito en los equipos directivos para fomentar la transparencia y la rendición de cuentas.

«La integración de prácticas comprometidas con el cambio climático por parte de las empresas será un aspecto cada vez más importante dentro de las expectativas de los clientes, empleados y especialmente de los inversores», han asegurado.

Industria reducirá a casi la mitad la cantidad de carbón nacional que será comprado por las eléctricas en 2015

Los 6 millones de toneladas sobre los que se realiza la comparación son los recogidos en la última edición, la de 2014, del ya extinto decreto del carbón, si bien la cantidad que finalmente compraron las eléctricas ha quedado realmente muy por debajo de esa cifra debido a las circunstancias excepcionales del ejercicio. El nuevo mecanismo consistirá en unos pagos por capacidad que se repercuten sobre la parte de mercado del recibo de la luz y que se abonarán a las eléctricas por realizar mejoras medioambientales en las centrales térmicas que compran carbón nacional. En concreto, se incentivan las inversiones encaminadas a la reducción de emisiones de óxidos de nitrógeno.

El borrador de orden ministerial recoge la quema cada año a partir de 2015 y hasta 2018 de unas cantidades de carbón equivalentes a 4,025 millones de termias PCS por megavatio (MW) instalado, lo que, según fuentes del sector, equivale a 3,8 millones de toneladas. El pago se articulará en torno a una retribución por unidad de potencia. Será de 72.000 euros por MW, lo que, de aplicarse sobre todo el parque de centrales térmicas que queman carbón nacional, implicaría el desembolso de 326 millones de euros, cerca de la mitad de los entre 500 y 600 millones anuales del ya expirado decreto del carbón.

No obstante, esta cifra será muy inferior debido a que no todas las centrales podrán adaptarse a los requisitos. Fuentes del Ministerio de Industria cifran el importe final en unos 100 millones de euros. En la actualidad, existen nueve centrales que queman el mineral nacional, que son Soto de Ribera 3, Narcea 3, Anllares, La Robla 2, Compostilla, Teruel, Guardo 2, Puentenuevo 3 y Elcogás. Industria obligará además a las térmicas a presentar, antes de recibir el pago, documentos que acrediten contratos de aprovisionamiento cerrado en los que se contemple la entrega de carbón cada año. Los contratos deben cerrarse en un plazo máximo de un mes desde la entrada en vigor de la orden.

Rechazo manifiesto de los sindicatos

CCOO y UGT expresaron su rechazo a la orden de pagos por capacidad que regulará el incentivo a la inversión para mejorar las instalaciones de producción de electricidad a partir de carbón autóctono, al considerar que «incumple» lo acordado en el Marco de Actuación para la Minería del Carbón 2013-2018. En este sentido, desde Comisiones Obreras (CCOO) ya presentaron alegaciones al Ministerio de Industria y reclaman que se elabore una nueva propuesta «que respete lo acordado y asegure que las eléctricas adquieren las producciones» que estimó el Plan del Carbón.

De lo contrario, el sindicato advirtió de que «cerrarán de inmediato algunas explotaciones y el resto reducirá plantilla», ya que de los cálculos efectuados en el documento aportado por Industria concluye que la obligación de compra que refleja el borrador de pagos por capacidad es un 50% inferior a lo pactado. Para CCOO, también es necesario establecer el periodo de compra de carbón autóctono, con un periodo más amplio, en el horizonte del 2020 o posterior, para que las empresas que puedan continuar su actividad planifiquen su futuro a medio y largo plazo. También consideran que los recursos destinados para las inversiones que deben incentivar el proceso de desnitrificación «son muy escasos, muy lejos de las cifras que se barajaban».

Por su parte, UGT también remitió sus alegaciones a Industria y subrayó la «urgente necesidad» de materializar el compromiso del Ministerio de garantizar estructuralmente, en los próximos días, las ventas por parte de las empresas mineras del carbón a las compañías eléctricas para este año 2015. Asimismo, el sindicato advirtió de que esta «exigua obligación de compra», cuyas consecuencias se van a sentir especialmente en León y el Sur-Occidente de Asturias, se compensa con una «drástica» reducción del presupuesto anunciado para el mecanismo que «decían de ser de 400 millones«.

En concreto, según sus cálculos, los 72.000 euros por megavatio (MW) instalados reporta una subvención de 25,2 euros por grupo, que multiplicado por los diez grupos «da un presupuesto de 250 millones, bien lejano del 100% del coste anunciado, que está en los 35 a 40 millones por grupo». «El borrador propuesto es irreal, ya que para que las empresas del carbón vendan el 50% de lo firmado es necesario que estén los 10 grupos de consumo en funcionamiento», añadió.

Las organizaciones ambientales afirman que España ha «aprobado de chiripa» los objetivos de Kioto por la crisis económica y la compra de CO2

Los representantes de las cinco principales organizaciones ambientales en España han criticado la política de los distintos Gobiernos en esta materia y han reclamado una «verdadera transición energética» y unos objetivos de reducción de emisiones domésticas «verdaderamente ambiciosos».

En este sentido, la portavoz de Amigos de la Tierra, Liliane Spendeler, ha indicado que se trata de una noticia que ya se esperaba porque España «ha hecho lo que tenía que hacer formalmente» respecto al primer periodo del Protocolo de Kioto, pero «lo ha hecho comprando emisiones».

Por ello, ha recomendado al Gobierno que, de cara al segundo periodo de cumplimiento, debe fijar objetivos de reducción de emisiones «más ambiciosos» de lo que exigen los compromisos internacionales y que estas reducciones se hagan en España. «Eso es esencial, porque si no, la reducción no es real», ha manifestado. Para ello, estima necesarias políticas «efectivas» en esta línea y que esto se planifique con los presupuestos de carbono, con un objetivo repartido de la carga entre los distintos sectores.

Mientras, el responsable de energía de Ecologistas en Acción, Rodrigo Iruzun, ha dicho que el primer periodo de Kioto era «simbólico» porque, en realidad se permitía a España emitir un 15% más de CO2 que en 1990. En este sentido, ha denunciado que España no ha cumplido con reducciones internas sino con la compra de derechos y haciendo «un uso masivo y desmesurado» de los mecanismos de flexibilidad y de desarrollo limpio en terceros países.

En concreto, ha indicado que a partir del año 2000 España incrementó «muchísimo» sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y a partir de 2008 experimentaron un «fuerte descenso». «El periodo 2008-2012 -el que sirve para medir las emisiones- no es representativo y sin embargo se han tenido que comprar derechos en el exterior».

A su juicio, «esto es una trampa, pero el Protocolo de Kioto está así pensado», ya que España ha emitido «mucho más de lo deseable» en un desarrollo sostenible.

Entre sus recomendaciones, se deben poner en marcha mecanismos estructurales eficaces para reducir los GEI y dejar de apostar por un crecimiento basado en la movilidad, el turismo insostenible, los viajes en avión, alta velocidad y carretera. «Se necesita una apuesta por un cambio en la economía hacia lo más sostenible ambientalmente y socialmente», ha apostillado.

En este sentido, la portavoz de cambio climático de Greenpeace, Tatiana Nuño, ha recordado que España es el país que más ha tenido que pagar para cumplir con Kioto porque «no ha sido ambiciosa» a la hora de cambiar el modelo energético y le ha costado 830 millones de euros entre 2008 y 2012. «Las cuentas salen, pero porque se ha comprado, ya que se ha emitido más de lo permitido», ha subrayado.

De este modo, quiere que en el segundo periodo de Kioto (2012-2020) España vaya más allá de cumplir la cuota de energías renovables hasta el 20 por ciento y de reducir un 10 por ciento las emisiones de sectores difusos como el transporte o la agricultura. Sin embargo, cree que, de momento «no está encaminada» y ha mostrado su sorpresa por la reciente aprobación del plan de apoyo al carbón nacional que, «queda muy lejos de los objetivos de reconversión del sistema energético». «El Gobierno está haciendo todo lo contrario a lo que recomiendan los objetivos de la UE y los científicos», ha sentenciado.

Mientras, la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz, ha lamentado que se ha cumplido con «un aprobado por los pelos» y ha manifestado que no es una cuestión de signo político, sino que esto se debe al último periodo del PSOE y al primero del PP.

En su opinión, España «debe hacer bien sus deberes» con una transición a un nuevo modelo energético y ha recordado que es el país europeo con mayor riesgo de desertificación. «El nuevo modelo energético requiere de un pacto de Estado que no dependa de los vaivenes políticos del partido que esté en cada caso en el poder», ha reclamado y ha advertido de los efectos futuros del parón de las renovables.

De hecho, estima que si los más de 800 millones destinados a la compra de derechos de CO2 se hubieran invertido en una transición energética y en la eficiencia energética, se habría logrado, además «un montón de empleo verde». Por ello, estima que el país debe ser «más inteligente» a la hora de afrontar los compromisos climáticos, que van de la mano con el crecimiento verde del futuro.

Respecto a la política del último Gobierno, ha valorado que es un «acierto indiscutible» dejar de comprar derechos, pero cree que esto se debe acompañar de un tránsito a una energía 100 por 100 renovable.

Además, ha lamentado la «clara incoherencia política» entre las apuestas del Ministerio de Medio Ambiente y la política energética del Ministerio de Industria y ha precisado que el «parón de las renovables» del ministro José Manuel Soria «ha hecho mucho daño».

«Los ministerios que debían ir de la mano iban por caminos distintos. Solo se han puesto tiritas. Esperamos que la ventana de oportunidad que se abre con las interconexiones sirva para desbloquear el avance de las renovables y no para dar vía libre al gas«, ha concluido.

Por su parte, el director ejecutivo de WWF, Juan Carlos del Olmo, opina que cumplir el Protocolo de Kioto es «mejor noticia que no cumplido», pero en este caso se ha logrado porque el periodo en que se miden las emisiones de gases de efecto invernadero coincide con la «mayor crisis económica que se recuerda» y que ha provocado un desplome del consumo y que la nueva potencia instalada ha entrado a contar en el mix energético.

«Al final hemos compensado lo que nos faltaba comprando derechos a Polonia y así es como hemos cuadrado las cuentas. Si hubiéramos hecho los deberes España habría tenido muy buenos resultados, así que nada de triunfalismos ni de sacar pecho porque hemos tirado de chequera», ha apostillado.

En este sentido, ha alentado poner las bases para evitar que tan pronto haya una recuperación económica vuelvan a aumentar las emisiones porque, de momento, se mantiene una enorme dependencia de las energías fósiles y ha urgido a cambiar la política de infraestructuras y transportes y de eficiencia energética.

Del Olmo reconoce que se han hecho «algunas cosas» para cambiar la tendencia por parte de Medio Ambiente, departamento del que señala que con los pocos recursos que tenía lo ha intentado, pero ha criticado al Ministerio de Industria por su «bombardeo de las renovables».

Finalmente, cree que España tiene un gran potencial para reducir emisiones más allá del objetivo del 40 por ciento de reducción fijado por la Unión Europea. «Este ha sido un aprobado de chiripa por la crisis. España tiene posibilidades y puede ir más allá», ha concluido.