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La UE aprueba limitar al 7% los biocarburantes elaborados a partir de cultivos de origen alimentario

El objetivo de esta directiva, que entrará en vigor en 2017, es iniciar la transición desde los biocarburantes tradicionales (producidos a partir de azúcar, almidón o aceites vegetales) a los de segunda generación (que se fabrican con residuos o algas), que permiten una mayor reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

De hecho, la directiva obliga a los Estados miembros a fijar, como muy tarde 18 meses después de su entrada en vigor, un objetivo nacional de uso de biocarburantes de segunda generación en el sector del transporte.

Con esta norma, la UE responde además a las críticas a su política de renovables por contribuir a la subida de los precios de los alimentos y a la deforestación. Bruselas admite que la producción de biocombustibles en terreno agrícola provoca una «reacción en cadena», ya que como siempre hay demanda de alimentos, algunos agricultores buscan nuevas tierras, lo que puede conducir a la deforestación y a un aumento de emisiones de CO2, que contrarresta los efectos positivos de los biocombustibles.

«Estos combustibles hacen más daño que bien al clima y las personas. La Unión Europea por fin empieza a frenar los agrocombustibles y reconoce frente al resto del mundo que no son una solución al cambio climático», ha dicho el portavoz de Amigos de la Tierra, Alejandro González, en un comunicado.

«Esta decisión pone fin a una década de debates sobre el impacto de los agrocombustibles, que han ocasionado hambre, aumento en el precio de los alimentos y acaparamiento de tierras», ha señalado González, que ha lanzado un llamamiento a los países de la UE para que pongan fin por completo a la producción de biocombustibles a partir de cultivos alimentarios.

La Eurocámara aprueba normas que exigen a armadores controlar emisiones de C02 de sus barcos

El pleno de la Eurocámara ha aprobado este martes la nueva normativa que introduce un sistema europeo para vigilar, notificar y verificar las emisiones de CO2 de los barcos de más de 5.000 toneladas y que es visto como un primer paso para que el sector contribuya a reducirlas.

Las normas, que se comenzarán a aplicar desde 2018, exigirán a los propietarios de barcos que utilizan los puertos de la UE a vigilar y notificar cada año las emisiones de C02 en el marco de viajes desde, hacia y entre puertos europeos, con independencia del país en el que están registrados.

La eficiencia de los barcos, que se medirá en relación la carga transportada, deberá ser notificada en todas las categorías de barcos, según la nueva normativa, que introduce además reglas específicas para cada una de ellas.

A los armadores cuyos barcos cumplan las normas sobre la notificación de emisiones recibirán un documento que así lo acredita tras una verificación independiente.

El barco deberá llevar dicho documento a bordo y éste podrá ser objeto de inspecciones por los Estados miembro, que deberán establecer penas para infracciones.

Los barcos de pesca o procesamiento, los buques militares o auxiliares, así como los barcos gubernamentales empleados por motivos no comerciales estarán exentos de las normas, al igual que los buques de madera primitivos y los buques carentes de propulsión mecánica.

«Lo que estamos viendo hoy es un primer paso para reducir las emisiones. La legislación es aplicable a todos los barcos que utilizan los puertos europeos y será una oportunidad para influir en las negociaciones en el seno de la Organización Marítima Internacional. Necesitamos garantizar que se mantiene la cooperación con nuestros socios internacionales y que estos pasos dan paso a un acuerdo internacional ambicioso», ha defendido el responsable de la normativa en la Eurocámara, el eurodiputado portugués liberal, José Inácio Faria.

«Si no se hace nada, las emisiones de los barcos aumentarán un 50 por ciento en 2030», ha avisado el eurodiputado, que ha recordado que el sector del transporte marítimo, que representa el 4 por ciento de las emisiones de CO2 en la actualidad, es el único no sometido en la actualidad a normas para reducirlas.

Las nuevas normas ya han sido acordadas de manera informal con los Gobiernos europeos, que prevén dar el visto bueno formal a las normas en su próxima reunión.

Anpier estudia recurrir en Bruselas la sentencia del Tribunal Supremo que avala que las renovables sufraguen el déficit tarifario

Así lo señaló el presidente de Anpier, Miguel Ángel Martínez-Aroca, en el marco de la VI Asamblea General de la asociación, en las que explicó que la sentencia supone «una piedra más en el camino» y «un engaño más» al hacerles responsables de contribuir y soportar en parte el déficit de tarifa «generado por la sobre retribución que reciben nucleares e hidráulicas«.

Martínez-Aroca calificó la sentencia de «jarro de agua fría» para las 62.000 familias productoras fotovoltaicas y criticó que «jamás» se les avisara de que iban a sufrir «siete cambios normativos retroactivos» y que tendrían que soportar el déficit cuando el Estado instó años atrás a invertir en renovables.

En este sentido, denunció el «engaño» del Estado con «todos estos cambios a posteriori que han ido apareciendo en el camino con el fin de expulsarles del sistema eléctrico para que siga monopolizado por tres grandes compañías eléctricas». A su juicio, se trata de «la mayor estafa que un Estado ha podido cometer contra los ciudadanos«.

Durante su intervención en la asamblea, Martínez-Aroca advirtió de que el recorte a la retribución de las renovables podría incrementarse y alcanzar del 50% al 70%, ante la bajada del bono del Tesoro, fijado en torno al 1,3% actualmente.

Además, Martínez-Aroca explicó que desde Anpier han encargado informes periciales a expertos económicos que concluyen que todos los proyectos e inversiones se encuentran en default ya que «ni siquiera podemos pagar el servicio a la deuda que tenemos contraída frente al banco«.

En esta línea, dijo ser «falso» que se disponga de una rentabilidad del 7% como afirman desde el Ministerio de Industria, sino que se están llegando a alargar los préstamos bancarios para «ganar oxígeno» con el fin de terminar la fase judicial de interposición de recursos e intentar que «se reponga la seguridad jurídica».

De hecho, desde Anpier denunciaron que el sector fotovoltaico español es «pasto de especuladores» que buscan «quedarse con estas instalaciones a precio de saldo dado que el pequeño consumidor no puede asumir la cuota de crédito bancario una vez que el Estado incumple sus compromisos de pago».

Por último, recordó que todas las fuerzas políticas, a excepción del PP, se han comprometido a derogar la «salvajada jurídica» contra las renovables si acceden al Gobierno.

Bruselas autoriza a Portugal a subsidiar a las renovables marinas

«El régimen aprobado es un paso importante para traer nuevas tecnologías al mercado», subrayó la comisaria de competencia, la danesa Margrethe Vestager. Los subsidios del Gobierno de Portugal apoyarán instalaciones con una capacidad total de producción 50 MW, 25 de los cuales ya han sido adjudicados al plan Windfloat de la empresa EDP Renovables, filial de Energías de Portugal. Este proyecto testará turbinas eólicas, mar adentro, situadas en una plataforma flotante. Para los otros 25 MW, podrán presentarse proyectos hasta el final de este año.

El subsidio, por un periodo de 25 años, consistirá en un precio mínimo garantizado en la tarifa de compra de esta energía para compensar los costes elevados de las nuevas tecnologías, valor que la Comisión consideró «proporcional» para los objetivos perseguidos. El desafío de Portugal, uno de los países más comprometidos en la lucha contra el cambio climático, es que las renovables superen el 30% del consumo total de electricidad en 2020. Según la Asociación Portuguesa de Energías Renovables (APREN), la energía eólica superó ya el 20%, la biomasa ronda el 5%, la hidráulica está cerca del 2% y la energía solar cerca del 1%.