Signos de normalización en el problema de la energía eólica

La noticia de que los representantes de las empresas eólicas y la Secretaria General de Energía han retomado sus conversaciones, y que al parecer van por buen camino, es positiva para la normalización de una situación que había llegado casi a un punto sin retorno. Por tanto, los motivos que hayan concitado a este diálogo (posición pública del presidente del Gobierno, compromisos políticos a nivel nacional, papel de la Unión Europea de intensificar la generación por renovables, anuncios de los grandes operadores, Iberdrola y Acciona, de dejar de invertir en generación eólica en España,… han podido atraer, los movimientos paralelos en torno a la OPA o incluso la oportunidad o inoportunidad de los ciclos electorales más o menos próximos) finalmente se han alineado para dar una salida a este conflicto con uno de los sectores clave para el desarrollo de las energías renovables en nuestro país.

Esperemos que, realmente se esté produciendo una verdadera negociación: esto es, un proceso de propuestas, alternativas y transacciones por las distintas partes, que aboque a una posición común. Era y es lo propio en esta circunstancia, precedida de una trayectoria tan desgraciada, de tanta polvareda mediática y sobre la que tarde o temprano alguien tendría que dejar la duda sobre el resultado final del conjunto de la regulación propuesta.

Molinos por todas partes

Una cuestión que debe ser clave en un acuerdo en este ámbito, por las garantías que significa para la confianza empresarial, la estabilidad regulatoria y las señales de normalidad que deben ser resultado de este proceso, es la eliminación de la retroactividad de la propuesta de Industria. Sería clave que unos y otros reconocieran la importancia (el fuero y el huevo) de esta cuestión y tuvieran la altura de miras de valorar con flexibilidad los otros objetivos negociadores, de salvar este principio básico. Por otra parte, con esta propuesta (la de garantía de la no retroactividad), se evitaría tener que conjurar una negociación con ‘trampas’ basada en poner unos millones encima de la mesa y solucionar el estado de cosas, con un ‘plan renove’ de aerogeneradores o un enjuague menos ortodoxo.

En conjunto, si esta negociación real, tal y como razonablemente se puede producidr, es bueno, lógicamente y en primer lugar, para los agentes empresariales que operan en el mercad y para los inversores. Es también positivo para continuar avanzando en la implantación de generación de este tipo de energías. Es bueno también para la actual administración del Ministerio de Industria: no puede tener tantos frentes abiertos en este instante y alguno tendría que empezar ya a cerrarse. Es también bueno para el actual Secretario General de Energía, Ignasi Nieto, que había construido una imagen rocosa de enfrentamiento a su alrededor y cuyas apariciones públicas (y en privados más o menos amplios) había helado la sangre de más de uno con posiciones muy inflexibles hasta el momento. Y, para el Ministro Clos, que puede respirar al fin, y dejar de ver molinos por todas partes.

Esperemos que los signos se conviertan en realidades.

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