San Kilowatio

Si retrocedemos al pasado en la máquina del tiempo podemos encontrar esa época reciente en la que cada gremio tenía su patrón, un santo del santoral que tenía, a la vez, su festividad (su víspera y su octava). Pueden encontrar ejemplos de este tipo en San José (patrón de los carpinteros), san Isidro (patrón de los labradores y del municipio de Madrid), la Virgen del Socorro, patrona de los seguros o Santo Tomás de Aquino, relacionado con las profesiones que tienen que ver con la difusión del saber (el mundo académico). Entre las ocurrencias más inusuales o exóticas, cabe señalar que la patrona de los informáticos es Santa Tecla. Pues bien, creemos haber identificado que ayer fue la festividad de San Kilowatio.

En este sentido, si ayer hubieran efectuado una llamada a la Comisión Nacional de Energía para recoger el análisis de alcance referido a lo que se había conocido sobre la resolución del déficit tarifario, pudieron comprobar cómo no era día laborable en este organismo (entre cuyas funciones también está la gestión de determinados servicios y “ventanillas de atención”) y hubieran sido atendidos por sus servicios de seguridad. Al parecer, según pudimos saber con posterioridad, se trata de un acuerdo del convenio de este organismo, al que también se sumaron directivos y consejeros, es decir, todos aquellos a los que no afectan las condiciones laborales pactadas. Que no son de Convenio, como se dice en lenguaje sindical.

Y la pregunta es, por tanto: en los tiempos de la conciliación de la vida personal y laboral, ¿no hay mecanismos flexibles, más eficaces y eficientes para garantizar el cumplimiento de una jornada anual pactada, que echa el cierre a un organismo oficial un día en que el país entero está funcionando?

Si además, unimos este “sucedido” recién ocurrido, anacrónico incluso desde la perspectiva de la negociación colectiva de cualquier empresa (¿se imaginan Vds. una empresa que no preste servicios un día y cierre al público?), con el déficit tarifario de cuerpo presente, encontramos cómo los calendarios del Consejo de Administración se ciñen al almanaque de los festivos de las Comunidades Autónomas (comprueben abril y las notas de prensa), podemos identificar esa tendencia al absentismo regulatorio en otra de sus distintas variantes. O bien, cómo impactan las relaciones internacionales del organismo en su acción cotidiana o en la ubicación de las convocatorias de su Consejo.

Al mismo tiempo, y dentro del apartado dedicado a las “vacaciones regulatorias”, pueden comprobar el ínterin en que se mueve la renovación de los consejeros de la Comisión Nacional de Energía, que ya cuenta con casi un año de prolongación sobre el período de vigencia de su nombramiento. Por ejemplo, imagínense un árbitro de fútbol que pitase un alargamiento del juego de un partido con una indicación de que la prolongación es de 3 minutos y la cosa sigue, sine die.

Pero existe otro ausentismo adicional, realmente más grave, que es la carencia de capacidad y ascendencia sobre las principales cuestiones abiertas en el sector energético en la actualidad, una ausencia de valor en su acción, como incluso ha sido ejemplo paradigmático el mecanismo para la resolución del déficit tarifario. En suma, la pérdida de relevancia, prestigio, legitimidad y referencia institucional de cara al papel que un regulador independiente tiene que tener.

Como ven, también hay absentismo regulatorio en sus diversas formas: bajas temporales o incentivadas regulatorias, expedientes de regulación evanescente (ERE), puentes regulatorios, años sabáticos regulatorios, jolgorios regulatorios o festejos regulatorios. Instauremos San Kilowatio o San Octano. El cierre de ayer como metáfora de ese mirar para otro lado.

Spain is different.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *