¿Qué hay en juego en la retribución de la distribución?

La CNE, unos minutos antes de celebrar su conocida Copa de Navidad, decidió dar marcha atrás a la propuesta de retribución de la distribución, que resultaba subsumida en las tarifas, fruto de la aplicación del Modelo de Red de Referencia que este organismo ha venido elaborando desde hace años. El Modelo de Red de Referencia es un artefacto cuya utilización unívoca para fijar la retribución de la distribución es plenamente cuestionable. Primero, porque se había hecho sin contrastación masiva, sistemática, generalizada con la realidad, con las empresas y con las inversiones que se les requieren desde las Comunidades Autónomas. Segundo, porque un modelo es eso, un modelo, una reducción de la realidad, al igual que un mapa no es el territorio que representa salvo que se haga en escala 1:1 (lo que deja de ser un mapa) y, por ello, los modelos deben ser contrastados y corregidos. En este sentido, no era de recibo que solamente se hubieran hecho estas pruebas y contrastes con una empresa, cuyas demarcaciones se circunscriben a dos Comunidades Autónomas uniprovinciales (Asturias y Cantabria y no completas).

Por otra parte, no deja de resultar inquietante plantearse cómo se fraguó el acuerdo correspondiente a las cifras de la distribución que se incluyeron inicialmente en la Tarifa y si ha sido fruto del escándalo esta revisión, cuando parecía que el cochino se había quedado encerrado en tablas. Habrá que plantearse, en todo caso, la responsabilidad de los servicios y del Consejo, así como la dirección de los trabajos conducentes al Modelo y al acuerdo para 2009 y 2010 que sustituía las cifras provisionales.

Así, hay que saludar la decisión de que la retribución de la distribución aprobada hace unos días (la revisión para 2009 y la propuesta para 2010), vuelva a ser provisional y recalculada con sosiego y se convierta en definitiva, una vez que se produzca la contrastación de los resultados del modelo con la realidad. Tal y como venía recogiendo Energía Diario, éste era uno de los temas más candentes para el sector en estos momentos en que, en el fondo, están en jaque muchas cuestiones trascendentales para el sector energético.

Hay que señalar y hacer un pequeño recordatorio de que la distribución ha sido durante largo tiempo la gran olvidada de la regulación energética en España. A principios del año 2009 entró en vigor una nueva forma retributiva que incorporaba dos elementos: retribución de inversiones e incentivos a la calidad, con el matiz de que en la ordenación de las inversiones tienen mucho que ver las Comunidades Autónomas. Por tanto, lo que sí parece claro es que las distintas instituciones, organismos, empresas e instancias que participan en las decisiones de inversión tenían información asimétrica a la hora de tomar sus decisiones. Algo que en el medio y largo plazo se podía pagar con una retracción severa de la inversión en las redes y podía volver a colocar en el ostracismo más absoluto esta actividad, también clave en el sistema eléctrico.

Un modelo regulatorio global en distribución que parecía concitar el acuerdo de todos, pero que mal acabado, mal terminado podría llevar al traste una buena idea (el problema general de la regulación energética es ése: buenos marcos generales regulatorios de partida, malos acabados al final). Es decir, la gestión asociada posterior: la puesta en funcionamiento de un Modelo de Red de Referencia, utilización apresurada y sin contraste del mismo, asunción de sus resultados, a pies juntillas, sin mácula, se podían convertir, primero, en una forma de harakiri del propio modelo impulsado por la CNE y, yendo más allá, de la resolución regulatoria tanto tiempo esperada de la distribución. En todo caso, visto está que hay que seguir con mayor minuciosidad todos los pasos.

El problema es que la distribución afecta a la calidad del suministro que recibe y percibe el ciudadano, es la última milla. Por todo ello y por las propias competencias transferidas a las Comunidades Autónomas, sus responsabilidades y su cercanía con el ciudadano, se desató una tormenta el pasado lunes en el Consejo Consultivo, que ha acabado de esta forma. En realidad, se produjo, cuando se dieron cuenta de lo que estaba pasando y se llevaron las manos a la cabeza, puesto que suponía el traspaso de un problema en plan patata caliente más tarde o más temprano.

En la Copa de Navidad, tras esta marcha atrás en lo dicho hace unos días, y con una sensación densa de provisionalidad (consejeros demorados, Ley de Economía Sostenible como espada de Damocles, sin Disposición Transitoria en la reducción balsámica del Consejo y trabajos de recolocación iniciados), al parecer varios Consejeros, incluso la Presidenta (tras su alocución, siempre particular, a los profesionales y directivos del organismo), en algún momento, pasaron la bandeja a los asistentes. Ya son un modelo de referencia.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *