La propuesta para aumentar la protección del carbón y el teléfono de aludidos

Pocas veces ha existido un mar de fondo tan bravo como con la propuesta de Real Decreto para fomentar la generación de energía mediante carbón nacional. De hecho, ya se han empezado a desgranar, de forma más o menos meticulosa, las aportaciones y alegaciones de los concernidos reunidos en torno al Consejo Consultivo de la Electricidad (por otra parte, lógicas). Hacía mucho tiempo que una cuestión de carácter energético no producía tantas páginas en periódicos (prensa escrita) y pasaba a la radio (un síntoma de que el nivel del problema es altamente inflamable). El teléfono de aludidos echa humo y seguramente sea un buen momento para hacer un repaso (aunque inconcluso) de los argumentos encima de la mesa.

Hacemos aquí un resumen de los principales argumentos contrarios a la propuesta de Real Decreto:

La propuesta sube la tarifa, con el consiguiente efecto para consumidores domésticos e industriales. La medida supone claramente una subida de tarifas, lo que encarecerá la factura energética (AEGE como asociación que reúne a los grandes consumidores empresariales lo ha advertido). Por ahora, las asociaciones de consumidores domésticos y pequeños consumidores empresariales no han expresado su posicionamiento hasta el momento, aunque razonablemente debería ir en la misma línea.

El Real Decreto puede contraer aún más la demanda de energía. ¿Puede, por tanto, que la medida tire de la demanda hacia abajo? Si a esto unimos la subida de precios, puede suponer un retroceso adicional a la caída de demanda que se viene produciendo. Esto es sólo el juego de movimientos de fuerzas del mercado de oferta y demanda.

La medida supondría un aumento del déficit tarifario (UNESA) y por tanto, una reducción del margen que establece el Real Decreto Ley 6/2009 para amortiguar el déficit tarifario futuro y por tanto, supondrá un encarecimiento o prolongación de la deuda. O su consumación.

La propuesta alterará los precios eléctricos, según Gas Natural y otorga una capacidad de gestión y de intervención a Red Eléctrica que lo sigue configurando como el gestor regulador ‘in pectore’. Hay que recordar que Red Eléctrica de España ha sido el soporte de los estudios que han derivado en esta propuesta.

La medida expulsa a corto plazo otras tecnologías de generación. Fundamentalmente afectará a los ciclos combinados.

– A largo plazo, deja menos recorrido para cualquier otro tipo de tecnologías, incluso las renovables.

Los volúmenes previstos son incluso superiores a los que prevé el Plan de Reservas Estratégicas de Carbón como denuncia Gas Natural, lo que puede suponer una forma de revitalizar artificialmente el sector.

– Otros argumentos giran sobre la idea de que el carbón sea verdaderamente estratégico: es decir, que se utilice en situaciones en las que por la elevación de los precios de la energía y petróleo pueda ayudar a futuras escaladas de precios, que no se queme indiscriminadamente, sin ser competitivo por meras razones de mantenimiento de la actividad a costa de la tarifa.

Aumenta las emisiones de gases efecto invernadero y el coste de los derechos de emisión para la sociedad y la economía. Todavía no se conocen las alegaciones de las organizaciones ecologistas (también representadas en el Consejo Consultivo de la Electricidad), pero lógicamente se supone que mostrarán su total oposición a la propuesta. En definitiva, la medida va contra las políticas para mitigar y reducir el cambio climático.

– Finalmente, el argumento más inquietante deriva de cómo desde la Unión Europea se pueden valorar estos incentivos adicionales a la industria del carbón, articulados muy alambicadamente desde la tarifa y mercado eléctrico. La sombra de la consideración de “ayudas de Estado” en un momento en que la UE se plantea con más firmeza el repliegue del carbón planea sobre la propuesta de Real Decreto.

Hagamos también una reseña de los argumentos favorables leídos o escuchados y también en otro sentido, de los pliegos de descargo:

– El Ministro, con una exposición bastante elíptica, habla del denostado carbón y de que “seguramente” en breve y gracias al desarrollo tecnológico, acabe siendo limpio, mediante los procedimientos de captura (todavía no se sabe ni dónde ni cómo) y las tecnologías de carbón limpio en fase de investigación. Aunque todavía, no. Una aseveración relativamente débil aunque propia del Ministro, un hombre convencido de la potencia del avance tecnológico.

– La Secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, quien incluso con autoridades presentes de la Agencia Internacional de la Energía, defendió la medida impulsada por el Gobierno español para potenciar el consumo de carbón nacional con destino a la generación de electricidad, justificándolo con el argumento de la palabra dada. Todo ello, con un exceso de emisiones sólo sofocado por la caída de actividad de la crisis y con una política medioambiental muy cuestionada desde instancias europea (último ejemplo, Daimiel, excesos costeros,…).

Carbunión muestra su satisfacción y se remite a la futura promulgación de una normativa europea al efecto.

Luego hay una suerte de “pliegos de descargo en el teléfono de aludidos”. Principalmente, estos argumentos de los pliegos de descargo evitan hablar del fondo de la cuestión, asiéndose a argumentos ‘victimistas’ de basta ya de atacar al carbón nacional, en una especie de justificación contra el modelo de la subvención. Bonificación contra ataques e inquinas viene a decir. Retórica épica a pagar a escote contra competitividad. Bastante es que no sea competitivo y de que la forma en que hayan pensado “ayudarle” sea la más costosa y perjudicial e incluso cree fuertes resistencias a medio plazo.

Recordemos que todo empezó con la petición de 300 millones adicionales para el Plan del Carbón y que está acabando por el momento con un coste de 4.750 millones por el desaguisado de intervenir el mercado. Y, hoy, parece que el teléfono de aludidos sigue sonando, por lo que este resumen seguramente irá creciendo y lo iremos actualizando.

En suma, más coste, más déficit, precios más altos, más emisiones, mecanismo más caro, frente a alternativa más barata de apoyo, promesas de futuro limpio, si Dios quiere, y palabra dada.

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