José Segura: «Los objetivos de renovables y eficiencia energética para 2030 son francamente decepcionantes»

José Segura Clavell (Barcelona, 1944) es la voz socialista de la Energía en el Congreso. Diputado por Santa Cruz de Tenerife, exdelegado del Gobierno en Canarias durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero, este diputado atesora una amplia trayectoria política y académica en la que también se puede destacar su experiencia como alcalde de La Laguna y presidente del Cabildo Insular de Tenerife, así como su labor como profesor de termodinámica técnica, disciplina sobre la que ha escrito varios libros. Asimismo, fue ponente de la Ley del Sector Eléctrico, y en esta entrevista ejercita su capacidad de análisis sobre lo decidido en Bruselas.

ENERGÍA DIARIO.- Para empezar, ¿qué valoración general hace del Consejo Europeo sobre Energía y Clima que ha fijado los objetivos para 2030 en este ámbito?

La cumbre se ha saldado con un enorme fracaso al que contribuyó, y de forma muy notable, la incomprensible posición del Gobierno de España del Partido Popular. Como en tantas ocasiones, la Vieja Europa se ha acabado imponiendo a la Nueva Europa; el «status quo» y el inmovilismo han vencido a la modernidad y a la competencia.

ED.- ¿Qué papel piensa que desempeñó España en ese Consejo?

El Gobierno del PP jugó con la camiseta del Viejo Orden. Como país hemos cometido un gran error y decepcionado a nuestros aliados europeos más cercanos. Hemos fallado por nuestra falta de visión, nuestra arrogancia y nuestro alineamiento con los países más radicales en materia energética. No objetamos nada respecto al objetivo acordado de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en un 40%, pero en lo que atañe a las energías renovables y a la eficiencia energética, creemos que España debería haber apoyado a países que demostraron más ambición como Alemania, Dinamarca o Portugal.

Nuestro país debía haber estado en ese grupo. Por conveniencia energética, dada la dependencia exterior de España, pero también por política industrial, porque seguimos siendo una potencia tecnológica en el sector renovable, muy especialmente en energía eólica. Así que en Europa nadie nos entiende. A pesar de tener una industria renovable fuerte y mayores recursos de viento y sol, no favorecemos su impulso y rechazamos las alianzas en este sentido que nos brindan otros países.

ED.- ¿Cómo valora el objetivo alcanzado respecto a las energías renovables de una cuota del 27% respecto al consumo total de energía en 2030 y el objetivo «indicativo» de carácter «no vinculante» de incrementar la eficiencia energética en un 27%?

Es francamente decepcionante: por un lado, se fija un 27% para renovables cuando debemos recordar que el Parlamento Europeo había aprobado un 30%; por otro lado, no hay objetivos vinculantes a nivel nacional sino que es un 27% que debe cumplir el conjunto de la Unión Europea. Dada esta particularidad, no se incentiva a que los Estados miembros implementen políticas en este sentido y cabe la posibilidad de que se alcance por inercia, sin necesidad de ninguna intervención adicional sobre los mercados, visto el grado de competitividad alcanzado por las energías renovables. En cuanto a la eficiencia energética, nos hubiera gustado que fuera vinculante y del 30%. Por tanto, el mensaje que Europa envía al mundo es tan tímido como preocupante.

Incrementar las interconexiones con Europa

ED.- En el último año, el Gobierno dio mucha importancia a potenciar las interconexiones con Francia para conectar nuestro sistema eléctrico y gasista con los países comunitarios. ¿Qué opina su partido en esta materia?

Desde el PSOE apoyamos esta pretensión del PP de tener más interconexiones con Europa. Con independencia de cuáles son los objetivos reales que hay detrás del interés del Gobierno, pensamos que el Mercado Europeo de la Energía no puede avanzar sin interconexiones.

ED.- ¿A qué objetivos reales se refiere?

Lo que el PP llama «hub» de gas se traduce en ser un agente comercial transitorio del gas de terceros, algo que puede tener mucho interés para un monopolio público que gestiona las redes de gas, pero que me parece de muy poca utilidad para el conjunto de los españoles. Lo que hay que buscar es de qué forma la posición española en Europa podría ayudar a que baje el precio del gas en España, que ha crecido más de un 54% desde 2007, incluso por encima de lo que ha subido la electricidad.

ED.- ¿Cómo valora entonces lo que se ha acordado en materia de interconexiones?

Los resultados han sido muy modestos. Y eso hay que reconocerlo. El Consejo Europeo se limitó a afirmar que tomará medidas para garantizar que el objetivo de un 10% de interconexiones eléctricas se cumpla, eso sí, en 2020: es decir, nada nuevo, puesto que ese objetivo ya estaba vigente desde hace años. Además, se afirma que este objetivo debe cumplirse a través del impulso a los Proyectos Comunes de Infraestructuras, otro instrumento que ya existía y en el que España ya ha incluido los proyectos que podía realizar.

ED.- ¿Cree que las negociaciones en el Consejo Europeo vuelven a dejar, una vez más, el asunto de las interconexiones en manos de una negociación bilateral entre España y Francia, reacia a potenciarlas?

Es que lo que se ha acordado en el Consejo Europeo no es nada que sea sustancialmente nuevo. Seguiremos en manos de la decisión de otros Estados y, a pesar de la innegable buena voluntad de la Comisión Europea para que así fuera. Además, lo cierto es que no se han conseguido objetivos vinculantes en esta materia, y menos el objetivo vinculante del 15% para 2030 que, según se nos había dicho, era clave para España. Tampoco Francia quiere asumir ningún compromiso vinculante.

Mercado Europeo de la Energía

ED.- Antes que los objetivos de 2030, estamos llegando a la mitad de una década en la que ya había unos objetivos fijados para 2020. ¿Qué lectura se puede realizar en la actualidad de la Estrategia 20/20/20?

Lo primero que hay que decir es que estamos en un momento de gran incertidumbre que está afectando a los modelos económicos establecidos para los sistemas energéticos. Desde luego, a nivel europeo, resulta necesario establecer una política energética que compatibilice la sostenibilidad con la competitividad porque hasta ahora sólo ha habido tímidos avances en cuanto a la sostenibilidad medioambiental pero no se han logrado los objetivos propuestos de competitividad y desarrollo industrial.

ED.- ¿En qué sentido considera que debería avanzar Europa?

Hay que lograr la consecución de un mercado interior europeo de la energía; estamos convencidos de que requiere un empeño político y económico fuerte de los Estados miembros pero hay que trabajar en esa dirección y en la integración completa de nuestro país en el mismo. Para ello España tiene que avanzar en el refuerzo de sus interconexiones con Europa a través de Francia: algo imprescindible para, en el caso del sector eléctrico, lograr una mayor integración de las energías renovables en el sistema y aliviar los problemas derivados del exceso de potencia; también relevante para el gas natural, puesto que supondría importantes beneficios en materia de seguridad y suministro para Europa en su conjunto, mediante la diversificación de las vías de entrada de abastecimiento de esta fuente energética frente a potenciales problemas de suministro dada la actual dependencia del gas ruso.

ED.- ¿Qué implicaría el mercado interior europeo de la energía?

Debo recordar en este punto las consideraciones de la Comisión Europa al respecto, en las que afirma que el mercado interior ayudará a la Unión Europea a llevar a cabo la transición necesaria: unos mercados que funcionen correctamente promuevan y respalden un cambio de sistemas de forma mucho más eficaz y económica que cualquier planificación central o reforma impulsada exclusivamente por subvenciones. Ahora bien, este cambio no puede hacerse sin una infraestructura moderna y debidamente integrada.

ED.- ¿Cómo cree que debería amoldarse España a ese escenario que defienden a nivel europeo?

La clave para España sería desarrollar una estrategia energética propia que no excluya ninguna tecnología y que incluya objetivos concretos a medio y largo plazo, con pautas claras sobre la ruta que se ha de seguir para alcanzarlos, habida cuenta de que dichos objetivos deben ser compatibles con el fortalecimiento del mercado interior. La definición de una estrategia energética en nuestro país nos traerá el beneficio derivado de la consolidación de unas bases que conducirán a una estabilidad regulatoria, imprescindible y que permitirá una mayor liberalización de los mercados, lejos del intervencionismo, con la participación del consumidor en el sector eléctrico.

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